Sánchez y Puigdemont: ¿hasta aquí hemos llegado?

Newsletter 'Política'

La relación entre el PSOE y Junts seguirá como hasta ahora: votación a votación, pero el PP acentuará los cantos de sirena de la moción de censura

Sánchez y Puigdemont: ¿hasta aquí hemos llegado?

Carles Puigdemont participa en un acto reciente de Junts mediante videoconferencia. 

Siu Wu / Efe

Este texto pertenece a Política, el boletín que Lola García envía cada jueves a los lectores de Guyana Guardian. Si quieres recibirlo en tu buzón, apúntate aquí.

La alianza entre el PSOE y Junts partió ya con enormes dificultades con un acuerdo de investidura que tuvo que negociarse en Bruselas y que levantó una enorme polvareda política. Pedro Sánchez pensó que, al igual que ocurrió con ERC, el paso del tiempo iría forjando la confianza suficiente como para avanzar, aunque con contratiempos, en la legislatura, empezando por la aprobación de los presupuestos. Carles Puigdemont, muy receloso, dio una oportunidad a la negociación cuando Sánchez aceptó que el diálogo se desarrollara en Suiza ante un mediador internacional. A partir de ahí empezó una relación con altibajos que ahora cambia de rasante.

Desde el momento en que el líder de Junts planteó, antes de Navidad, que el presidente del Gobierno se sometiera a una cuestión de confianza, la ruptura estaba sobre la mesa. Fue un movimiento que el PSOE se tomó como un aviso menor, al que podía negarse sin consecuencias. Pero Puigdemont lo planteó como condición imprescindible para seguir negociando con los socialistas. No es la primera vez que el líder de Junts recurre a la cuestión de confianza como un punto de inflexión. La presentó para lograr el apoyo de la CUP cuando era presidente de la Generalitat y la exigió a Pere Aragonès, cuya negativa propició la salida de Junts del Govern. Ahora puede ocurrir algo similar.

En la Moncloa consideran que Puigdemont persigue “humillar” a Sánchez con la exigencia de una moción de confianza

Puesto que Puigdemont no puede obligar a Sánchez a someterse a una cuestión de confianza que evalúe sus apoyos (y en caso de perderla se va a elecciones), pretendía una especie de simulacro: un debate sobre si Sánchez debería someterse a esa cuestión de confianza, una discusión parlamentaria sin consecuencias efectivas, pero sí políticas. Junts había hecho llegar al PSOE que aceptara tramitar su iniciativa y que, de aquí al día del debate, retiraría su petición. Pero los socialistas no se acaban de fiar y consideran que Puigdemont pretende representar que él sostiene una espada de Damocles sobre el presidente que puede soltar cuando quiera. Para la Moncloa, es una “extorsión humillante”.

El debate sobre la cuestión de confianza operaría como una moción de censura fake. Va más allá de la pérdida de apoyos parlamentarios para aprobar unos Presupuestos. En términos políticos, sería como poner en manos de Puigdemont de forma simbólica el botón electoral, una atribución presidencial. Evidenciaría además una debilidad que Sánchez considera injusta e innecesaria, puesto que en su opinión se está intentando cumplir con los acuerdos alcanzados con Junts.

Vertical

Pleno en el Congreso de los Diputados con Pedro Sánchez y Margarita Robles en primer plano y Míriam Nogueras de Junts en el fondo 

Dani Duch

Según fuentes cercanas a Puigdemont, éste lanzó la exigencia de la cuestión de confianza como una forma de presión, no para romper, aunque la jugada era de riesgo. Pero estaba convencido de que supondría un revulsivo para que el PSOE avanzara en cuestiones pendientes, desde el catalán en la UE hasta el traspaso de la inmigración. En el primer asunto, el Gobierno trata de presionar a sus socios europeos, mientras que el segundo está encallado. Para Puigdemont, el control de la inmigración en Catalunya es crucial. Su residencia en Bélgica le acerca a uno de los asuntos que más presentes están ahora en la política europea y, en particular, en Francia, al tiempo que el auge de Aliança Catalana se ha convertido en una cuestión relevante para Junts. En el Gobierno central están dispuestos a traspasar competencias sobre inmigración, pero no un control total. Por ejemplo, transigen en que haya Mossos en las fronteras, como en las garitas de inspección de pasaportes del aeropuerto, pero junto a la Policía Nacional. El Ejecutivo tampoco cede en la capacidad para expedir el NIE, el DNI para extranjeros, ligado al permiso de residencia. El acuerdo tenía que haber llegado antes de expirar 2024, pero persisten esos escollos.

Salvo sorpresas, la negociación sobre los Presupuestos salta por los aires antes de empezar. La colaboración entre Junts y el PSOE el resto de la legislatura dependerá de cada votación. Los socialistas alegan que Puigdemont ya había planteado la relación en esos términos y que la prórroga de las cuentas no es ningún drama. Recuerdan además que a Junts le sigue conviniendo cierto grado de entendimiento con el Gobierno, puesto que el Constitucional debe decidir sobre la amnistía y ahora mismo tiene una mayoría progresista, pero además el abogado del Estado debe defender esa ley en instancias jurídicas internacionales.

Horizontal

La sede del Tribunal Constitucional en Madrid 

Archivo

Asimismo, en la Moncloa están convencidos de que la moción de censura es inviable, así que incluso Sánchez puede ganar distancia respecto al independentismo frente a un PP que flirtea cada vez más con Junts. Pero también es cierto que los socialistas muestran una imagen de debilidad aun estando en el poder, puesto que tanto Sánchez, como Salvador Illa como Jaume Collboni no disponen de apoyos suficientes para aprobar los presupuestos.

Para los de Puigdemont la ruptura puede suponer una cierta pérdida de influencia como socio preferente de Sánchez, teniendo en cuenta que es su única palanca relevante para ejercer el poder, pero mantendrán su capacidad para hacer decantar las votaciones hacia el bloque conservador o el progresista, que ya habían ensayado en los últimos tiempos. De momento, el líder de Junts insiste ante sus colaboradores en rechazar de plano cualquier apoyo a una moción de censura contra Sánchez. Pero si se consuma el alejamiento entre Junts y el PSOE, se acentuarán aún más los cantos de sirena de Alberto Núñez Feijóo para presentar esa censura. Y la legislatura puede dar aún muchas sorpresas.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...