El 10 de febrero de 1962 es una fecha icónica en el ajedrez español. Un día como hoy nuestro gran Arturo Pomar firmó tablas contra el genial Bobby Fischer. ¡Tablas y con un peón menos! Fue en el torneo interzonal de Estocolmo. Lo cuentan muchas crónicas, reportajes y variadas obras para los que no lo vivimos. De entre todas, recuerdo con cariño el libro El peón, que me regaló en el 2021 –cuando habitaba en la Moncloa– su autor, Paco Cerdà. Difícil olvidar, por tanto, el amor a los 64 escaques en los 10 de febrero.
En estos análisis, como saben, hablamos claro, aunque haya quien quiera ver más allá de un ejercicio de rigor profesional. Hoy toca el peón de Trump: Santiago Abascal . El peón de ese chico de Queens que con sus órdenes ejecutivas impone aranceles de dos dígitos enterrando una era capitalista y abriendo otra con tan solo una firma. Días que son años y años que son vidas. No solo es la era Obama lo que acaba. Es algo más. Acaba el viaje de Nixon a China, con su totémica visita a Mao. De aquella última semana, también del mes de febrero, cuando en 1972 Nixon dijo: “Esta fue una semana que cambió el mundo”. Precisamente el año en el que Fischer sería campeón del mundo de ajedrez.
España se gana por fuera, por la periferia, también en el tablero internacional
Miren, el concepto “ultraderechista” es técnicamente una palabra boomer , como el insulto “comunista”, de cuando los jóvenes no tenían smartphones. No funciona. En cambio, “derecha autoritaria”, como reemplazo a la “derecha tradicional”, nos permite explicar la nueva era y lo que está pasando con Vox y Abascal en España. No son ya la ultraderecha, sino la derecha autoritaria, un movimiento internacional. Luego no nos extrañemos de que lideren la intención de voto directo entre los menores de 35 años. Su evolución está ahí en el reparto simbólico de posiciones.
Lo de los Patriots en la cumbre de Madrid de este fin de semana va de eso: en la última década, los autoritarios han progresado en todo el globo con diferentes caras, y estos próximos 10 años quieren que sean suyos. Va, por tanto, de la puesta de largo de los peones de Trump en el tablero internacional. Y el magnate contará con todo tipo de trebejos: un rey como Viktor Orbán , una dama como Marine Le Pen , habrá alfiles como Matteo Salvini , caballos como Giorgia Meloni , torres como los autoritarios de Austria y peones como Abascal. Vox es, gracias a ese cuadrante, el lugar inexpugnable de la “derecha autoritaria” en nuestro país, de la misma manera que China lo es del capitalismo autoritario, lo que este nuevo EE.UU. de Trump quisiera para ganarle la partida a Xi. El futuro terror ya está entre nosotros.

Abascal, en el centro, con Salvini, Orbán, Le Pen y Wilders, en el acto de Patriotas
Este es el mundo que tenemos. Solo faltaría que renunciara el papa Francisco y tendríamos el combo perfecto. En España, los herederos de Steve Bannon son Vox. Pero la pregunta es quién será el ungido por Elon Musk . ¿Quién será el empresario joven y exitoso, que quiera dar una patada en el tablero en España para hablar con naturalidad de podar la administración, bajar impuestos o desregularizar? Muchos quieren cumplir con la demanda sin éxito, sin ser empresario e incluso ostentando ya una presidencia. La respuesta correcta no es tampoco un trumpismo guay ni mucho menos las reapariciones. A veces la geografía del malestar la capitaliza una personalidad que tenemos delante en los medios. Alejada completamente de la política y que sinceramente no quiere serlo ni hacerlo, pero precisamente por eso para la sociedad lo es sin saberlo, incluso sin ser derecha ni izquierda, sobre todo, si no se es nada de eso, como José Elías y otros fuera de la política.
Humildad y trabajo. No todo es jaque mate. Pedro Sánchez y Santiago Abascal están a punto de morir diariamente en los análisis del Madrid DF, pero nada más lejos de la realidad. España se gana por fuera, por la periferia, también en el tablero internacional. Por eso, más importante que el relato es la autonomía estratégica de un líder. Hay tanto relato en política como series de televisión en plataformas de streaming. Y sinceramente, no llegamos a todas. La falta de estrategia política produce jirones en el atuendo de todos. El 2025 avanza y será un año largo. ¿Qué haría Arturo Pomar? La política, como el ajedrez, no solo es cálculo, sino también heurística. Abascal es ya el peón de Trump, y Sánchez sigue siendo presidente, el rey. ¿Feijóo? ¿Cómo hacer tablas y con un peón menos? Así comienza la apertura del curso político en el mes de febrero del Brandmauer o cordón sanitario alemán.
Diplomacia comercial
Trump no se explica con “el viejo mundo”, que cantaría Camarón. Capitalismo autoritario, alineación en bloques, dejando a un lado el poder suave de los valores y la cultura occidental, para imponer un terreno de juego más duro y resolutivo. La diplomacia comercial se abre paso con todas sus consecuencias mientras que el neoliberalismo y la globalización quedan obsoletos para explicar la competencia entre los viejos capitalismos occidentales y los capitalismos Brics, como si la entropía hubiera pasado de negativa a positiva y el desorden a pasmo. Si se quiere ser presidente hay que tener respuesta a esta demanda mundial.
España y Alemania
No son más que antes los autoritarios. Lo que cambia son las posiciones relativas de sus ofertas en el conjunto político de Alemania y España, donde la vieja oferta conservadora sufre. La CDU, con un 30%, y el PP, con un 32%. Los autoritarios lo condicionan todo. Por eso en Alemania se habla a diario de Brandmauer o cortafuego, para impedir que AfD acceda a la cancillería; porque de otro modo estaríamos hablando de Dexit. Y en España, la motosierra de Vox sitúa al PP en una posición estratégicamente complicada y, a ojos de todos, sentados ya en el Consejo de Ministros.