La evolución política de Estados Unidos tiene en vilo a todo el mundo y en España agita pasiones que llevan años ardiendo. Se extrema el debate ideológico y se redibujan los frentes. Demócratas y autoritarios. Estados Unidos está exportando a España brazos en alto, saludos fascistas y vértigo. El presidente Pedro Sánchez acusó ayer al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, de ser un “colaboracionista” de la extrema derecha mundial. Herido en su honor, el Partido Popular le respondió que él está vendido a Rusia.
Son días en los que se masca un cambio de época. El gozne gira y gira. Los aranceles. La depuración ideológica de funcionarios (depuración que ahora llega a la cúpula de las fuerzas armadas estadounidenses). Las ansias de expansión imperial. El cambio de nombre del golfo de México. La marginación de la Unión Europea en la negociación con Rusia sobre la guerra de Ucrania. El maltrato a Ucrania y el súbito vilipendio a Volodímir Zelenski, hasta hace dos días tratado como un héroe por todas las democracias occidentales. La exquisitez con Rusia, invitada a negociar con el rango de “gran potencia”. Los saludos brazo en alto de Elon Musk y Steve Bannon . La motosierra de Javier Milei en manos de Musk. La exaltación de las criptomonedas y los huevos a 6,11 dólares la docena. Ahí estan resumidas las cuatro primeras semanas de la segunda presidencia de Donald Trump .
“El colaboracionismo del siglo XXI será tan condenado como el del siglo XX”, andanada de Sánchez
Cada una de esas estampas produce una descarga eléctrica y, a razón de una o dos descargas diarias, la opinión pública española se divide hoy en cuatro grupos. Los simpatizantes de Trump, estresados por la aceleración de los acontecimientos. Los conservadores reflexivos que no entienden el maltrato a Zelenski y la alfombra a los pies de Vladímir Putin. La izquierda laberíntica que, de golpe, está hallando una causa movilizadora, que remite a la invasión de Irak: un amplio frente de rechazo ante una agresividad inquietante (José María Aznar se lo huele y está que trina). Y finalmente, la izquierda “yo ya decía que la culpa de todo es de la OTAN”.
No todos los simpatizantes de Trump en España aplauden todo lo que Trump está haciendo. Algunos no ven claro lo de Rusia y querrían más mano dura con Venezuela. Juan Carlos Girauta, ex Ciudadanos ahora próximo a Vox, y Hermann Tertsch, eurodiputado de Vox, expresaban el miércoles su disconformidad con la aproximación a Rusia. “Lamento mucho este primer gran borrón del presidente Trump con su innecesaria diatriba contra Zelenski”, escribió Tertsch en la red X. “Hay un agresor, Putin, y un agredido, el pueblo ucraniano, quien pierda esto de vista se equivocará”, anotaba Girauta. Más tarde, Girauta precisó: “Para aclarar un poco las cosas, mi coincidencia con Santiago Abascal en política internacional es absoluta”. Abascal estaba esta semana en Washington participando en la Conferencia Política de Acción Conservadora, donde efectuó grandes elogios al vicepresidente J.D. Vance, recibiendo en público el elogio personal de Trump durante la noche del sábado. Abascal, que desea ser el gran interlocutor español con la nueva Administración de los Estados Unidos, lo aplaude todo. Jordan Bardella, presidente del Reagrupamiento Nacional francés, renunció a su intervención en señal de protesta por el saludo brazo en alto efectuado por Bannon, antiguo lugarteniente de Trump, un Miguel Ángel Rodríguez de Virginia, que se considera el verdadero fundador del movimiento MAGA y que en estos momentos se halla muy enfrentado a Elon Musk al que considera un oportunista usurpador. "Camisas viejas' contra los nuevos poderes oligárquicos.
Feijóo y Aznar ponen el foco en Rusia, critican que aparezca como ganadora de la guerra de Ucrania
El Partido Popular busca un ángulo que le permita distanciarse de Trump sin chocar con Trump. Quiere cargar los aranceles en la cuenta de Vox y quiere acusar a Sánchez de ser un aventurero antinorteamericano que insulta al presidente de Estados Unidos y por su culpa vamos a tener problemas.
Poco dado a los comentarios sobre política internacional, Núñez Feijóo salió el jueves en defensa de Ucrania. “La guerra de Ucrania la inició Rusia. Es una agresión contraria al derecho internacional. La paz es bienvenida, pero no puede beneficiar al agresor. La causa de Ucrania es la causa de Europa”, escribió en la red X. Esta vez se mojó. No podía dejar tanto espacio a Sánchez. Los conservadores reflexivos están atónitos. El atlantismo ha entrado en crisis porque la prioridad de Estados Unidos hoy está en el Pacífico. Barack Obama lo explicaba con discursos que parecían un concierto de piano y Trump lo expresa brutalmente. Hay que visitar la página web de la fundación FAES.
La fundación Heritage comunicó hace meses a Aznar que no le gustaban las críticas de FAES a Trump
En el portal digital de la principal fundación política española puede leerse un comentario editorial muy crítico con la manera como se está negociando el final de la guerra de Ucrania. Un editorial que en ningún momento cita explícitamente a Trump. Tesis: la culpa es de Joe Biden por abandonar precipitadamente Afganistán. Eso envalentonó a Vladímir Putin . “Una paz justa pasa por rechazar el esquema negociador ruso e insistir en que Estados Unidos y sus aliados acompañen las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania como estados soberanos. Pasa por rechazar las demandas territoriales de Putin y exigir la devolución del territorio imprescindible para garantizar una defensa ucraniana en el futuro. Pasa por reivindicar la existencia misma de Ucrania como Estado independiente con capacidad militar disuasoria”. Ese es el análisis de FAES. Hace unos meses, el entorno de Aznar recibió un mensaje de la fundación conservadora norteamericana Heritage, autora del Proyecto 2025, guía de trabajo que están siguiendo Trump y su equipo. Heritage comunicaba su disgusto por las críticas que se habían publicado en FAES sobre el candidato republicano, calificado de “populista”. Cuando Trump ganó, FAES dijo por escrito: “Es una mala noticia”.
Es una mala noticia porque Trump puede dar oxígeno a la izquierda, podían haber añadido. Sánchez intenta hacer acopio de oxígeno estos días. A chorro. Ayer acusó a Feijóo de “colaboracionista” en Castilla y León, la comunidad en la que el PP estrenó la vía de cooperación con Vox. “En Europa hay dos tipos de derechas, la que rechaza cualquier tipo de entendimiento con la ultraderecha (mención a Alemania, que vota hoy) y la que abraza a la ultraderecha. Feijóo podía haber elegido la primera, pero escogió la segunda”. A continuación vino la andanada: “La historia volverá a ser muy dura con los colaboracionistas del siglo XXI, como lo fue con los del siglo XX”. Sánchez tiene el discurso a punto para una campaña electoral. El PSOE se propone como frente democrático.
El PP intenta distanciarse algo de Trump sin chocar frontalmente con la línea de Washington
El PP encajó el golpe y recurrió a Rusia. “Sánchez gobierna con el apoyo de los amigos de Rusia”. La política española pasa en estos momentos por el río Donets. Demócratas y autoritarios. Se va a combatir por la delimitación de esas dos orillas.
