En junio de 2024, el océano Atlántico fue testigo de una de las mayores tragedias migratorias de los últimos años. Un cayuco con aproximadamente 150 personas a bordo partió el 30 de mayo desde Nuakchot, Mauritania, con la esperanza de alcanzar las Islas Canarias. Sin embargo, el viaje, que debía ser la puerta a una nueva vida, se convirtió en una pesadilla de hambre, sed y muerte, según el relato que hace de los hechos el juzgado de instrucción número 4 de Santa Cruz de Tenerife que los investiga.
Según este relato, los ocupantes del cayuco llevaban consigo escasas reservas de agua y combustible. Solo contaban con un motor que, lamentablemente, dejó de funcionar al quinto día de travesía, condenando a los migrantes a la deriva en medio del océano. Durante los siguientes 17 días, el cayuco quedó completamente a merced del mar, sin posibilidad de pedir ayuda ni de regresar a tierra firme.
Las condiciones a bordo se deterioraron rápidamente. La falta de agua y comida debilitó a los pasajeros, quienes comenzaron a ceder ante la deshidratación y el hambre. La desesperación llevó a algunos a beber agua de mar, lo que agravó su estado de salud. Con el paso de los días, los cuerpos sin vida de quienes no resistieron comenzaron a acumularse en la embarcación. Sin fuerzas ni opciones, muchos de los fallecidos fueron arrojados al mar por sus propios compañeros de travesía.
Lujo y miseria se toparon en el rescate
Un crucero que realizaba una travesía de siete meses alrededor del mundo con un costo que ronda los 1.000 euros diarios por pasajero, rescató a los supervivientes tras ser alertado por un petrolero. El Insignia, con más de 600 pasajeros y 400 tripulantes, los encontró a la deriva tras dos semanas sin agua ni comida. A bordo del crucero, los tripulantes atendieron, alimentaron y dieron ropa a los rescatados, que fueron desembarcados en Tenerife junto a cinco cadáveres.
La escena a bordo del Insignia reflejaba el contraste brutal entre el lujo y la miseria. Mientras los inmigrantes, en estado crítico, eran atendidos por la tripulación y aislados en una zona restringida del barco, los pasajeros continuaban con sus vacaciones. Tras desembarcar en Tenerife, muchos rescatados fueron trasladados a centros de acogida y hospitales debido a la gravedad de su estado.
El 18 de junio, un petrolero que navegaba en ruta hacia Brasil avistó el cayuco a 670 kilómetros al sur de la isla de El Hierro. Tras dar la alerta, el crucero Insignia Master acudió al rescate el 21 de junio y logró salvar a 67 personas, todas ellas en estado de extrema deshidratación y con fallos orgánicos severos. A bordo del crucero, los médicos hicieron lo posible por estabilizarlos, pero uno de los rescatados falleció poco después.
En el puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde desembarcaron los supervivientes, los testimonios comenzaron a arrojar luz sobre la magnitud de la tragedia. Inicialmente, los rescatados relataron que el cayuco había salido con más de 100 personas a bordo, lo que situaba el saldo de víctimas en al menos 33. Sin embargo, la ONG Caminando Fronteras tenía constancia de que una embarcación con 150 personas, incluidos varios niños, había salido de Nuakchot el 30 de mayo y no se tenían noticias de ella. La investigación posterior confirmó que era la misma embarcación y que la cifra real de fallecidos ascendía a más de 80.
Deshidratación, rabdomiólisis y fallos orgánicos, las causas de la muerte
El juzgado de instrucción número 4 de Santa Cruz de Tenerife llevó a cabo la investigación, que confirmó los hechos: más de 80 personas perecieron en el cayuco, víctimas del frío, la inanición y la deshidratación. Informes médicos revelaron que varios de los fallecidos sufrieron rabdomiólisis, una afección grave provocada por la descomposición del tejido muscular debido a la falta de líquidos y nutrientes.
La Fiscalía de Canarias ha señalado a cinco ciudadanos de Senegal como presuntos patrones de la embarcación, acusándolos de favorecimiento de la inmigración irregular, homicidio por imprudencia grave y lesiones por imprudencia grave. Se enfrentan a penas de hasta 21 años de prisión.
9.757 muertos en el mar: un año de récords trágicos en la Ruta Canaria
El 2024 ha sido un año negro en la Ruta Canaria, la más mortífera de Europa. Según datos de la ONG Caminando Fronteras, 9.757 personas murieron en cayucos y pateras en esta travesía. Se trata de un cifra récord desde que esta ONG comenzó a investigar las desapariciones de migrantes en el mar de camino a España.
El punto donde fueron encontrados los supervivientes, a casi 700 kilómetros de El Hierro y alejándose hacia el oeste del Atlántico, evidencia lo cerca que estuvieron de desaparecer sin dejar rastro, como tantas otras embarcaciones perdidas en el océano.