Muchas veces se ha acusado a la Comisión Europea y a los burócratas de Bruselas de utilizar un lenguaje borroso, repleto de eufemismos. Un habla espesa. Esta vez están hablando claro: Programa Europeo de Rearme. Rearmar Europa. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, no ha recurrido a las medias tintas a la hora de titular el programa de 800.000 millones de euros con el que la Unión debería construir una fuerza militar capaz de prescindir de la protección de los Estados Unidos de América, total o parcialmente. Ese es el horizonte que se dibuja. ¿Es un horizonte realista?
Algunos miembros del Consejo Europeo hubiesen preferido un título menos contundente. La prensa italiana refiere que la primera ministra Giorgia Meloni se ha quejado. Ha hecho saber que hubiese preferido un título alternativo: Programa para la Seguridad Europea. Es curioso. Meloni llegó al poder hablando alto y claro, hablando muy crudamente, en ocasiones gritando, recordemos su exaltada intervención en un acto de Vox en Marbella durante la campaña de las elecciones andaluzas, en junio del 2022. Ahora pide a Von der Leyen que se exprese con más suavidad y ya ha anunciado que no habrá soldados italianos en el posible despliegue de fuerzas militares europeas en Ucrania cuando se alcance el alto el fuego.
La primera ministra italiana quiere caer bien a Donald Trump sin entrar en conflicto abierto con Bruselas. No puede tirar tanto de la cuerda como el primer ministro húngaro Víktor Órban, aunque comparta muchos de sus puntos de vista. Hungría presenta en estos momentos una fuerte dependencia económica y energética de Rusia, mientras que Italia no puede permitirse una ruptura con la UE, puesto que tendría serias dificultades para financiar su enorme deuda pública (135% del PIB, España, 102%), con los consiguientes daños para el Estado y para la industria del norte del país, muy conectada con el mercado europeo.
Los cambios políticos en Estados Unidos están provocando una nueva e incierta dinámica en las relaciones internacionales que nadie había previsto en su actual magnitud –que levante la mano quien crea haberlo adivinado-. Los países del Este de Europa se sienten vulnerables y alguno de ellos, como es el caso de Hungría, ya han decidido colocarse bajo la protección de Moscú. Órban quizás sea el único dirigente europeo que podría levantar la mano: en un momento dado decidió apostar fuerte por un futuro entendimiento entre Vladímir Putin y Donald Trump. Y el partido español Vox se subió a su carro.
Los países del Este de Europa están nerviosos. Las tres repúblicas bálticas temen ser invadidas de nuevo por Rusia, como ocurrió en 1939 a raíz del pacto Ribbentrop-Mólotov, el siniestro pacto entre la Alemania nazi y la Unión Sovietica, firmado el 23 de agosto de 1939, en el que ambos países se repartieron las tres repúblicas bálticas y Polonia. Estonia, Letonia, Lituania, parte de Finlandia y la mitad de Polonia para la URSS, la otra mitad de Polonia para Alemania, con derechos especiales sobre la ciudad lituana de Vilnius. Un pacto que nadie se esperaba entonces, mediante el cual ambos países se dieron un tiempo de espera antes de combatirse en el campo de batalla, un colosal enfrentamiento que decidió el futuro de la humanidad.
Polonia estuvo a punto de desaparecer, plegada como un acordeón. Polonia está hoy ultimando planes para que toda la población masculina se someta a entrenamiento militar y el primer ministro Doland Tusk (liberal europeísta) se ha interesado por la oferta de Francia de extender su ‘paraguas’ nuclear a otros países. Dinamarca también se ha interesado por esa oferta. Podríamos ver mísiles nucleares franceses desplegados en otros países europeos, quizás también en Alemania, que esta ultimando un gran plan de choque para armar un potente ejército y modernizar sus infraestructuras. El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, quiere ser el líder de la nueva situación, en alianza con el primer ministro británico Keit Starmer, que regresa a la órbita europea, y el futuro canciller alemán, Friedrich Merz, que intentará poner freno al declive económico alemán. Macron está reformulando la política francesa. Si Francia lidera políticamente esta nueva fase, el margen de crecimiento de la extrema derecha puede verse frenado. En una Francia neogaullista, Marine Le Pen no puede aparecer al lado del movimiento MAGA estadounidense. O Francia primero, o Estados Unidos primero. “Algunos quieren volver al tiempo de Napoleón y olvidan cómo acabó”, ha dicho Putin desde Moscú. Macron acelera como animador político del rearme de Europa y todo indica que Von der Leyen, mujer tenaz, también quiere dejar clara su autoridad como presidenta de la Comisión Europea.
¿Cómo se ubica España en este contexto? El Gobierno español tiene una posición nítidamente europeísta y a la vez España es el país de la UE que menos gasta en Defensa, según la estadística oficial de la OTAN. Durante décadas, desde la noche de la dictadura, los españoles han anhelado formar parte de Europa, y a la vez han repudiado la guerra, después de la cruenta experiencia de la Guerra Civil 1936-1939, prolegómeno de la Segunda Guerra Mundial. Europeos pacifistas. Bienestar y tranquilidad. Esa feliz conjunción hoy está cambiando en la vasta llanura europea, más allá de los Pirineos. Ell presidente Pedro Sánchez se ha comprometido a incrementar el gasto en Defensa hasta el 2% del PIB antes del 2029, pero no está claro que el PSOE disponga de una mayoría parlamentaria suficiente para aplicar el programa de rearme europeo en España. Todo depende de cómo se haga y de cómo se explique. Todo depende de su contenido y de sus ritmos. Todo depende de la evolución del cuadro mundial en las próximas semanas y meses.
¿Existe una mayoría para rearmar España? ¿Puede superar ese trance la coalición de Gobierno? Sumar se está evaporando. Yolanda Díaz no ha conseguido cuajar un liderazgo político fuerte, después de arrinconar a Podemos. Dicho en pocas palabras: el enfrentamiento entre Sumar y Podemos no tiene remedio y condiciona a ambos grupos. Sin un liderazgo claro, la plataforma Sumar teme la revancha electoral de Podemos, y el pequeño Podemos ve ahora la posibilidad de ganar espacio, radicalizando sus posiciones. Se repite el final convulso del PCE. El pilar izquierdo de la coalición es hoy el principal punto débil del Ejecutivo presidido por Sánchez.
¿Hay mayoría parlamentaria en España para Rearmar Europa? Lo veremos en las próximas semanas. Oportunidad táctica y estratégica para el Partido Popular, que a la vez padece un serio problema de liderazgo. Alberto Núñez Feijóo no moviliza el apoyo de los suyos. Solo el 39,5% de los votantes del PP le señala como el candidato preferido a la presidencia del Gobierno. Feijóo tiene miedo del crecimiento electoral de Vox, desconoce la política internacional y teme un trompazo de los estadounidenses. Un tuit de Elon Musk podría hacerle mucho daño. Se abre por tanto una situación política todavía más compleja. Sánchez es el hombre de la Comisión Europea en España, pero puede quedarse sin mayoría en un asunto crucial. Feijóo podría negociar esa mayoría, pero tiene un liderazgo inseguro. Más difícil todavía.