Conviene recordar que Donald Trump presidía EE.UU. en el 2017 cuando sucedieron los acontecimientos del 1 de octubre en Catalunya. Para el chico de Queens, en Catalunya ni hubo rebeldes ni héroes, fue todo algo más prosaico aunque fuera una falsa ruta, un problema de convivencia interno que España primero afrontó desde el poder judicial, luego desde el ejecutivo y, después, desde el poder legislativo. En estos tres actos, con sus tiempos y procedimientos, funcionó la justicia con la sentencia judicial (castigo), funcionó el ejecutivo con los indultos (perdón) y, finalmente, funcionó el legislativo con la amnistía (olvido). Tres actos de democracia plena.
A ojos de un ciudadano medio de Dinamarca o Bélgica, por poner dos ejemplos de países europeos de la OTAN, la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre la ley de Amnistía se ciñe también a un tema estrictamente local de España sin causarles extrañeza. Quedando patente con ello que, al menos, en la UE el gobierno político sigue siendo el más democrático de los gobiernos. De hecho, hay tres poderes constitucionales y nuestra Carta Magna no sitúa a ningún poder por encima de otro. Cada uno cumple su papel y esa es la norma europea y, también, en EE.UU., aunque parezca la contrario.
Los jóvenes demandan un futuro claro, hablándole al vacío político y no a la industria del relato
En España no ha habido, además, un problema de convivencia por la ley de Amnistía. Es un país muy estable, no hay enfrentamiento civil, las instituciones funcionan y España paga sus facturas, aunque en el Madrid DF cada mañana cae el Gobierno en los mass media por mil motivos. La ley de Amnistía permite el “todos dentro” volviendo a hacer política, nada más y nada menos, el anhelo mayoritario de los españoles desde hace más de diez años.
El ciudadano de a pie sigue sabiendo, sin embargo, que España todavía tiene en su debe un nuevo encaje de las diferentes realidades nacionales, que como un vacío llenan la habitación, y que esto no se soluciona a la manera autoritaria con más tensión en Catalunya. La España de la amnistía constitucional sigue teniendo el mismo reto que antes de aprobarse la propia norma: resolver la convivencia plurinacional. Nuestro país es una democracia plena con alternancia y alternativas. Y el PP, más tarde que temprano o más pronto que tarde, como quieran en función de a quién voten, tendrá que responder a la plurinacionalidad.

Sánchez, en la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo de la semana pasada
Ante tanto calor, cuitas y ácido sulfúrico, la amnistía ha sido estos días un soplo de aire fresco. Ahora bien, nos adentramos al mes de julio más importante en la historia del presidente. A la espera de las encuestas de septiembre, que serán las que midan realmente el impacto de la corrosión en el PSOE, podemos llegar a unas primeras conclusiones. La derecha, en sus tres variantes (PP, Vox y SALF), no supera en números absolutos de votos su mejor resultado, que fue el del 2011, con PP y UPyD. La izquierda del PSOE obtiene por separado los mismos votos que en el 23-J. Los nacionalistas e independentistas están en su lugar, porque es gente de identidades nacionales diferentes, asomando como novedad estatal Aliança Catalana, mientras que el PSOE estaría sufriendo en la periferia el regreso de parte de los plurinacionales a su sigla original y, sobre todo, una importante abstención de los más mayores.
Lo más alarmante de la situación actual es que Vox recibe periódicamente ayudas de Estado transversalmente con el “y tú más”, pero también de forma directa a través de la ingeniería social de Trump y de manera indirecta de Felipe González cuando dice que no votará al PSOE, y de tantos y otros manifiestos, testimonios y pronunciamientos que generan desafección. Agrandando el voto protesta por activa, por pasiva o transitiva.
Los más jóvenes observan. Ven la agenda política como una cosa de políticos, mientras se preguntan si estamos en un escenario bélico y el qué será de nosotros si entramos en guerra: ¿cuál será mi proyecto de vida y quién me asegura mejor mi lugar en el mundo? ¿Qué demandan? Un liderazgo claro hablándole al vacío político y no a la industria del relato.
Mientras esperamos ese liderazgo, no sabemos por cuánto tiempo, sonriamos recordando lo que dijo la popular Soraya Sáenz de Santamaría , en el 2010. “El TC ha hablado y ahora corresponde a todos acatar y respetar la sentencia”. Pues eso. Entonces y ahora. El éxito en política seguirá siendo la suma de buenas decisiones en los momentos difíciles como los indultos, la amnistía y esta sentencia. Tres actos de democracia plena.
Next week
Los electorados
La amnistía constitucional permite a Junts estar dentro y, a medio plazo, favorecer que las derechas españolas, muy plurales, puedan expresarse con mayor autonomía, como ya empiezan a hacer sobre cuestiones económicas. Mientras resolver la plurinacionalidad seguirá siendo un problema interno de España, cobra cada día más importancia la configuración de los electorados del futuro en la batalla de fondo entre Trump y la República Popular de China. No olviden que los electorados se configuran en escala regional, no local, aunque a veces no lo parezca.
El ojo de halcón
Llenar el vacío político
Cuando lean informaciones sobre el nuevo producto inmobiliario que, según los medios, triunfa, la compra de habitaciones, sitúense en esa ola de la película Interestellar y recuerden el artículo 47 de la Constitución. Ahí está el agujero, como en la inmigración o en la pobreza, aunque se tenga trabajo. En los españoles olvidados buscándose la vida. El perfil: tiene 30 años y es propietario de una habitación de once metros cuadrados que le ha costado 52.000 euros. ¿Esta es la España que queremos? Y hay lista de espera en todo el país. De esto va llenar los vacíos políticos.