Vieja consultoría, viejo bipartidismo

La política se ha ido. Así de simple, así de claro. Definitivamente el Congreso se ha emancipado de la sociedad a la que dice representar. Está la calle y el Congreso. El ruido y la verdad. Solo desde esta perspectiva seremos capaces de entender la disonancia cognitiva entre lo que sucede dentro del hemiciclo y el estado de opinión que recogen los microdatos en bruto de la encuesta de referencia, que sigue siendo CIS.

La política necesita actos que prestigien la democracia y no relatos. Podríamos interpretar, como dicen las fuentes, que la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , el pasado miércoles 9 de julio, operó como “una cuestión de confianza encubierta” para los socios de investidura. Aceptemos la máxima. Ha sido un relato de políticos para políticos. Pues lo que es seguro es que, en modo alguno ha sido una cuestión de confianza para el electorado. Más del 70% de los españoles la sigue pidiendo. Pues una cosa es restaurar la confianza con los grupos parlamentarios que te invistieron y otra muy distinta con los ciudadanos.

El Congreso va por un lado y la calle por otro ¿Dónde está el ruido y dónde la verdad?

Sólo la cuestión de confianza activando el artículo 112 de la Constitución te conecta directamente con los españoles sin intermediarios. Actuando, no relatando, porque se trata de un acto político que se vota, que prestigia las instituciones. No un relato sin votación. Y lo que necesitan nuestros principales representantes en el Congreso es, precisamente ahora y en pleno auge del autoritarismo, esa reinstitucionalización, porque vamos como un Ferrari o un Mercedes a un nuevo catacrack del bipartidismo como en 2014. Y esta situación afecta a la mayoría plurinacional, transversal y periférica y, cómo no, al PP.

El PP vive en Plutón con eso de los 10 millones de votos. Siguen sin darse cuenta que Los Gamonales de hace 10 años para la izquierda hoy son Torre Pacheco para la derecha. Hablar de prostíbulos como Juanma Moreno en 2018 es vieja consultoría que, como entonces, solo beneficiará a los que están fuera. Hasta ahora a Vox, que ya es la primera fuerza hasta los 45 años, jugando exclusivamente al eje dentro-fuera y pasando literalmente del Congreso.

Pleno Congreso de los Diputados Pedro Sanchez Alberto Nuñez Feijoo

Feijóo vuelve a su escaño tras una intervención

La política es técnicamente el problema y el eje de los asuntos públicos se envuelve, sin importar el tema, en el concepto de desafección que es el resultado de crispación, polarización y corrosión. La actual situación corroe al conjunto del Congreso. Cargando el vector de malestar hoy hacia Vox como antaño al primer Podemos. Mientras PSOE y PP están en el “y tú más”, convirtiéndose de nuevo en un problema estructural. Y, claro, como España también se explica por lo generacional, los jóvenes se refugian en los que quieren impugnar el sistema. Muchos de ellos nuevamente en Vox. Las cifras son muy claras y no son una buena noticia para ningún demócrata. De hecho, un Vox de izquierdas tiene condición de posibilidad.

Esta consolidación del autoritarismo, por un lado, obliga a la izquierda a unirse y, por otro, hace inviable el compromiso del PP de un gobierno en solitario o nuevas elecciones y sus plutónicos 10 millones de votos, porque “nosotros, los españoles” ya sabemos el resultado, antes de que tenga lugar: Alberto Núñez Feijóo sería presidente con Santiago Abascal de vicepresidente, incumpliendo su compromiso y así comenzaría un Consejo de Ministros con 200 escaños de los que, a este paso, 68 pueden ser puramente autoritarios. Casi el 40%.

Mientras todo es táctica y truculencias para tratar de influir sobre el voto femenino del PSOE o lograr una mayoría absoluta de partido único que no existe, la sociedad política olvida desde la vieja consultoría que la clase política, en el sumatorio gobierno, políticos, partidos y corrupción (37%) triplica ya al drama de la vivienda (14%), cuatriplica al paro y los problemas económicos (10%). Juzguen ustedes si el Congreso no va por un lado y la calle por otro. ¿Dónde está el ruido y dónde la verdad? Hoy más de un millón de electores del PP en 2023 optarían por Vox. Con el PSOE cediendo ya medio millón de votos a su izquierda, más de medio millón a su derecha, la misma cantidad que a plurinacionales y votos en blanco y la misma que a la abstención. Catacrack. El autoritarismo es un monstruo que el quietismo está alimentando, devorando nuestra democracia. Hay que saber ganar, saber perder y saber parar. Con esta vieja consultoría y viejo bipartidismo vamos camino no de una crisis sistémica, sino una crisis de Estado. La política debe regresar.

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