Inmigrantes invisibles

Opinión

Hasta ahora y salvo lo ocurrido hace 25 años en El Ejido, donde se vivieron dramáticos incidentes que se cobraron tres vidas, España había quedado al margen de incidentes racistas que sí han tenido lugar en otros puntos de Europa. La ola xenófoba parecía que pasaba de largo, pero se ha detenido en Torre Pacheco, tras la agresión sufrida por un jubilado a manos de tres jóvenes inmigrantes que ya están detenidos. El malestar ha destapado la caja de los truenos de una situación latente en muchas otras poblaciones y que los partidos políticos se deberían tomar en serio.

Se habla mucho estos días de la responsabilidad de los inmigrantes de integrarse en su nuevo entorno. Sin embargo, el sociólogo Manuel Ángel Río Ruiz, que analizó los altercados sufridos en El Ejido, sostiene que no se produjeron por la segregación racial en la que vivían los inmigrantes, concentrados en la periferia. Fue en el momento en el que la población extranjera se situó en el centro urbano, residiendo en viviendas y regentando negocios, cuando se produjo el choque multiétnico. Y describe: “En estos lugares proliferan los sentimientos de expropiación ante lo que se percibe y vive como una invasión del espacio residencial”. Aquí se inicia la colisión. Se habla de avalancha, de pérdida de identidad y de competencia por un disputado espacio público. Basta una pequeña chispa para que el conflicto escale en violencia. ¿Les suenan estos argumentos?

A nadie le molesta el extranjero rico que se compra una segunda residencia en la costa

La diferencia entre El Ejido y Torre Pacheco es que en el año 2000 no había redes sociales, caldo de cultivo de los mensajes xenófobos de los ultras que incitan los discursos de odio y las “cacerías” contra el migrante. Tampoco, la extrema derecha era un actor político con representación en las instituciones y con propuestas como la deportación de millones de migrantes, de primera y segunda generación. Se les debería recordar que estos últimos son ciudadanos españoles, aunque nunca se les llegue a tratar como tales.

Lo que está ocurriendo estos días en Torre Pacheco es un síntoma. Una inquietud que se está larvando en las ciudades donde crece la inmigración pobre o con empleos precarios. Porque a nadie le molesta el extranjero rico que viene a trabajar o se compra una segunda residencia en la costa y que luego disfruta de la sanidad y de servicios públicos. Eso no incomoda.

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Imagen de los incidentes en Torre Pacheco, el lunes pasado 

Violeta Santos Moura / Reuters
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