Hace solo unas semanas, el rey Juan Carlos abandonaba Sanxenxo, en dirección al aeropuerto de Vigo, mientras el Juan Sebastián de Elcano , con la princesa Leonor a bordo, atravesaba la ría de Pontevedra en dirección a Marín. El anterior rey y la futura reina, separados por la ría y por la historia.
Hoy, 3 de agosto, se cumplen cinco años de la difusión de una carta en la que el rey Juan Carlos comunicaba a su hijo, el rey Felipe, su decisión de abandonar España: “Guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España”.
Cinco años más tarde, a las puertas de conmemorarse el 50º aniversario de su proclamación como rey que tuvo lugar el 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I está más lejos de España que el día en el que se fue. Después de amagar con la interposición de sendas demandas a Miguel Ángel Revilla y Corinna Larsen, la primera para defender su honor y la segunda para intentar recuperar el dinero que ella creyó un regalo y el considera un depósito, ambos procesos judiciales están paralizados. La cruzada del rey Juan Carlos se centra ahora en reivindicar su legado político e institucional opacado por relaciones privadas y sus asuntos económico,
De ahí, su primera intención de demandar a Revilla y Larsen, y su dedicación en los últimos meses a dictar sus memorias a la escritora francesa Laurence Debray. El libro, llamado Reconciliación ya está en imprenta y, en España, editado por Planeta, verá la luz antes de fin de año.
En el 50º aniversario de su llegada al trono, Juan Carlos I publicará sus memorias, tituladas ‘Reconciliación’
El rey Juan Carlos ha esperado durante estos últimos años a que se valore su papel fundamental en la reciente historia de España. Considera que nadie, ni su propia familia, le defiende. También le preocupa ser el punto débil del reinado de su hijo, consciente que desde sectores de la política y la opinión pública se usan sus fallos, que él asume, para poner en duda la supervivencia de la Corona.
El comunicado y salida de España del rey Juan Carlos cerró, en aquel momento, la crisis provocada por las constantes presiones recibidas en la Zarzuela para que el Rey tomara una decisión sobre su padre. La aparición, en diversos medios, de informaciones relativas a la existencia de fundaciones en el extranjero con fondos que el anterior monarca no habría declarado, además de dudarse de su origen, alentó desde diversos sectores, desde los relacionados con las cloacas del Estado, hasta las posiciones de partidos de izquierda, incluso sectores del Gobierno, a que el actual jefe del Estado despojara a su padre de su tratamiento de rey y que incluso le expulsara de la familia real. Meses antes, ante esas mismas informaciones, el rey Felipe ya había hecho el gesto simbólico de renunciar a una futura herencia de ese dinero de origen desconocido y, también, había retirado a su padre la asignación que recibía del presupuesto de la Casa del Rey.
El rey Juan Carlos, el 20 de mayo de 2022, en Sanxenxo, durante su primera visita a España
Empezaba un autoexilio y un periodo en el que la Fiscalía Anticorrupción investigó las cuentas del rey Juan Carlos que se vio obligado a regularizar ante Hacienda los impuestos no abonados por diferentes donaciones. Paralelamente, en Suiza, el fiscal Yves Bertossa abría una causa para investigar si Corina Larsen, examante del rey Juan Carlos, y los asesores, y supuestos testaferros, Dante Canonica y Arturo Fasana habían incurrido en un delito de evasión de impuestos y blanqueo de capitales, un proceso que acabó en nada. El origen, unos audios en los que Corinna Larsen aseguraba, ante el polémico Villarejo, haber recibido, en calidad de donación o regalo, 65 millones de euros del rey Juan Carlos, quien a su vez los había recibido del rey de Arabia Saudí.
El rey Juan Carlos no volvió a pisar suelo español hasta el 20 de mayo del 2022, casi dos años después de su partida y después de que la Fiscalía archivara las investigaciones sobre sus posibles irregularidades económicas. Volvió con la excusa de participar en unas regatas en Sanxenxo, pero el interés y la repercusión mediática superaron sus propias expectativas. Antes de regresar a Abu Dabi, pasó brevemente por la Zarzuela y allí fue, de alguna manera, amonestado por su hijo, el Rey, que le pidió moderación y que la discreción marcara futuras visitas. No volvió hasta un año después, pero en septiembre del 2022 se produjo el primer encuentro público del rey Felipe con su padre al coincidir ambos, acompañados por la reina Letizia y la reina Sofía, en Londres, en el funeral por Isabel II. En enero del 2023, en Atenas, volvieron a encontrarse por el funeral de Constantino de Grecia y también en la misa en su memoria que se celebró, en febrero de 2024, en la capilla de Windsor (Inglaterra) donde por primera vez se vio al rey Felipe ayudando a caminar a su padre.
El 3 de agosto del 2020 se hizo pública la decisión del padre del Rey de abandonar “de momento” el país
Además de sus cada vez más frecuentes estancias en Sanxenxo, el rey Juan Carlos a penas ha pisado Madrid en estos años; lo hizo de forma privada para asistir a la fiesta familiar con la que el 31 de octubre del 2023 se celebró la mayoría de edad de la princesa Leonor, y en el 2024 estuvo para asistir a los funerales por sus sobrinos Fernando y Juan Gómez-Acebo y a la boda del alcalde de Madrid, José Luís Martínez-Almeida, con Teresa Urquijo.
Abu Dabi donde, como él mismo anunció a Hacienda en enero del 2023, tiene establecida su residencia fiscal, es su centro de operaciones pero en la última etapa pasa también tiempo en Ginebra (Suiza), Londres (Inglaterra) y recientemente en Cascais (Portugal). No parece que su regreso definitivo esté próximo y, sobre todo, no hay nadie, ni él mismo, allanando el camino de vuelta.
