La presunción de confianza hay que convertirla en confianza. La tarea sigue pendiente. Hace unas semanas les hablamos de la inversión ética y moral de los más jóvenes, que se sienten abandonados –o no representados– por el despliegue legislativo de la actual mayoría. Un caso concreto es el de la vivienda, cráter social sin resolver y sin solución clara en el medio plazo. En definitiva, la corrupción –la corrosión– es el comburente, pero las consecuencias de la crisis de 2008 –desigualdad, vivienda inasumible y los sueldos estancados– sigue siendo el combustible.
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