Dedicar un tiempo a examinar las cuentas del presidente de Andalucía en las redes sociales, una tarea que no está pagada, permite indagar en los nuevos usos y costumbres de nuestra clase política. Esto es: el famoso relato. Mensajes que son resultado de una estrategia evidente –caer bien– aunque desde el punto de vista de su contenido sean discutibles, inexactos, parciales o impostados.
No importa. Si la propaganda, que existe desde los sofistas, perdura es porque, aunque nos parezca increíble, debe ser verosímil para la mayoría social. Auden decía que consiste en un monólogo que no espera respuesta, sino que persigue un acto: el voto. De esto se trata.
La política posmoderna desprecia la verdad y busca convertir en ciertas sus fantasmagorías. Nuestros políticos ya no gestionan nada. Su único objetivo es ejercer el poder –permanecer, en primer término; castigar a los disidentes y recompensar a los afectos, en una segunda instancia– y construir un cuento acorde a sus fines.
Moreno Bonilla con el primer ejecutivo de Fujitsu
Moreno Bonilla es un profesional en el arte de la simulación virtual. En los últimos veinte días, tras regresar de Japón, ha dedicado su atención a recordarnos que el paro descendió en julio en Andalucía, a elogiar el “talento andaluz” de la selección (española) de baloncesto y a anunciar la infraestructura de un tranvía para Jaén.
También ha pedido precaución con los incendios –que en el Sur han calcinado este año 3.784 hectáreas, 300 más que en 2024–, y celebrado los éxitos de la sanidad contra la mutilación genital. El incendio de la mezquita de Córdoba le permitió defender a la Iglesia.
Por supuesto todas las medallas de las deportistas meridionales fueron, para él, una excelente noticia. Al torero Morante de la Puebla le mandó su afecto tras su aparatosa cogida en Pontevedra. No olvidó recordarnos que el primer ejecutivo de Ikea es de Cádiz, lamentó los decesos de Marín Rite, ex presidente (socialista) del Parlamento andaluz, y de Javier Lambán, ex presidente de Aragón, y presumió de enviar efectivos contra el fuego fuera de Andalucía.
La consejera de Empleo, el alcalde de Málaga, Moreno Bonilla y Elías Bendodo este miércoles en la feria de la capital de la Costa del Sol
Siempre mensajes blancos. Positivos. Sin aristas. Cualquiera que los lea pensará –salvo que medie un contraste factual– que la Andalucía de Moreno Bonilla es la Florencia del Quattrocento. No existe tal cosa, por supuesto, pero tampoco importa. Las apariencias mandan.
Las elecciones autonómicas son inminentes –menos de un año, si no se produce un adelanto con las generales– y la maquinaria electoral de la derecha meridional no descansa. Está a pleno rendimiento.
San Telmo sabe que, como no puede vender ni reformas ni eficacia en todos los ámbitos, especialmente el sanitario, su mejor baza para conservar la mayoría absoluta es que nadie puede acusarle, al contrario que al Gobierno en esta crisis estival de fuego, de estar ausente, andar perdido o mostrarse insensible ante las calamidades.
Vista aérea del incendio de Atlanterra, en Tarifa, Cádiz
Los incendios de Tarifa de este verano, ambos con impacto social en Andalucía, fueron sofocados sin que afectaran ni a personas ni a viviendas –muchas de ellas segundas residencias de clase media y alta– y, desde primera hora, el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, estuvo presente en todas las operaciones contra el fuego.
Cualquier comparación con la presencia (virtual) de su rival, la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuyo perfil público se ha diluido mucho tras la firma del pacto con Salvador Illa sobre el concierto fiscal para Catalunya, que provoca un rechazo social ecuménico en Andalucía, muestra la diferencia entre los dos puestos de salida de ambos candidatos al Quirinale.
Montero, que veranea en la playa de Rota (Cádiz), a cien kilómetros de Atlanterra, no hizo acto de presencia en Tarifa. Se limitó a agradecer su labor a los servicios públicos –dependientes de la Junta, a la que evitó mencionar– y prefirió comentar noticias estivales optimistas. Un mero ejemplo: felicitó a un cómico (Manu Sánchez) por haber sido elegido pregonero del Carnaval de Cádiz.
María Jesús Montero en el Ayuntamiento de Rota, Cádiz
Durante el tórrido agosto Montero se ha limitado a difundir en las redes las inversiones para Andalucía que se irán en el presupuesto estatal, sin mayoría parlamentaria asegurada. Su único acto oficial ha sido visitar –como todos los veranos– el Ayuntamiento de Rota.
En periodismo las opiniones son libres y los hechos son sagrados. En estos momentos Moreno Bonilla saca bastante más de un cuerpo y medio, o quizás algo más, a Montero en materia de política virtual.
El PP trabaja a todo gas para la campaña electoral en Andalucía. Los socialistas, huérfanos a diario de un referente sobre el terreno, están ausentes. Desdibujados. Su candidata, además, recibe agrias críticas de ciudadanos cada vez que pisa la calle. Son dos estilos. Uno de ellos conduce al poder. El otro remite a la estéril melancolía.