¿Está condenado el espacio a la izquierda del PSOE a convertirse en una olla de grillos? Ese fue el vaticinio del exdirigente comunista Santiago Carrillo, aunque lo formuló cuando ya había sido defenestrado por un relevo generacional que llegaba demasiado tarde. Y lo cierto es que, en su tiempo, la propaganda de Izquierda Unida apelaba a un grupo variopinto de sujetos políticos: insumisos, ecologistas, comunistas, trotskistas, libertarios... Ahora bien, ¿sería posible que esos imaginarios ‘grillos’ se transformaran en hormigas laboriosas y cooperadoras, de modo que su peso electoral se multiplicara?
La respuesta a esa pregunta choca con un sistema electoral que penaliza a las fuerzas medianas y pequeñas, por lo que algunos intentos pasados, como el de Julio Anguita, en 1996 (con más del 10% de las papeletas y 21 escaños), arrojaron un magro resultado para el conjunto de la izquierda: con más de 12 millones de votos en total, PSOE e IU cosecharon 162 diputados, mientras que el PP, con algo más de nueve millones y medio de sufragios, obtuvo 156 escaños y pudo gobernar con el apoyo de CiU y PNV.
La ruptura entre Sumar y Podemos garantiza una amplia mayoría al bloque del Partido Popular y Vox
Dejando al margen el efímero esplendor de Podemos en el 2015 y el 2016, cuando sumó más del 21% de los votos y reunió 71 escaños, las expectativas actuales de la llamada izquierda alternativa son más bien lúgubres, pasado el ecuador de la legislatura. La ruptura de Sumar con Podemos reduce en casi la mitad su teórica cosecha de escaños si concurren por separado a los comicios, incluso sumando el mismo porcentaje de voto que en el 2023.
Frente a ese comportamiento suicida, que asegura la mayoría parlamentaria al bloque que componen el PP y una crecida extrema derecha, el portavoz de ERC en el Congreso ha defendido una alianza plurinacional de izquierdas. Se trataría de atraer voto útil y neutralizar los sesgos del sistema electoral. El problema de esa propuesta, muy difícil de calibrar en los sondeos, es que con los votos reales del 2023 no alteraría la actual correlación de fuerzas.
Solo una concentración del voto en torno al PSOE y la unidad a su izquierda dan opciones a los progresistas
La ilusoria coalición de Sumar con Podemos, Esquerra, Bildu y el BNG obtendría solo cuatro escaños más (un total de 49) de los que obtuvieron esas fuerzas por separado hace dos años. Y esa pírrica ganancia se registraría básicamente a costa del PSOE (tres diputados menos, y un cuarto a expensas del PNV). O sea, esa teórica alianza mantendría intacta la cosecha del PP, Vox y UPN. La suerte, por lo tanto, parece echada para la izquierda gobernante, que, incluso según el último CIS, sumaría menos de 140 diputados frente a la mayoría absolutísima (182) que reunirían PP y Vox.
En consecuencia, ¿está la izquierda condenada a perder el poder en cuanto convoque elecciones? La respuesta en este caso depende de la propia izquierda: la social y la política. Es evidente que los escándalos que afectan al PSOE habrían restado hasta casi medio millón de votos al capital electoral del socialismo. Pero el partido de Pedro Sánchez sigue manteniendo un elevado porcentaje de indecisos que, como en anteriores ocasiones, pueden reactivarse cuando se convoquen los comicios. Y, además, su saldo en el trasvase de votos con el resto de la izquierda (estatal o nacionalista) continúa siendo positivo.
El avance de la ultraderecha a costa de los populares podría dejar a Sánchez como el más votado
Eso significa que el PSOE aún podría aspirar a un suelo electoral del 30%, mientras que la eventual reunificación de la izquierda alternativa la acercaría a su resultado del 2023. Si a ello se añade que el voraz crecimiento de Vox se realiza especialmente a costa del PP, podría darse la paradoja de que el partido más votado fuese el socialista y que una derecha dividida capitalizase en menor medida su avance de los dos últimos años (del 45% del sufragio, en el 2023, a una estimación de más del 47%, ahora). Y en ese caso, el escenario resultante sería mucho más abierto del que apuntan las encuestas, ya que dejaría al “bloque de investidura” de Sánchez a solo dos escaños de la mayoría absoluta.