Dos líderes de centro izquierda en un contexto internacional en el que la derecha y la extrema derecha marcan cada vez más el paso, desde los Estados Unidos hasta Europa. Pedro Sánchez y Keir Starmer resaltaron ayer en Londres la importancia de la socialdemocracia en el nuevo orden global, de sus valores humanitarios y su visión moral en cuestiones como Ucrania, Gaza, la inmigración y la crisis medioambiental.
Ideológicamente próximos, Sánchez envidia de Starmer la estabilidad política de su Gobierno y su mayoría absoluta, mientras que Starmer envidia de Sánchez la libertad con la que puede criticar al presidente estadounidense Donald Trump y denunciar el genocidio en Gaza, terrenos en los que él –prudente para unos y pusilánime para otros– se anda con mucho más tiento.
Desde tiempos inmemoriales la relación bilateral ha estado marcada por la disputa sobre Gibraltar, y la conclusión de un acuerdo a tres bandas Londres-Madrid-UE, cuyo texto que se está redactando en Bruselas y podría estar listo en diciembre, ha facilitado el primer viaje institucional de Sánchez al Reino Unido desde que asumió la presidencia del Gobierno (aunque había estado en Downing Street en el marco de otras reuniones y eventos).
El compromiso sobre Gibraltar, que facilitará el movimiento de personas y bienes en ambas direcciones, y se traducirá en el derribo de la verja, ha facilitado la firma de un acuerdo de colaboración estratégica, económica y comercial entre los dos países, de ámbito parecido a los suscritos recientemente por Gran Bretaña con otros países de la UE como Francia y Alemania. Aunque en términos absolutos el Brexit no ha afectado significativamente a los intercambios comerciales, sí se ha traducido en una mayor burocracia y un mayor coste para los exportadores e importadores, que afectan sobre todo a las pequeñas empresas. Las dos partes consideran que hay un amplio margen de mejora.
Ambos líderes creen que hay un amplio margen de mejora en la relación económica y comercial tras el Brexit
Pedro Sánchez hizo antes de su encuentro con Starmer una breve declaración agradeciendo el papel de su homónimo en el acuerdo sobre Gibraltar, pero no celebró ninguna conferencia de prensa ni aceptó preguntas de los periodistas (seguramente para evitar titulares incómodos), diciendo lo que tenía que decir en una entrevista con The Guardian en la que criticó el nuevo orden mundial que impone Trump y el doble rasero del mundo occidental con Ucrania y Gaza, al tiempo que denunciaba la politización de los jueces y cómo los conservadores han asumido las posiciones de la extrema derecha sobre el cambio climático. Sobre inmigración, el líder del Ejecutivo defendió su importancia y su necesidad para el crecimiento económico, el pago de las pensiones y la cobertura de empleos.
El acuerdo sobre Gibraltar ha abierto las puertas a la primera visita institucional de Sánchez a Londres
Tras un encuentro en Downing Street en la que pasaron revista al tema de Gibraltar y a la agenda internacional, los dos líderes presidieron una mesa redonda empresarial en la que participaron dirigentes de firmas de los dos países, y los ministros de Economía, Rachel Reeves y Carlos Cuerpo. Starmer y Reeves se vuelven a ver las caras hoy en París en el marco de una reunión de la “coalición de voluntarios” para intentar garantizar la seguridad de Ucrania tras un eventual alto el fuego
El “fracaso” de Europa en Gaza
Antes de verse con el primer ministro británico, Keir Starmer, Pedro Sánchez concedió una entrevista a The Guardian en la que entre otras cuestiones denunció que el doble rasero de Occidente con relación a las guerras en Ucrania y Gaza amenaza con socavar su posición global y describió la respuesta de Europa ante la crisis en la franja de Gaza de “fracaso”.
El primer alto dirigente europeo en acusar a Israel de genocidio se mostró satisfecho de que otras naciones europeas siguieran el ejemplo de España al reconocer un Estado palestino, pero reconoció que la respuesta de Europa había sido deficiente. “Es un fracaso”, sentenció.
Por otro lado, Sánchez consideró que Estados Unidos, bajo el liderazgo de Donald Trump, intenta poner fin al orden global basado en normas establecidas tras la II Guerra Mundial. “Eso no será positivo ni para la sociedad estadounidense ni para el resto del mundo, especialmente para los países occidentales”, afirmó.
El presidente reiteró que España es un “socio fiable” en la OTAN y que está intentando preservar “la mejor relación” con la Casa Blanca y defendió un “enfoque pragmático” en esta relación, al tiempo que reconoció tener “una visión diferente sobre cómo afrontar los desafíos que enfrentan el mundo y nuestras sociedades”. El jefe del Ejecutivo también defendió los beneficios de la migración frente a la línea dura adoptada por Starmer y culpó a los partidos tradicionales de derecha de romper el consenso sobre la respuesta a la emergencia climática al copiar las políticas de sus rivales de extrema derecha.