“Hasta que no cese la barbarie, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más”, ha defendido este lunes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, después de que las protestas contra la invasión de la franja de Gaza por parte del ejército israelí obligaran a suspender el pasado domingo en Madrid la etapa final de la Vuelta ciclista a España, disparando la pugna política entre el Gobierno y las derechas. Próxima estación: Eurovisión.

Pedro Sánchez ha protagonizado este lunes la reunión de la interparlamentaria socialista en el Congreso (FERNANDO VILLAR / EFE)
En el discurso que ha pronunciado ante la interparlamentaria socialista reunida este lunes en el Congreso, Sánchez ha asegurado que “por supuesto rechazamos siempre la violencia, faltaría más”, ante los altercados que se vivieron ayer en la capital y que acabaron con una veintena de policías heridos, y ha manifestado su “profunda admiración y respeto” por los ciclistas de la Vuelta, cuya última etapa se vio suspendida ante las manifestaciones contra Israel. “Pero también sentimos un inmenso respeto y una profunda admiración por una sociedad civil española que se moviliza contra la injusticia y defiende su idea de forma pacífica”, ha insistido el jefe del Ejecutivo.
Este episodio centra ahora la agria pugna política en este inicio del curso, y Sánchez ha asegurado que el “debate abierto”, tras lo sucedido el domingo en Madrid y antes en otros puntos de España al paso de la competición ciclista, “debería crecer y llegar a todos los rincones del mundo”. Ya está ocurriendo, ha señalado, en referencia a otros gobiernos europeos que “están diciendo que mientras dure la barbarie, Israel no puede utilizar cualquier plataforma internacional para blanquear su presencia”. “Las organizaciones deportivas deben plantearse si es ético que Israel siga participando en competiciones internacionales”, ha demandado. “¿Por qué se expulsó a Rusia tras la invasión de Ucrania, y no se expulsa a Israel tras la invasión de Gaza?”, ha requerido, entre grandes aplausos del grupo parlamentario socialista.
“Nuestra posición es clara y rotunda”, ha defendido Sánchez. “Y la comparte una inmensa mayoría de la ciudadanía, da igual lo que voten, vote a izquierda, derecha o centro, da igual, porque están en el sentido común, en la defensa de los derechos humanos y del derecho internacional que está siendo menoscabado por Rusia y por Israel”, ha defendido.
Sánchez ha encontrado en la causa palestina, en este convulso arranque del curso político, la mejor bandera para marcar perfil propio en España y en el escenario europeo e internacional con su pulso contra Beniamín Netanyahu, para imponer la agenda e impulsar la iniciativa del Gobierno de coalición tras los nubarrones de los escándalos de corrupción que salpican al PSOE, para conectar con una amplia mayoría social que denuncia la devastación de Gaza y cohesionar a la abollada mayoría parlamentaria de la investidura, además de para plantar cara a la ofensiva del Partido Popular y al auge de la extrema derecha de Vox.
Los socialistas defienden la coherencia de Sánchez en este conflicto desde el primer momento, frente al oportunismo que le achacan las derechas. No en vano, el jefe del Ejecutivo ya anunció sus intenciones desde el mismo paso de Rafah, a las puertas de Gaza, en noviembre del 2023 –apenas un mes después de los ataques de Hamas en Israel-, que culminaron en mayo del 2024 con el reconocimiento del Estado palestino por parte de España, junto a Irlanda y Noruega, en una iniciativa que ahora van a adoptar también Francia o el Reino Unido. “No es que estuviéramos solos, es que hemos sido los primeros, esa es la gran diferencia”, ha sacado pecho Sánchez, ante las críticas que en aquel momento recibió por parte del PP.
Sánchez ha aprovechado su intervención para defender su acción de Gobierno, una vez pasado el ecuador de la legislatura, y cargar las tintas contra el PP, con duras críticas contra Alberto Núñez Feijóo y contra Isabel Díaz Ayuso. El jefe del Ejecutivo ha denunciado así “el colapso político de la derecha tradicional” frente a la ultraderecha, tras haber sufrido también, a su juicio, un “colapso ideológico”. El PP, ha atacado, “ha decidido mimetizarse con la ultraderecha, en el fondo y en la forma”. “La derecha se ha convertido en la marca blanca de la ultraderecha”, ha criticado. “Tienen menos ideas que educación”, ha ironizado, ante los “insultos” que ha atribuido a una derecha que dispara en su opinión “el griterío y el ruido” para ocultar su ausencia de proyecto político, más allá de tratar de derribar al Gobierno.
Frente a este “colapso político e ideológico” del PP y Vox, Sánchez ha asegurado: “Nosotros somos el Gobierno de la gente”. También, ha subrayado, en materia de política internacional y ante el conflicto entre Israel y Palestina, para la que ha esgrimido el “peso” y la “voz propia” de España. “Hacía años que España no usaba su peso internacional para defender lo correcto. ¿De qué sirve tener voz si uno se limita a repetir lo que dicen otros? Para practicar el seguidismo que reclaman el PP y Vox no hace falta tener una política exterior fuerte”, ha subrayado. “Tener voz propia solo sirve de algo cuando te atreves a usarla para defender aquello en lo que crees”, ha defendido.
Y ha insistido que esta no es solo la posición del Gobierno, sino la de “la mayoría social” de España. Pese a estar en la mayoría de los consensos internacionales, según ha asegurado, Sánchez ha defendido con energía sus “discrepancias” en algunas cuestiones con sus socios europeos e internacionales. “En lugar de decir sí, tenemos que decir no”, ha advertido. Por ejemplo, ha referido, “cuando quisieron imponernos un gasto militar innecesario e incompatible con nuestro modelo social”, en el seno de la OTAN y la UE. “O cuando quieren que toleremos las atrocidades de Netanyahu en Gaza y en Cisjordania”, ha resaltado. “Reivindicamos lo correcto, y lo correcto es estar del lado de las víctimas y de los agredidos, y no de los agresores”, ha señalado. “Con la cabeza bien alta”, ha demandado. “España es hoy quien salva el honor de Europa”, ha zanjado, de nuevo entre grandes aplausos de los parlamentarios socialistas.