Reconociendo “la convivencia como el bien más preciado”, Salvador Illa presidió ayer en Madrid la celebración de la Diada Nacional de Catalunya. Fue además la última en la histórica sede de Blanquerna, ya que ni siquiera la delegación del Govern de Catalunya en Madrid se ha librado de tener que buscar nueva sede, justo cuando ha cumplido 40 años “tejiendo alianzas”, por culpa de la presión gentrificadora.
La cita congregó a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y a un nutrido grupo de ministros entre los que destacaron la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero; el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; la ministra de Defensa, Margarita Robles; el ministro de Transportes, Óscar Puente; el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu; el ministro de Agricultura, Luis Planas, y el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres. También acudieron diputados y senadores de Junts, ERC o EH Bildu que, junto a los consellers de la Presidència, Albert Dalmau; Justícia, Ramon Espadaler, y Agricultura, Òscar Ordeig, conformaron el perfil institucional de la jornada.
Illa celebra la Diada en Madrid defendiendo la “convivencia” y la pluralidad lingüística
Illa reivindicó el valor de la lengua catalana. Y, sin citarla expresamente, lanzó un dardo a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quien en la última conferencia de presidentes abandonó la sala durante las intervenciones en catalán y euskera. “Convivencia significa hablar y escribir en tu propia lengua. Ni el catalán ni el euskera ni el gallego son lenguas provinciales, como dicen algunos”, subrayó.
El president ligó convivencia y solidaridad en su cierre. Recordó la ayuda de los bomberos de la Generalitat en los incendios en Extremadura y Castilla y León, y evocó la figura del escritor Paco Candel, de cuyo nacimiento se cumplen cien años y a quien parafraseó subrayando que “Catalunya se ha hecho, y se seguirá haciendo, con gente diversa, venida de todas partes de España”.

Los jardines de Blanquerna se quedaron pequeños