Nuestro país está a la cabeza de los estados europeos en su condena a la guerra sin cuartel sobre Gaza, la cuarta contra la franja en quince años. El fiscal general se ha sumado a las investigaciones de la Corte Penal Internacional sobre el urbicidio acometido por el ejército judío bajo Netanyahu, si bien la pionera norma española, que resonó internacionalmente por la orden de detención del general chileno Pinochet en 1996, años más tarde fue restringida al territorio nacional en vista del temible conflicto diplomático con Pekín que suponían las órdenes de arresto dictadas en el 2014 por el acreditado genocidio chino en el Tíbet.
Presumiblemente, la jurisdicción universal para nuestros tribunales vuelva a figurar en la legislación española debido a una cuestión de principios. Ya fue propuesta por dos veces de la mano de ERC, aunque el PSOE discrepó de que no hubiera vinculación directa entre España y los crímenes de guerra o contra la humanidad. En la presente legislatura, aguarda pendiente otra proposición de ley que anula toda restricción territorial y temporal a estos delitos contra civiles. Netanyahu no ha tenido otra relación con nosotros que la meramente intelectual de su padre, historiador radical con la Inquisición y la expulsión de los judíos en el siglo XV.
Caminar por el lado correcto de la historia no exime de dar las justas explicaciones
Desde febrero, cuando el ministro Albares informó a la Cámara por la escalada del asedio a la ciudad, no ha habido ocasión para los diputados de oír ninguna otra voz gubernamental, ni acerca de la oportunidad de reconocer en mayo al Estado palestino. Ciertamente, la parte coligada del Gobierno ya tachó de genocida el mismo inicio del bombardeo sobre la ciudad, y su grupo parlamentario nos propuso un convoy de ayuda que rompiera el bloqueo de la ciudad, como el del puerto de Barcelona, solo que con pasaporte diplomático. El Consejo de Ministros acaba de decretar el embargo comercial y la rescisión de contratos que, al menos en el sector de la defensa, alcanzará mil millones de euros de contratación pública.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en la sede de las Naciones Unidas.
Puede que ante el crimen de crímenes se considere bastante contestar a una o dos preguntas, a razón de tres minutos de polémica con la oposición un miércoles cualquiera, e importe poco la información de los motivos y consecuencias que aparejan estas costosas medidas de presión sobre Israel y la persecución penal emprendida. Hasta la fecha, las palabras más extensas a propósito de este giro diplomático que compromete al país entero ha sido la exhortación lenitiva de don Felipe en la ONU, rey honorífico de Jerusalén también. Dado que nuestra democracia coronada elige a su jefe de Gobierno en el Parlamento, el caminar por el lado correcto de la historia no parece eximir de dar al Congreso las justas explicaciones de sus pasos.