Septiembre ha sido el mes del desembarco. De forma casi simultánea, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo acaban de abrir cuenta en Tik Tok, la red social que más crece en audiencia en España y en la que son más activos los Z, la generación de los nuevos votantes. Las cifras, de momento, son favorables al presidente del Gobierno, que supera los 71.000 seguidores, y tiene vídeos con más de un millón de visualizaciones y más de 90.000 me gusta. El líder del PP, con 5.700 seguidores, no está teniendo el mismo acierto, aunque uno de sus vídeos acumula más de 6.800 visualizaciones.
Hay que darles tiempo. Tik Tok no es un espacio pensado para la política clásica, sino que es puro entretenimiento. Requiere vídeos breves, de contenido dinámico, con ritmo. Aquí manda la naturalidad, la cercanía, el lenguaje informal, el humor. No es una red fácil, tiene sus propios códigos y los políticos tienen que captar la atención del usuario entre una sucesión de vídeos de animales entrañables, coreografías de baile, tutoriales de belleza, recetas de cocina y diversos contenidos de entretenimiento y de influencers.
Pero ahí están los más jóvenes, y es lógico que Sánchez y Feijóo intenten acercarse a ellos. La extrema derecha les lleva años de ventaja, trabajando a fondo esta red.
Sánchez se estrenó con un mensaje sobre el genocidio en Gaza, y ha colgado en total once vídeos, sobre la emergencia climática, la democracia o la reciente asamblea de la ONU en Nueva York, pero también con jóvenes. Las publicaciones en las que habla directamente a cámara son las que más éxito tienen. Feijóo ha colgado siete vídeos, pero casi todos son montajes contra el Gobierno, con fragmentos de intervenciones suyas en el Congreso o actos del PP.
Xavier Tomàs, consultor de comunicación política
“No es solo abrir una cuenta, hay que pensar bien el contenido y a quién te diriges”
“No se trata solo de abrir una cuenta. Hay que pensar qué contenido haces y para qué audiencia. Si la gente mira Tik Tok en el autobús, en el gimnasio, en casa, es raro que en esos entornos cotidianos tenga ganas de ver un vídeo con cortes de un político detrás de un atril, eso provoca un cierto rechazo”, explica el consultor de comunicación política Xavier Tomàs, que ve ahí una diferencia clave entre Sánchez y Feijóo.
Además, señala que las redes sociales no pueden ser solo para compartir ideología, sino que hay que interactuar. Un político tiene que escuchar a la gente, subraya. Pone como ejemplo el canciller alemán, Friedrich Merz, que entre semana anima a la gente en Tik Tok a que le haga preguntas y el fin de semana las responde.
También lo hacen el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, por poner ejemplos cercanos. “Una de las mejores maneras de luchar contra bulos y fake news es que tú mismo, de manera controlada, seas capaz de responder a unas preguntas, eso también les falta a Sánchez y Feijóo”, añade. Además de interactuar con la audiencia, también recomienda hacer, puntualmente, emisiones en directo, cuando haya alguna intervención importante.
“No veo que la estrategia del PP esté demasiado elaborada en la cuenta de Feijóo –indica la politóloga Ana Salazar, directora de Idus3 Estrategia–. Si es una cuenta personal, debería mostrarse más a sí mismo. Y además en esta red hay que generar muchos vídeos y bien pensados, ver a quién te diriges, y lo que observamos es que lo tienen más bien como un dispensador de contenido”.
Ana Salazar, directora de Idus3 Estrategia
“Esta red permite que un político despierte simpatía y empieces a querer verlo más”
En cambio, en el caso de Sánchez, está todo más estudiado y de ahí el buen resultado, señala. “Sánchez elabora contenidos específicamente para Tik Tok, mirando a cámara, con tips y eso funciona. Y además vemos que tiene que dedicarle tiempo, leer un guion, grabar el mensaje, no es fácil, hay que encajar eso en la agenda de un presidente, y eso demuestra lo en serio que se lo han tomado”, destaca.
Salazar subraya el valor que tiene una red como Tik Tok para humanizar a los políticos. Destaca el caso de Macron, que “lleva años compartiendo vídeos selfie, teléfono en mano, que es lo más directo que hay”, o la simpatía del candidato a la alcaldía de Nueva York Zohran Mamdani, favorito en los sondeos. “Tik Tok te permite sacar al político del contexto del telediario, de esa imagen plana que estamos acostumbrados a ver, para despertar simpatía y que empieces a querer verlo”, indica.
En sus vídeos, un político debe poner su ideario, defender sus causas, pero en Tik Tok, asegura, funciona la estrategia de los influencers, que se hagan tan familiares para el usuario que cuando están haciendo scroll en la pantalla levanten el dedo y se paren en su vídeo, y le den una oportunidad.
Interactuar y ser cercano, claves del éxito
Cuatro ejemplos
El canciller alemán, Friedrich Merz, con más de 186.000 seguidores en Tik Tok, contesta cada semana preguntas de los ciudadanos y tiene numerosos vídeos en los que muestra su lado más cercano. En uno de ellos, Merz lleva un casco de bicicleta a una charla con alumnos en una escuela y, entre risas y buen rollo, les da consejos de seguridad. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, suele compartir con sus 6,5 millones de seguidores video-selfies en los que aborda asuntos políticos. En una publicación reciente, Macron, que lleva cinco años con cuenta en Tik Tok, habla sobre la situación en Gaza, en un vídeo que graba él mismo con su móvil en el palacio del Elíseo. Otro mandatario vecino que aprovecha las ventajas de Tik Tok es el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, que en su cuenta responde preguntas de los ciudadanos y, a la vez, hace gala de su carácter espontáneo, como en un vídeo en el que se le ve jugando a voleibol, o en otro en el que confiesa que no puede dejar de sonreír. Y otro político que sabe sacar provecho de esta red social es el candidato a la alcaldía de Nueva York Zohran Mandani, favorito en las encuestas para ganar el cargo, que hace las delicias de sus 1,4 millones de seguidores con publicaciones en las que a veces incluso deja las tomas falsas.