El president Salvador Illa encaró ayer, sin grandes sobresaltos, la segunda jornada del debate de política general en el Parlament. En sus interpelaciones, trató de cuidar a ERC y a los Comuns, pese a las advertencias de sus socios, que le instaban a actuar con mayor contundencia en cuestiones como la financiación singular y la vivienda. Illa envió mensajes a todas las fuerzas —excepto a Vox y Aliança Catalana— con el objetivo de aprobar unos presupuestos que considera imprescindibles para desplegar políticas que “beneficien al conjunto del país”.
En un principio, Illa tenía la voluntad de responder a todos los grupos en una única intervención final, tal como anunció el presidente del Parlament, Josep Rull, tras el discurso del portavoz de Junts, Albert Batet. Sin embargo, en ese mismo momento, el president se levantó para interpelar directamente a Batet. La acusación lanzada minutos antes por el dirigente posconvergente —que calificó al Govern de estar “anestesiado” y comparó a Illa con Donald Trump por “gobernar vía decreto y sin presupuestos”, como el expresidente de EE. UU.— incomodó al líder socialista, que decidió subir al atril para reprocharle dicha comparación.
Israel y Palestina
La flotilla y la guerra de Gaza, temas recurrentes en el debate
En el debate, Junts trató de canalizar a través de Illa su frustración con Pedro Sánchez y la falta de concreción de los compromisos suscritos para la investidura del presidente del Gobierno. En su intervención, Albert Batet puso en manos del president catalán el futuro de la legislatura en Madrid. Para los posconvergentes, el PSC y el propio Illa han pasado de ser un interlocutor al que menospreciar —hasta el punto de impedir su participación en las negociaciones de Suiza— a ser el responsable de que los acuerdos no prosperen.
“No se puede destruir en Catalunya lo que se construye en Ginebra, y no se puede bloquear, votando con PP y Vox en el Parlament, acuerdos logrados con el PSOE”, advirtió Batet. Illa replicó recordando que él nunca ha estado presente en esas reuniones.
Salvador Illa, en un momento del debate
Illa trató con mano de seda a sus socios, pese a que ERC y los Comuns lo apremiaron a cumplir con los pactos de investidura y le advirtieron de que será difícil pactar unos presupuestos si no se materializan esos compromisos. El republicano Josep Maria Jové le avisó de que “el tiempo se agota” y le reclamó que cumpliera con la financiación singular, implicando directamente al presidente del Gobierno. “Usted tiene capacidad de influencia”, le espetó. La respuesta de Illa fue inmediata: aseguró que Sánchez trabaja “con los pies en el suelo” para lograr ese modelo de financiación.
Desde ERC también criticaron las declaraciones del president del día anterior, en las que afirmaba que su Govern había “puesto en marcha el país”. “Vive de rentas”, le reprochó Jové, en referencia a la gestión del anterior ejecutivo encabezado por Pere Aragonès.
El tema de la vivienda y el anuncio que el Govern había lanzado el día anterior con la futura movilización de solares para 210.000 viviendas fue otro de los temas recurrentes. Illa aseguró que “va muy en serio con este tema”, pero la presidenta de Comuns, Jéssica Albiach le reclamó que se cumpla con las inspecciones recogidas en la ley de Vivienda. Sobre la aspiración de las nuevas viviendas le aconsejó que además de tener “una visión larga con anuncios, tenga también una visión corta para solucionar problemas urgentes como los desahucios”.
La política española también irrumpió en el Parlament con referencias a los jueces que no quieren aplicar la amnistía e incluso con menciones al juez Peinado. El líder del PP catalán censuró a Illa “rendirle pleitesía” al expresident Carles Puigdemont en Bruselas. De ahí que Illa le preguntara si “quiere la normalización” o aún vive en el 2017.
La crisis residencial
El president aseguró que “va muy en serio” con el tema de la vivienda
A lo largo del debate, todos los partidos hicieron referencia —ya fuera para adherirse o para criticar— a la causa palestina y la flotilla. La diputada de la CUP, Pilar Castillejo —una de las activistas deportadas por el Gobierno de Israel el pasado lunes—, fue recibida en el Parlament con aplausos, pero no de todos los grupos.
El líder de Vox en Catalunya, Ignacio Garriga, reprochó a Illa —a quien tildó irónicamente de “Mandela catalán”— su intención de convertir Catalunya en “la casa de acogida de Palestina”, en referencia al plan del Govern para recibir a enfermos y estudiantes procedentes de la Franja de Gaza. Una iniciativa que también fue censurada por Sílvia Orriols, de Aliança Catalana. En el otro extremo se situó la CUP, el diputado Xavier Pellicer exigió un “boicot total a Israel” y reclamó una “constructora pública” para llegar a pactos con el PSC. Sobre el tema de la vivienda, Illa recogió el guante. : “No tengo ninguna reserva dogmática, a pesar de estar muy alejado de ustedes , para sentarme y hablar”.
Illa no buscó el enfrentamiento con los grupos con la vista puesta en los presupuestos. Solo replicó a Orriols para augurarle que “fracasará” en Catalunya.
El PSC reafirma su compromiso con la financiación singular
Las resoluciones que los socialistas llevan a votación hoy en el Parlament reafirman su compromiso con lo pactado con los socios de investidura, como la vivienda y la financiación singular. En el primer caso no recogen el anuncio del president de crear más de 200.000 pisos, solo “consolidar” el plan para crear los 50.000 que prometió hace un año, y sobre la financiación apuestan por acometer “las reformas legislativas pertinentes” para que Catalunya gestione todos los impuestos. Pero el PSC también busca la sinergias con otros partidos, como Junts, en ámbitos como el catalán, la conservación de las pinturas de Sijena y la reforma de la administración.
