El segundo debate de política general fue un buen termómetro para medir el estado de salud de la alianza que permitió la investidura de Salvador Illa. El socialista afrontaba un examen clave para saber hasta qué punto el cambio de rasante en la política catalana se ha consolidado.
Lo que se desprende de las 235 votaciones de las distintas propuestas de resolución que presentaron los ocho grupos en el Parlament es que el bloque que forma con Esquerra y Comuns persevera como la única mayoría operativa en la Cámara. Esta se fortalece como la combinación más coincidente, aunque no está exenta de pequeñas fisuras.
A su vez, el resultado electoral de 2024 dio pie a otra metamorfosis de peso en la geometría parlamentaria. La pérdida de la mayoría independentista no ha encauzado la sintonía entre Junts, ERC y la CUP. Los números reflejan que la distancia entre ellos se ha acrecentado.
El bloque de la investidura: 47,2%
En una suerte de test previo a la negociación presupuestaria, Esquerra Republicana y Comuns quisieron presionar sin ahogar al Govern del PSC. Por ello, le dieron un correctivo en el plan de construcción de más de 200.000 pisos de Illa o en Rodalies. No obstante, los tres compartieron el mismo sentido del voto en 111 ocasiones. Las coincidencias en la agenda social y en cuestiones como la financiación o la resolución del conflicto político dan robustez a este tripartito, que certifica que es la única mayoría viable –pese a alguna tirantez– en el panorama parlamentario.
La ecuación independentista: 35,7%
El viraje del mapa político ya había evidenciado una progresiva lejanía entre los actores protagonistas del procés, Junts, Esquerra y la CUP. Las resoluciones independentistas han ido a menos. Más allá de remar en la misma dirección en la defensa de la autodeterminación o la lengua catalana, la fragmentación en temas sectoriales es constante. Además, la irrupción de una cuarta fuerza –Aliança Catalana– ha ahuyentado la afinidad entre ellos. El porcentaje de coincidencia entre los cuatro fue un insignificante 17%.
El eje reacio a la independencia: 22,1%
Para alcanzar la mayoría, los socialistas tienen otrasvías. Una sería con el PP y Vox, fórmula que –según Junts– opera para “desnacionalizar” Catalunya. Ahora bien, la aritmética pone de relieve que comparten votaciones en escasas ocasiones. En el debate de política general pulsaron el mismo botón contra los textos más soberanistas.
PP y Vox se compactan: 65,5%
Si por el lado izquierdo la sintonía ha incrementado, la tendencia se ha replicado en la derecha. La inmigración y la seguridad coparon buena parte de las resoluciones, y las posiciones programáticas del PP y Vox se han aproximado. Su ‘entente’ en la Cámara catalana es notoria.
ERC, el 'mejor amigo' del PSC: 56,6%
Entre sus socios, el PSC exhibió más complicidad con la formación republicana. De hecho, es con el partido con el que los socialistas coincidieron más, superando a la afinidad de estos últimos con Comuns (55,7%).
La sociovergencia se aleja: 37,4%
En la anterior legislatura, PSC y JxCat se aliaron varias veces. Sin embargo, con la llegada de Illa a la presidencia ya no se atisban acuerdos entre ellos. Esta semana se prodigó más la suma de los posconvergentes con el PP (38,7%). La fiscalidad, por ejemplo, les acerca.
Los más cómplices, ERC y Comuns: 74%
Los que más compartieron posiciones fueron Esquerra y Comuns. El grado de entendimiento de ambos es elevado, como el de los ecosocialistas con la CUP (72,3%) o el de los anticapitalistas con republicanos (68,1%).
El PP, el que más se entiende con Aliança: 46,8%
Las miradas también estaban puestas en el sentido de los votos de Vox y Aliança Catalana. Aunque ambas fuerzas de extrema derecha traían propuestas casi idénticas, los de Sílvia Orriols no apoyaron a los de Ignacio Garriga por registrarlas en castellano. El resultado fue que AC coincidió más con los populares y con Junts (42,6%) que con Vox (34,5%).
