El Doce de Octubre del 2025 resultó ser, en cierto modo, una versión suavizada de la crispación política ya enraizada en la rutina institucional.
Tras meses de aceleración y choques diarios, transcurrió con un tono más sereno que el registrado en los años precedentes. Los pitidos a Pedro Sánchez –protagonistas en otras ediciones– sonaron, sí, pero sin imponerse sobre el resto de la jornada ni derivando en ninguna bronca reseñable, en parte, porque la distancia entre la tribuna de autoridades y el público encapsuló parcialmente la protesta.
La relativa calma se debió también al hecho de que el presidente del Gobierno se ausentó de la recepción oficial en el Palacio Real de Madrid tras saludar a los Reyes y sin tener oportunidad de protagonizar ningún corrillo con los periodistas, dejando a Alberto Núñez Feijóo sin rival en el tradicional ring dialéctico.
El líder de Vox, Santiago Abascal, tampoco participó en la recepción. De hecho, ni tan siquiera estuvo en la tribuna del desfile, en un plante al Gobierno que lo fue también al Rey, que preside estos actos. El líder ultranacionalista dijo que prefería disfrutar del día “desde la calle” y no participar de un acto que, a su juicio, Sánchez “utiliza para blanquear un Gobierno corrupto”.
Illa acude por segunda vez a la fiesta de la Hispanidad y Pradales se ausenta como es habitual
Alberto Núñez Feijóo reprochó la actitud del líder de Vox y le recordó que son los independentistas y Bildu quienes no asisten a este acto institucional.
La enésima ofensiva de Isabel Díaz Ayuso –en este caso por el vídeo institucional de Sánchez, con más guiños a la diversidad y los sanitarios que a la bandera– quedó opacada por las recurrentes, y mas estrepitosas, polémicas que la presidenta madrileña ha protagonizado en las últimas semanas.
Lo cierto es que la jornada transcurrió con un orden y una calma infrecuentes en un día cualquiera del curso político.
El acto central de la fiesta de España recuperó este año el brío perdido en el 2024 por la lluvia que anegó la capital. Casi 4.000 efectivos de las fuerzas armadas participaron en el desfile, presidido por primera vez desde el 2020 por los cuatro miembros de la familia real.
Abascal decide no participar en los actos porque, en su opinión, “blanquean” al Gobierno
Instantes antes de las once, los Reyes, la princesa de Asturias –de uniforme del Ejército del Aire y del Espacio– y la infanta Sofía –que reaparecía tras dos años de ausencia por sus estudios en Gales– llegaron a la glorieta de Carlos V. Allí les esperaban Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles; el Jemad, el almirante general Teodoro Esteban López Calderón; la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida.
En la tribuna también estuvo presente, por segundo año consecutivo, Salvador Illa en representación de la Generalitat tras una década de ausencias de los anteriores presidents.
Por el contrario, hubo otras ausencias reseñables. La principal, la del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, que evitó compartir espacio con el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, donde en unas semanas se sentará en el banquillo por revelación de secretos.
Tampoco acudieron seis presidentes autonómicos, entre ellos, los de la Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares debido a las fuertes lluvias que han afectado a sus territorios. Tampoco participó el presidente de Canarias por problemas de agenda ni el presidente vasco, que habitualmente no acude.
Los Reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía saludan al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la recepción en el Palacio Real de Madrid con motivo de la Fiesta Nacional este domingo.
Isabel Díaz Ayuso, minutos antes de llegar a la plaza, acusó a Pedro Sánchez de “abrir brechas entre españoles” y de “alimentar una guerra de trincheras y de odios” por la ausencia de la bandera española en el vídeo institucional difundido con motivo de la Fiesta Nacional, aunque la enseña sí aparecía en la publicación en forma de sticker . Sin embargo, con su reciente desafío a la ley del aborto aún en el aire, su nueva queja se quedó en una anécdota menor.
Las miradas, por tanto, se dirigieron hacia el rey Felipe VI, que pasó revista tras recibir novedades del jefe del batallón de honores. Los monarcas saludaron a las autoridades antes del salto paracaidista frente a la tribuna real con la bandera de España –de 24 metros cuadrados y 15 kilos de peso–, que como cada año fue transportada por la patrulla acrobática de paracaidismo.
El salto corrió a cargo del sargento primero Óscar Marsal Hernández y el sargento primero José Carlos González Herrera, ambos componentes tanto de la selección nacional militar de paracaidismo como de la selección nacional civil de paracaidismo. Y a continuación se izó la bandera dando paso al homenaje a los que dieron su vida por España.
En ese punto llegó una de las pocas novedades del acto. La patrulla Águila no sobrevoló el cielo de Madrid después de que sus aviones, los C-101, llegasen al fin de su vida útil tras 40 años de servicio. Y el vuelo con los colores de la bandera española corrió a cargo de la formación Mirlo con cinco Pilatus PC-21, aviones de formación de los aviadores de la Academia General del Aire y del Espacio, donde la princesa Leonor se forma este curso.
Feijóo reprocha al líder de Vox su actitud y le recuerda que son los independentistas quienes no van al 12-O
La parte aérea del desfile vio reducida su participación de aviones a la mitad debido a las nubes bajas que deslucieron la mañana. Entre ellos, varios Eurofighter como los que participan en misión de policía aérea de la OTAN en el flanco este frente a la amenaza rusa.
A continuación, en el desfile terrestre, con algunos rayos de sol, circularon 123 dotaciones, como acorazados o vehículos pesados de intervención y 39 motos, 229 caballos y seis perros. Incluido Baraka, que en árabe significa buena suerte . Un borrego macho de tres años que acompañó al tercio Gran Capitán 1.º de la Legión.
En total, 3.847 integrantes de las fuerzas armadas, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y otras instituciones participaron con uniforme de gala en la parada militar. De ellos, 3.323 hombres y 524 mujeres (un 13,6%).
Finalizado el desfile, los Reyes, la princesa de Asturias y la infanta Sofía se desplazaron hasta el Palacio Real para ejercer de anfitriones en la tradicional recepción.
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, no dejó pasar la ausencia de Sánchez para ironizar: “Probablemente no le gusta la fiesta de la Hispanidad o directamente no tenía ganas de hablar de los asuntos judiciales que afectan tanto a su partido como a su familia”.
Y también aprovechó Feijóo para criticar el embargo de armas a Israel, “ahora que se abre un espacio para la esperanza y la paz”, y reprochó al Ejecutivo no haber reconocido a María Corina Machado, recientemente galardonada con el premio Nobel de la Paz. “El presidente prefiere los intereses de Zapatero. Es una pésima noticia para el posicionamiento de España como democracia”, afirmó.
En ausencia de Sánchez, el grueso de los ministros también abandonaron la sala a excepción de Óscar Puente, quien tiró de ironía para responder a Feijóo recordando la larga lista de cargos imputados o condenados en las filas del PP: “El que no se consuela es porque no quiere”, señaló.
El ministro de Transportes se refirió además a los pagos en efectivo realizados a Ábalos, Koldo García y Cerdán: “En los ministerios también se paga en efectivo. Es un sistema anticuado y absurdo, pero es lo que hay”, afirmó, negando de manera tajante la existencia de una caja b en el PSOE.
Entre tanto, en Barcelona se celebró también una manifestación en el paseo de Gracia para celebrar la fiesta de la Hispanidad a la que, según la Guardia Urbana, asistieron 3.700 personas.
