De Mazón a Sánchez

Mar de fondo

De Carlos Mazón a Pedro Sánchez. Del nudo en la garganta por el recuerdo de las víctimas al vómito de la corrupción.

De la dejadez de funciones y la incompetencia ya probada del presidente valenciano, al intento de acreditar la relación del presidente español con la trama corrupta liderada por hombres de máxima confianza, José Luís Ábalos y Santos Cerdán, con Koldo García en el papel de mamporrero.

Hoy el homenaje ya es historia. Las cámaras tienen ya otro animal por devorar

Un no parar que facilita el elevadísimo nivel de tolerancia que la sociedad española tiene respecto a las tomaduras de pelo con las que les obsequian sus líderes políticos.

Que a estas alturas Carlos Mazón siga presidiendo la Comunitat Valenciana no admite otra calificación que la de insulto. Da igual dónde estuviese durante las horas críticas del día de la dana. Da lo mismo que fuera un restaurante, un parking o en el estanco comprando puros. Nos basta con lo que sí sabemos: no hizo lo que debía. Y tampoco lo hicieron los altos cargos que él había nombrado.

Vista general del hemiciclo del Senado en el que los diputados guardan un minuto de silencio por los fallecidos por Covid-19 al inicio de la sesión de la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades celebrada en el Senado, en Madrid (España), a 26 de mayo de 2020.#{emoji}13; 26 MAYO 2020 POLÍTICA;PERIODISMO;RADIO TELEVISIÓN ESPAÑOLA;CÁMARA ALTA;PERIODISTA;ADMINISTRADORA ÚNICA#{emoji}13; Jesús Hellín / Europa Press#{emoji}13; 26/05/2020

Hemiciclo del Senado

Jesús Hellín / EP

Mazón no es un asesino, como le gritaron algunos familiares y amigos de los fallecidos ayer, en el funeral de Estado para honrar la memoria de las víctimas. Pero sí es un hombre sin honor político y un sinvergüenza institucional.

Hoy el homenaje ya es historia. Las cámaras y los especiales informativos tienen ya otro animal por devorar. Hasta siete horas puede durar el interrogatorio a Pedro Sánchez en el Senado. Por una vez, y sin que sirva de precedente, la Cámara Alta se reivindica como foco de la noticia de la mano de la mayoría absolutísima del PP.

Los populares han hecho su trabajo, arrastrando por la oreja a Pedro Sánchez ante la comisión de investigación por corrupción para que se explique.

Porque, aun siendo cierto que las comisiones, al menos en España, sirven para bien poco, también es verdad que tocaba bajar del cielo al presidente y obligarlo a aterrizar en la tierra.

Lo de hoy no es baladí. El PP se ha encargado de añadir aires de tragedia a la sesión.

Crear ambiente recordándonos a cada minuto que mentir en una comparecencia de este tipo es delito. O también, como si se tratase de un partido de fútbol en el que no se quiere dar pistas sobre la táctica al rival, jugar al equívoco con el nombre del senador o senadora que realizará el interrogatorio a Pedro Sánchez para que sus asesores no preparasen respuestas ad personam.

Han sido excelentes cuñas de promoción del espectáculo. Hay quien ha llegado a la víspera pensando que estamos ante el reestreno del filme Algunos Hombres Buenos , con Pedro Sánchez en el papel de Jack Nicholson y el senador popular de turno en el de Tom Cruise. Recuerdan: “¿Ordenó usted el código rojo”.

Nada de esto va a suceder, por supuesto. Sánchez es siempre favorito en las apuestas. Además, nadie espera –salvo sorpresa– de una comparecencia en comisión nada que no sea puro rifirrafe político y algunos gramos de adrenalina para chutarla en vena, cada uno de los participantes, de sus feligreses.

Y aun así no hay que tomarse a broma el asunto. Primero porque el examen es duro. Pero sobre todo porque no obedece a los hechos quien pretende simplemente ridiculizar el asunto calificándolo como una cacicada del PP gracias a su mayoría absoluta en el Senado.

Volvamos al principio. Es tan bajo el nivel de exigencia de los españoles a su clase política –más allá del insulto en twitter o en la barra del bar carajillo en mano– que hay quien todavía defiende que lo que se le ha venido encima a Pedro Sánchez obedece únicamente a una conspiración.

A ver, el presidente tiene a dos examigos, ambos exsecretarios de organización del PSOE y escogidos a dedo por él, empurados por corrupción. Uno de ellos en prisión preventiva.

Hay investigaciones en marcha por presunta corrupción que afectan directamente al Gobierno, también con altos cargos investigados. La imputación del PSOE por financiación ilegal se mueve en estos momentos en el canto de un duro, más tras las declaraciones de empleados del partido que han sido incapaces de aclarar por qué motivo, cuántas veces y con qué justificantes se abonaban pagos en efectivo en Ferraz. Todo ello sin contar con los casos que afectan al entorno privado del presidente.

Así las cosas, más que una conspiración, más bien parece razonable que Sánchez deba explicarse, al menos por una vez, en un entorno que le resulte poco confortable. Por cierto, será interesante observar el papel de Eduard Pujol, de Junts, tras el anuncio de ruptura de los de Puigdemont con el PSOE. ¿Optará Pujol por el palo, por el masaje o por ambas cosas a la vez?

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