Pedro Sánchez en septiembre fue capaz de encapsular el momentum antipolítico, por las innumerables cuitas, coincidiendo con el momento Palestina . Sin embargo, siempre hubo una constante: un Vox en el entorno de los cinco millones de votos. Con una gran transferencia del PP hacia Vox (entre 1 y 1,5 millones) y también progresando del PSOE hacia Vox. Es tan así la creciente transversalidad que los de Santiago Abascal incluso se permitieron ayer hacer guiños a Aliança Catalana en la entrevista en La Vanguardia . Vox es ya el campamento base de la derecha autoritaria para afrontar a corto los caucus de la derecha de diciembre a junio, al mismo nivel en intención de voto que el Podemos de Pablo Iglesias de diciembre del 2015.
Dice Abascal: “No somos el relevo del PP”. Y negándolo nos confirma que quieren ser “el reemplazo”, que es bien diferente y más poderoso. El PP, en concreto, sigue sin comprender en absoluto la importancia de un chasis electoral. Alberto Núñez Feijóo no lo entendió en julio del 2023 y falló en cuatro provincias plurinacionales por 20.000 votos. Y esos caucus de la derecha en Extremadura, Castilla y León y Andalucía, con el añadido del escenario valenciano, lo más probable es que provoquen un colapso en el bloque derecho, porque se convocaron partiendo de una aritmética inexistente, en teoría, de sus encuestas: la del 35% del PP.
Romper con lo actual, pagando justos por pecadores, rima con el 2015
Pero hay más: ¿cuáles son las dos incógnitas que están por despejar tras las dos oleadas de estudio de Opina 360? La primera: la transferencia directa del PSOE a VOX, en el entorno de los 250.000 votos. ¿Será capaz la formación autoritaria de doblar este dato e impedir al PSOE superar la barrera del 30%? De entrada, la elección del diputado Carlos H. Quero como portavoz adjunto de Vox en el Congreso es lo que pretende. El Madrid de los toldos verdes como metáfora, situando la vivienda como el punto de fuga de la izquierda, del bipartidismo y de todo el sistema; la segunda incógnita a despejar es saber si la transferencia central, la del PSOE hacia el PP es la de octubre, con 300.000 votantes con el momento Palestina , o la de noviembre, muy superior entre tantas cuitas y antipolítica. Así se entiende que en octubre el PSOE estaba por arriba del PP, mientas que ahora hay empate técnico. El PSOE tiene fugas hacia la derecha, con medio millón de votos fijo, lo que invita a la humildad-reflexión, porque no se gana por la izquierda sin taponar la derecha, signo de los tiempos.
El momentum antipolítico es tan claro además que el bipartidismo está en un 56% y cualquier referencia externa, sea un empresario, presentador o actriz –con una confiabilidad y notoriedad entre la sociedad razonable–, se sitúa en cifras espectaculares de apoyo para entrar en política: Florentino Pérez (10 millones de españoles), David Broncano (6 millones) o Najwa Nimri (5 millones). Son mensajes claros de romper con lo actual, pagando justos por pecadores, que no deben echarse al olvido porque riman con el 2015.
Santiago Abascal
Y llegamos a lo de Nueva York: falta aclarar que la victoria de Zohran Mamdani para ser alcalde ha consistido –al igual que la de Javier Milei para presidente– en, técnicamente, una canalización del resentimiento. Ese es el chasis, y no lo ideológico. Ha sido la del reemplazo de la vieja democracia y sus códigos por la nueva democracia y sus categorías renovadas, del mismo modo que Trump y el movimiento MAGA reemplazaron al viejo Partido Demócrata. Ofreciendo una salida al momentum antipolítico. Hablando sin tapujos de vivienda, concretando el agujero negro y dibujando un nuevo terreno de juego: el del reemplazo a través de fuerte narrativa, captar la atención y maestría con la tecnología.
Mamdani ha canalizado rabia y miedo a la par, aunque nos expliquen, de parte, que iba de esperanza porque ganan los demócratas. Ha sido rebeldía frente al autoritarismo trumpista logrando transferencias incluso del electorado del chico de Queens. Con la victoria política tendrá que concretar, que es la esencia de gobernar, pero, de momento, nos ha explicado que en el marco democrático hay maneras de ganarle al autoritarismo, válidas para el PSOE y el PP. La principal, no quedarse quieto. Pero para ello hay que ocupar los espacios vacíos y tomarse muy en serio las encuestas adversas. No se fijen tanto en la campaña de Mamdani (el dedo), sino en el chasis (la luna). Aquí de Mamdani está haciendo Quero, y Abascal de Trump. La desorientación es total y el momentum antipolítico. Homenajeando a James Carville: ¡Es el reemplazo, estúpidos!
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