El juez Adolfo Carretero ha concluido la instrucción y pone a un paso del banquillo de los acusados al exportavoz de Sumar y exfundador de Podemos Íñigo Errejón por un presunto delito de agresión sexual tras la denuncia de la actriz Elisa Mouliaá. Las partes tienen ahora diez días para presentar sus escrito de acusación.
En el auto, el juez explica que para proceder a la transformación de diligencias en procedimiento abreviado no hace falta que hay pruebas plenas, “sino que bastan unos mínimos indicios que no permitan descartar del todo una posible sentencia condenatoria, esto es, que la absolución sea inevitable”.
Según el juez, Mouliaá no tenía ningún móvil espúreo, enemistad, odio o venganza contra Errejón, “sino más bien todo lo contrario; estaba ilusionada por conocerlo para una posible relación sentimental ya que había hablado con él por redes durante un año admirándole por sus ideas de izquierda moderada y feministas, según dijo”.
El instructor recuerda que la actriz estaba en tratamiento por depresión “tras un matrimonio fracasado y que había bebido el día de la fiesta, lo que no debía hacer tomando mediación
(Sertralina)”.
Los hechos denunciados datan de 2021. En su denuncia, la actriz cuenta cómo primero se sintió violentada en un encuentro en un ascensor con Errejón -con quien llevaba hablando un tiempo a través de redes sociales. Después, de ese episodio, esa misma noche, acudieron a una fiesta en casa de unos amigos de ella.
Según la denuncia, el político la agarró “fuertemente del brazo” y la llevó a la fuerza durante varios metros por un pasillo hasta introducirla en una de las habitaciones de la casa. En el interior, quien fue uno de los fundadores de Podemos cerró el pestillo de la puerta para impedir que Mouliaá escapase, comenzándola a besar y a tocar por distintas partes del cuerpo. Sobre todo, por los pechos y los glúteos, según su relato.
Después de la fiesta, se fueron en taxi a casa de Errejón. Una vez en el interior, el exportavoz de Sumar “sin mediar palabra” habría comenzado de nuevo a besarla mientras la tocaba por pechos y glúteos, mientras la trasladaba a su habitación. Ella le comentó, siempre según su versión, que se estaba sintiendo incómoda. “Todo” le pareció “muy violento”, por lo que terminó diciéndole: “Solo sí es sí, parece mentira que me esté pasando contigo”.
En su auto, Carretero sostiene que su declaración “es coherente en lo esencial, aunque no recuerde detalles secundarios, como si en la puerta de la habitación había pestillo (ella vio cerrar la puerta a Errejón como si los hubiese)”.
Para el magistrado, las posibles lagunas o contradicciones en su declaración, las aclaró en interrogatorio, en el que mantuvo “la coherencia, explicando que si no reaccionó ante el abuso más rápidamente, como hizo en el tercer episodio, fue porque estaba
aturdida, bloqueada ante la situación y la personalidad d e su presunto agresor, además del efecto de la bebida y los medicamentos que tomaba”.
“No se ven vaguedades ni contradicciones en su declaración salvo esa falta de reacción explicable por su bloqueo emocional y la repetida personalidad de Errejón un importante político del momento, quien dimitió de su cargo por conductas inapropiadas con mujeres”.
No obstante, el retraso en la denuncia, tres años después de los hechos, es una dato a tener en cuenta, pero que no supone que la denuncia tenga que ser falsa.
