“La legislatura más difícil cumple dos años y sigue avanzando”, asegura a La Vanguardia el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños. Este 16 de noviembre, el segundo Gobierno de coalición de la democracia, que conformaron el PSOE y Sumar, celebra su segundo aniversario de vida, o de supervivencia más bien, tras la última investidura de Pedro Sánchez encarrilada por un acuerdo con Junts per Catalunya.
“Dos años de progreso económico y social, y de normalización política del conflicto de Catalunya. Y dos años de deriva extremista de la derecha”, resalta por su parte el ministro de Transportes, Óscar Puente, ante la inclemente ofensiva desplegada por el PP y Vox desde el inicio de la legislatura para tratar de derribar a Sánchez. De momento, sin éxito.
“Semana a semana”. Este es el horizonte temporal que siempre contemplan en la Moncloa en este convulso mandato, plagado además de minas a cada paso del camino ante las sucesivas causas judiciales abiertas contra el entorno político y familiar del presidente del Gobierno. Pero si se hace camino al andar, como poetizó Antonio Machado y cantó Joan Manuel Serrat, en el equipo de Sánchez resaltan que la legislatura en curso ya superó su ecuador, pese a que casi nadie diera un céntimo de euro por ella cuando arrancó. Y el jefe del Ejecutivo sigue sin dar su brazo a torcer ni tirar la toalla, dispuesto a agotar el mandato en el 2027, pese a todos los pesares.
“¿Es difícil? Sí”, admite el ministro Óscar López; pero advierte: “¿Merece la pena? Mucho”
El último palo en las ruedas del Gobierno fue el anuncio de ruptura de Junts, precisamente la formación que desbloqueó la investidura de Sánchez hoy hace dos años, y que, al menos sobre el papel, dinamita la mayoría parlamentaria que el 16 de noviembre del 2023 sumó 179 síes para que el líder del PSOE revalidara el cargo de jefe del Ejecutivo. De nuevo, como en la anterior legislatura, se trató de una mayoría transversal que incluyó al grupo socialista y a nuevo su socio de coalición, Sumar –que entonces aún englobaba a Podemos–, además de Junts y Esquerra, EH Bildu y el PNV, el BNG y Coalición Canaria.
Alberto Núñez Feijóo ganó las elecciones generales cuatro meses antes, el 23 de julio del 2023, pero de manera insuficiente. Y contra la nueva investidura de Sánchez solo se sumaron 171 votos: los del PP, Vox y Unión del Pueblo Navarro.
Al actual escenario de ruptura de Junts –que pese a rechazar por ahora sumarse a una moción de censura para derribar a Sánchez ya empieza a sugerir la necesidad de disolver las Cortes y precipitar las elecciones– se añade la disidencia de Podemos, por el flanco izquierdo, para acentuar la imagen de debilidad parlamentaria.
“La legislatura más difícil cumple dos años... y sigue avanzando”, asegura el ministro Bolaños
Sánchez, no obstante, sigue acreditando una elevada capacidad de resistencia. “Merece la pena”, alega siempre.
En el Gobierno asumen la dificultad y complejidad de mantener a flote la legislatura, pero tratan de contrarrestar la imagen de debilidad parlamentaria esgrimiendo las 47 leyes ya aprobadas en estos dos años: las dos últimas –la de Movilidad Sostenible y la de Servicios de Atención a la Clientela–, salvadas en el Congreso el pasado jueves, precisamente, aún por Junts.
En la Moncloa ya vislumbran, en todo caso, el próximo fin de año como otro trimestre superado. El anterior fue “infernal”, y a punto estuvo Sánchez de poner fin a su mandato: quien hasta ese momento era el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, ingresó en prisión, acusado de corrupción. Y ahí sigue. El paréntesis de agosto, no obstante, fue revitalizador para Sánchez, y a su regreso logró recuperar el pulso y la iniciativa política.
Óscar Puente resalta “la normalización política del conflicto de Catalunya y el progreso económico y social”
Ahora en la Moncloa esperan que el inminente paréntesis navideño y las nuevas vacaciones parlamentarias –adelantadas en el Congreso por la convocatoria de las elecciones autonómicas en Extremadura para el próximo 21 de diciembre– eviten hasta febrero nuevas votaciones de infarto y tener que afrontar cada pleno como si fuera una “tortura”.
Sánchez, pese a todo, no levanta el pie del acelerador. El próximo martes, el Consejo de Ministros aprobará la nueva senda de estabilidad y el techo de gasto que enmarcarán un proyecto de presupuestos del Estado para el 2026 que, al menos de partida, no cuenta con los apoyos suficientes para ver la luz. Y los comicios extremeños –los primeros del nuevo ciclo electoral autonómico– tampoco se presentan precisamente halagüeños para el PSOE.
“Dos años de avances. Récord de crecimiento y empleo y nuevos derechos. ¿Es difícil? Sí. ¿Merece la pena? Mucho”, zanja, no obstante, el ministro de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López.
