“Que aquí cabemos todos o no cabe ni Dios”

El 50.º aniversario de la muerte de Francisco Franco Bahamonde, el Caudillo , el Generalísimo , el dictador, es un buen momento para afrontar el problema que tiene España, como sociedad, cuando el 21 por ciento de la población, no solo de los menores de 35 años, considera que la dictadura derivada de la Guerra Civil fue buena o muy buena. Aunque la muerte de Franco no supuso la llegada de la democracia, porque, como dice el rey emérito en sus recientes memorias, “la democracia no cayó del cielo”, y los españoles tuvimos que esperar año y medio para poder votar, y tres para tener una Constitución que garantizara nuestros derechos y estableciera nuestro modelo de convivencia y nuestras reglas de juego, puede ser un buen momento para plantearnos por qué ese 21 por ciento de la población, y el 19,3 si hablamos de jóvenes, consideran que la dictadura de Franco fue buena o muy buena.

Pueden pensar, sobre todo los jóvenes, que el desarrollismo económico que vivió la dictadura en su etapa final compensa los 35 años de falta de libertad, y prima la falsa idea de que en la dictadura todo era más fácil: tener una vivienda, trabajo. Es un hecho que la democracia no ha sabido resolver el asunto de la vivienda y muchos más, y que la política parece más entretenida en otras cuestiones que en los problemas reales: bajos salarios que les impiden llevar una vida digna, un precio de la vivienda que hace prohibitivo para buena parte de la población hacer efectivo el artículo 47 de la Constitución, la falta de esperanza en el futuro, la diferencia entre ricos y pobres.

Los jóvenes deben saber qué fue la transición y qué hicieron los españoles tras la muerte de Franco

Ante estas creencias solo caben la información y la educación. Información para contrarrestar el blanqueamiento de la dictadura que se está dando en las redes, según coinciden muchos educadores, que perciben cómo los estudiantes de bachillerato (entre 16 y 18 años), creen más un reel de Instagram o un vídeo de TikTok que a un profesor o un libro de historia. Esos vídeos cortos de hasta 15 segundos es lo que consumen, casi de forma compulsiva, los jóvenes. Basta un viaje en metro o autobús para ver como la mayoría hacen scroll con el dedo sobre la pantalla, pasando hacia arriba una página eterna de cualquier red social, viendo uno tras otro esos vídeos cortos, en los que conocen una supuesta realidad que no cabe en tan poco tiempo.

Ahí está al problema. Que es la única información que reciben sobre la dictadura, sin llegar a saber que esas redes, en una dictadura, seguramente estarían prohibidas o limitadas. Desconocen que dictadura es sinónimo de falta de libertad, de asociación, de reunión, de derechos de las mujeres. No saben que hasta mayo de 1975 (solo unos meses antes de morir Franco) las mujeres casadas necesitaban la autorización del marido para abrir una cuenta bancaria, lo que se llamaba la “licencia marital”, igual que para poder trabajar, para disponer de su patrimonio, adquirir bienes, hipotecarse, interponer una demanda. Que los partidos políticos estaban prohibidos, solo había uno, el de Franco, el Movimiento Nacional.

El Valle de los Caídos es un conjunto monumental español construido entre 1940 y 1958 y situado en el valle de Cuelgamuros, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid. Se encuentra en la sierra de Guadarrama

Una joven en Cuelgamuros

Dani Duch / archivo

Pero los jóvenes necesitan saber también qué fue la transición, que hicieron los españoles tras la muerte de Franco, porque solo así valorarán lo que tienen, sabiendo qué hicieron los demócratas de derechas y de izquierdas para que fuera posible la democracia. Todos renunciaron a lo accesorio para conseguir lo importante.

No se les enseña. Educación para la Ciudadanía fue un intento de llevar a las aulas la necesidad que tienen los jóvenes de conocer una realidad que ahora las redes tergiversan. Fue un intento fallido de explicar el hilo conductor de lo que se hizo. Lo resumió muy bien Víctor Manuel en 1983, en la frase final de su canción Esto no es una canción . Tan simple: “Que aquí cabemos todos, o no cabe ni Dios”.

Recomendación: escuchen toda la canción.

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