Barcelona será sede este mes de dos citas euromediterráneas: la Asamblea General de la Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas –del 19 al 21 de noviembre, con más de 150 regiones– y el 10º Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo –del 22 al 28 de noviembre, con presidentes y ministros de 42 países–. El conseller de Unió Europea i Acció Exterior, Jaume Duch (Barcelona, 1962) atiende a La Vanguardia en los últimos preparativos de ambos eventos.
Oficialidad del catalán
“Soy moderadamente optimista por las gestiones bilaterales entre España y Alemania”
¿Por qué son importantes ambas citas para Catalunya?
Por el momento en el que llegan. Este año es el trigésimo aniversario del Proceso de Barcelona, que es cuando Catalunya confirmó su capitalidad mediterránea. Somos la sede de la Unión por el Mediterráneo (UpM). Firmaremos pronto con ellos un acuerdo de entendimiento que refuerza su presencia y esta capitalidad. Ahora esta región es mucho más importante que antes por razones comerciales, económicas y geopolíticas.
¿Qué se discutirá?
Hay temas prioritarios como la lucha contra la crisis climática, los desastres naturales y los intercambios económicos, empresariales e infraestructuras. Estos días nos convertiremos de una manera más física y visible en la capital del Mediterráneo.
Entre los miembros de la UpM hay posiciones contrapuestas en el eje migratorio. ¿Es difícil cerrar alguna acción concreta?
La legislación en esta materia es de la Unión Europea. Creo que esta política de inmigración debe tener en cuenta tanto las necesidades del norte como del sur del Mediterráneo. Somos un espacio integrado en el que lo que pasa en el sur repercute en el norte, y viceversa. Durante estas reuniones debemos escuchar los posicionamientos de los países del sur del Mediterráneo, de modo que la forma que tengamos de desarrollar y ejecutar la política migratoria tenga en cuenta una realidad que va más allá de la nuestra.
Dentro de la UpM están tanto Israel como Palestina. ¿El conflicto en Gaza se va a tratar?
Se trata fundamentalmente en otros ámbitos, y ahora estamos en una fase de intento de consolidación de paz. Sobrevolará en la discusión, pero nuestra contribución tiene que ser la de implicar mucho más a la sociedad civil y fomentar más el diálogo a diferentes niveles (cultural, científico o económico). Es la aportación que podemos hacer. La cuestión de cómo se avanza hacia la solución de los dos estados depende de las diplomacias.
¿Qué debe salir de estas citas?
Catalunya quiere liderar la transformación del Mediterráneo y ponerlo en el centro de las políticas europeas. Queremos jugar un papel importante y lo podemos jugar a partir del reconocimiento de Barcelona como la capital del Mediterráneo, pero también por el trabajo que el Govern está haciendo. Por un lado, con los países de la UpM. Por el otro, con las políticas de la Unión Europea en Bruselas.
En el foro de la UpM se presentará el Pacto por el Mediterráneo. ¿Cuál es el alcance del mismo?
La importancia radica, en primer lugar, en su existencia. Demuestra que es una prioridad europea. Durante muchos años, la UE dio un trato secundario a la política mediterránea y ahora tiene una comisaria para ello. Se han intensificado las relaciones entre el norte y sur del Mediterráneo. Se busca un enfoque integral de estas políticas y darle visibilidad.
La semana pasada se aprobó la Estratègia Àsia. ¿Por qué hay que abrirse al continente asiático?
En estos últimos años hay países que están creciendo mucho. Hay una modificación de las relaciones entre las potencias mundiales, que da más importancia a esta región. Hay un potencial económico o tecnológico que nos interpela. En los últimos meses ha habido una sacudida de las relaciones comerciales entre países por la política arancelaria de Estados Unidos. Nos obliga a mirar el mundo ampliamente y encontrar una diversificación geográfica para las relaciones económicas catalanas.
¿Va en detrimento de otros países como Estados Unidos?
En absoluto. Queremos mantener la relación más intensa posible con Estados Unidos, pero es la Administración americana la que puede facilitar o dificultar la cooperación. En los últimos meses, lamentablemente hemos visto medidas que tienden a complicarla, pero hay cosas que compartimos con ellos y nos gustaría continuar compartiendo en el futuro, como un modelo de sociedad, respeto a la democracia y derechos humanos.
Auge de las autocracias
“La UE es la respuesta a los extremismos y planteamientos demagógicos”
¿En qué punto está la oficialidad del catalán en la UE? ¿La ruptura de Junts con el Gobierno incide negativamente en lograrlo?
Se está haciendo muy buen trabajo y está dando resultado. Los países que lo aceptan han aumentado. También está el comunicado hace pocas semanas entre España y Alemania, que es un paso importante porque abre la vía a dar un empujón al acuerdo. Todos nos hemos de sentir corresponsables. Es un tema de justicia lingüística.
¿Pero es optimista?
Soy moderadamente optimista y este optimismo se ve reforzado por las gestiones bilaterales entre el Gobierno español y alemán.
Anunciaron nuevas delegaciones en China, Canadá y Jordania. ¿Sin presupuestos es posible?
Se está haciendo todo lo posible para que haya presupuestos. Intentaremos llegar tan lejos como se pueda, pero lo que tenemos que hacer es trabajar todos juntos –no solo el Govern– para que haya presupuestos por los beneficios que suponen para los ciudadanos.
En 2026 debería operar el cuerpo de acción exterior. ¿Será así?
La ley está aprobada y ahora toca el despliegue, que vendrá ligado a la capacidad presupuestaria que tenga el Departament en 2026. Nuestra voluntad es poder empezar con un primer despliegue.
Crecen las tecnocracias y autocracias. ¿La UE corre el riesgo de quedar atrapada?
La UE es la respuesta a estos extremismos y posiciones demagógicas que incrementan los problemas en lugar de reducirlos. Todo lo que sea fortalecer la UE, mejorar sus políticas, avanzar hacia una mayor autonomía y darle los instrumentos y fondos necesarios nos ayudará a fortalecer nuestros sistemas democráticos y modelos de sociedad.
Hace un año dijo en este diario que las puertas de Bruselas se abrirían con más facilidad para Catalunya. ¿Se está logrando?
Sinceramente, sí. Lo vemos en nuestra participación e influencia en Bruselas –como la discusión sobre los fondos de cohesión o la propia política regional de la UE– o en la mayor presencia de líderes de la UE en Barcelona. Además, hemos participado en algunos de los eventos oficiales de la Asamblea de la ONU. Estamos reforzando nuestras relaciones con organismos tan importantes como la UNESCO o la OCDE. Si hacemos la lista, hemos ido ganando en espacios muy importantes.
