En las imágenes que facilitó la semana pasada la Policía Nacional tras desarticular una presunta célula terrorista de carácter supremacista, se podía ver una mesa con las armas intervenidas –dos de ellas de fuego–, munición y equipamiento táctico militar, mezclado con propaganda de la organización The Base, que aboga por una guerra racial. Más allá de lo impactante del vídeo con lo intervenido al líder de la célula, un ultraderechista de 24 años que pretendía crear una “unidad insurgente” en España para llevar a cabo “ataques selectivos” con los que “desestabilizar”, el experto en terrorismo Manuel Torres Soriano advertía que en esa mesa había algo mucho más interesante que la parafernalia nazi: una camiseta con el rostro de Theodore Kaczynski, alias Unabomber, “padre” del extremismo antitecnológico contemporáneo.
Torres, catedrático de la Universidad Pablo de Olavide, defiende que la tecnofobia podría ser el motor de la quinta oleada de terrorismo. Y operaciones policiales como esta son la prueba de que se atisba la nueva ola. El académico encuadra su teoría en el marco de análisis que popularizó el profesor estadounidense David Rapoport, quien entendía el terrorismo como un proceso evolutivo que se puede diseccionar en diferentes oleadas. Cada una, de unos cuarenta años –al igual que una generación–, tiene una ideología que aglutina el sentido de la actividad terrorista: la anarquista nihilista (de finales del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial), la anticolonialista (hasta finales de la década de los 60), la de extrema izquierda (hasta mediados de los 90) y la religiosa, principalmente islamista (la actual). Para Torres, en conversación telefónica, la quinta oleada, aproximadamente en el año 2040, tendrá motivaciones de carácter tecnófobo, con la creencia de que el desmantelamiento de la tecnología moderna es necesario para la supervivencia de la humanidad. Y ese rechazo, según el experto, se alimenta de una variedad de ideologías: desde el anarquismo hasta la extrema derecha, pasando por el ecologismo radical.
Material incautado al grupo neonazi The Base como pistolas, cuchillos, ejemplares de Mi lucha de Adolf Hitler y camisetas con el lema Defend Europe
El nuevo terrorismo
Se nutre de múltiples ideologías que buscan “acelerar” el colapso del orden establecido
El terrorismo está mutando. Y los extremistas, en lugar de adherirse a ideologías tradicionales con objetivos claros, prosigue Torres, están adoptando visiones del mundo compuestas por múltiples corrientes ideológicas, sentimientos y agravios con el hilo conductor de la creencia de que es necesario “acelerar” el colapso de la civilización tecnológica. Es en este punto en el que se enmarca el término utilizado por la Policía Nacional, que se refería a la célula desarticulada en Castellón como “aceleracionista”.
El criminólogo Joan Caballero, especialista en extremismo y radicalización, explica que el aceleracionismo lo que pretende es precipitar lo más rápido posible el orden establecido. Sus adeptos, cada vez más jóvenes y con discursos más extremistas, no buscan tanto cometer un atentado con un objetivo identificado sino acciones que provoquen disturbios. Que el ataque selectivo prenda como una mecha de indignación y repulsa capaz de incendiar a los dos bandos. “Que esas acciones sean la palanca para un cambio radical”, resume Caballero, quien remite a cómo en Estados Unidos se interceptaron unas conversaciones en las que una célula de The Base planificaba dar una paliza mortal a inmigrantes… disfrazados de policías. A la velocidad que podría correr cualquier vídeo por redes sociales antes de ser verificado sería pura gasolina para desatar ese ansiado caos.
Caballero pide poner el foco en la amenazas internas, sin descuidar la mirada en el yihadismo exterior, en un momento en los que los informes de Europol alertan de la cada vez más preocupación por el extremismo –y terrorismo– de extrema derecha. Y advierte de que los escenarios, en un mundo hiperconectado, se están trasladando de los grandes núcleos de población a localidades más pequeñas. Una dispersión que presenta un enorme reto para las fuerzas y cuerpos de seguridad. También la operación de la semana pasada es prueba de ello. El principal detenido es vecino de Onda (Castellón), con 25.000 habitantes. El resto de detenidos –otros tres, pese a que la Policía solo informó de tres arrestados puesto que el último es menor de edad, según fuentes próximas a la investigación– también son de la zona.
El líder de The Base en España
Conversaba con el fundador de la red paramilitar, a quien Rusia le ha dado cobijo
El único detenido que fue enviado a prisión, desde Onda, había entrado en “contacto directo” con el líder internacional del grupo paramilitar The Base, Rinaldo Nazzaro, a quien Rusia le habría dado cobijo después de que la organización que fundó sea considerada “terrorista” en Australia, Nueva Zelanda, Canada, el Reino Unido y, desde julio del año pasado, en la Unión Europea. Además, la Policía ha recabado indicios de que el líder español habría estado recibiendo financiación de The Base, además de financiar la actividad de la misma a través del tráfico de drogas, como marihuana y cocaína, a pequeña escala.
Los investigadores no han hallado ninguna lista de objetivos, pero sí su intención de consolidar su “unidad insurgente” para realizar “ataques selectivos” con los que desestabilizar a España.