“Cesamos a la gente en horas”, recalcan en la Moncloa. Y así es como defienden su “contundencia” en la reacción ante cualquier indicio de presunta corrupción o acoso sexual, como ha ocurrido con la sucesión de casos que han protagonizado José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Francisco Salazar, precisamente tres personas que durante años conformaron el círculo de máxima confianza de Pedro Sánchez, y que integraron el reducido núcleo duro del equipo con el que el hoy presidente del Gobierno recuperó el liderazgo del PSOE en el 2017.
El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el cese de Antonio Hernández, que fuera mano derecha de Francisco Salazar en la Moncloa, como director del departamento de coordinación política del gabinete de la presidencia del Gobierno. En la Moncloa alegan que en cuanto el pasado domingo ElDiario.es desveló que las denunciantes anónimas del presunto acoso sexual por parte de Salazar también apuntaban a Hernández como supuesto encubridor de estos hechos, se actuó de inmediato.
Pese a que Hernández negó estas acusaciones –también Salazar se declaró inocente cuando hace cinco meses se presentaron las denuncias, y el mismo día fue cesado de todos sus cargos en la Moncloa y Ferraz-, sí asumió que su situación “no era sostenible”. Las denuncias era de “una gravedad obvia y manifiesta”, admiten en la Moncloa, y tanto el jefe de gabinete de Sánchez, Diego Rubio, como la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, adelantaron el domingo a Hernández el inmediato cese en sus responsabilidades en la Moncloa y también en la ejecutiva del PSOE de Andalucía.
Pero la sombra de Salazar aún es muy alargada en la Moncloa y en Ferraz. Y este martes la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, ha reconocido que fue un “error” reunirse el mes pasado con Salazar para almorzar. En la Moncloa, no obstante, niegan que Salazar solicitara esa cita con Alegría para tratar de buscar contratos de asesoramiento con el Gobierno o con algunas federaciones del PSOE.
Alegría ha señalado que fue Salazar quien se puso en contacto el pasado mes de noviembre para comer con Alegría. La ministra ha alegado hoy que aceptó dicha cita, pese a que Salazar tuvo que salir de la Moncloa y de Ferraz en julio, tras desvelarse las acusaciones de presunto acoso sexual, porque Salazar “es una persona a la que conozco desde hace tiempo”.
“Ese encuentro no se tenía que haber producido y fue un error”, ha admitido este martes Alegría.
