El feminismo del PSOE ante la fratría masculina

Poder y acoso

Las feministas socialistas impulsan la reflexión para relanzar las políticas de igualdad tras los casos de acoso sexual

Cartel contra la violencia machista en la fachada de la sede del PSOE

Cartel en el día contra la violencia machista en la sede del PSOE

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“Se ha echado en falta la voz de los poderosos de mi partido, de los cargos orgánicos, que siguen siendo mayoría hombres (...) Es increíble que cuando se dan estos casos tengamos que salir las mujeres a dar la cara. ¿Dónde están los hombres feministas?”. Lo decía Inés Rey, alcaldesa de A Coruña, a propósitos de las denuncias de acoso sexual que han salido a la luz en el partido socialista. Una reflexión que pone el foco en una de las raíces del problema; el ejercicio del poder se conjuga en masculino, se mantiene la fratría entendida como la complicidad y el pacto implícito entre hombres.

Las feministas en el PSOE están en pie y vigilantes ante el goteo de casos de acoso sexual que han ido aflorando tras las denuncias contra Francisco Salazar, con mando en Moncloa y Ferraz. Pero sobre todo porque estos se han hecho públicos por la presión mediática y no por decisión propia, y por la enorme dilación en tomar medidas de reparación para las víctimas. “Ha habido inacción y opacidad porque las denuncias afectan a hombres que están en las cúpulas,”, señalan militantes socialistas consultadas.

De todas maneras, consideran relevante que se haya abierto la puerta a la denuncia en las filas socialistas, con el efecto que tiene en todos los partidos. Por su raíz feminista, la controversia está siendo más intensa en el PSOE que en los partidos de derechas donde están aflorando casos. En un resumen sucinto, el debate se mantiene en Galicia con las denuncias contra el ya ex presidente de la Diputación de Lugo, José Tomé, conocidas desde octubre por el secretario general del PSdG, José Ramón Gómez Besteiro. En Algeciras, el Correo de Andalucía desvelaba presiones sobre una ex concejala del PP para que reconociese trastornos mentales cuando acusó al alcalde, José Ignacio Landaluce. En Vox ha dimitido el jefe de redes sociales, Javier Esteban, por acoso sexual.

No es suficiente la paridad, se requieren liderazgos feministas en los centros de decisión, dicen mujeres militantes

La reacción y el malestar es más intenso en el PSOE, un partido que se define como feminista y que ha sido el impulsor en sus gobiernos de los grandes avances de los derechos de las mujeres. Pero el machismo sigue enredado en las estructuras de poder en una cultura política que para cambiarla, se señala desde el feminismo, no es suficiente la paridad formal. Es necesaria la presencia igual de las mujeres, con liderazgos feministas, en los centros donde realmente se toman las decisiones: gabinetes de presidencia, sanedrines en los partidos... El poder en la sombra.

En el PSOE llovía sobre mojado. El caso Koldo reveló la relación con prostitutas del ex ministro y mano derecha de Sánchez, José Luis Ábalos. La lucha contra la prostitución, una forma de violencia contra las mujeres, es uno de los puntales de las feministas socialistas, que indican que en una estructura de poder en clave real de igualdad las alarmas. Posiblemente, hubiesen funcionado. Entonces, el Gobierno anunció que presentaría una ley para abolir la prostitución, que sigue en espera.

Las feministas socialistas también miran más atrás. La conformación del primer gobierno con Podemos, al que se cedió el Ministerio de Igualdad, fue un signo, se señala, de que la cúpula no daba el valor debido a las políticas de igualdad, intrínsecas a la calidad de la democracia. Las feministas clásicas -impulsoras de los grandes avances- fueron arrinconadas y a este movimiento de Sánchez se achaca también la pérdida de pulso en las políticas de igualdad, y las fracturas internas.

Pese a la decepción, las feministas creen que el debate sobre el acoso sexual se abrirá en todos los partidos

Al analizar el Gobierno actual, se apunta también a una falta de liderazgos feministas, que no ejerce, se señala, la ministra de Igualdad, Ana Redondo. Pero en el envés de una situación que ha generado decepción, contraponen la capacidad de reacción de las mujeres del PSOE. Diversas agrupaciones provinciales han hecho público su malestar, la asociación Femes -que agrupa a 600 militantes– ha elaborado sus propuestas para acabar con el acoso, son numerosos los grupos informales que comparten información, los artículos en la prensa se han sucedido. No se trata sólo de analizar posibles casos, sino de cómo hacer frente a la aún recurrente acumulación de poder masculino que puede derivar en dominación. El PSOE sabe que el feminismo, que pone en solfa un sistema de poder, es tan incómodo como imprescindible.

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