La bailaora Micaela Flores Amaya, conocida artísticamente como La Chunga, falleció a los 87 años tras años de lucha contra el cáncer de pulmón y dejó tras de sí una historia marcada por el talento, la superación y un estilo único que la convirtió en una leyenda del flamenco. Reconocida por bailar siempre descalza, La Chunga dejó una huella imborrable en el mundo del arte y la cultura.
La noticia fue confirmada por su hijo, Luis Gonzalvo, en el programa Y ahora Sonsoles, de Antena 3. “Nunca es agradable. Es triste, doloroso, pero ha habido un progreso de una enfermedad y lo asumes un poco mejor”, confesó Luis durante el programa. “Llevaba unos días entrando y saliendo del hospital, y nos temíamos que acabase en fallecimiento. Desgraciadamente, es lo que ha pasado”, añadió. Asimismo, destacó el apoyo recibido por la familia en este difícil momento: “Vinieron sus hermanos de Barcelona, familiares de Madrid, Palma, nosotros”.
La lucha contra el cáncer y su legado artístico inmortal
Un talento descubierto en los bares de Barcelona que deslumbró al mundo
Nacida en 1938 en Marsella y criada en Barcelona, La Chunga comenzó a bailar con solo seis años en los bares de su barrio. Fue descubierta por el pintor Paco Rebés, quien se convirtió en su mentor y protector. Este encuentro marcaría el inicio de una carrera que la llevaría a los tablaos más prestigiosos y a conquistar escenarios internacionales, incluyendo Las Vegas y Nueva York, donde los espectadores “caían rendidos a sus pies descalzos”. Encantó con su baile a artistas como Picasso, Dalí, Rafael Alberti, Blas de Otero, León Felipe o José Manuel Caballero Bonald.
A lo largo de su carrera, La Chunga no solo destacó como bailaora. Su inquietud artística la llevó a incursionar en la pintura y pudo exponer sus obras en los últimos años de su vida pública. Picasso dijo de sus cuadros que eran de un “naif-luminoso”. Una de sus creaciones más recordadas fue su colaboración con Salvador Dalí (vea la foto), en la que bailó descalza sobre un lienzo lleno de pintura y dio forma a un arte único que combinaba danza y color. En los años cincuenta, Pastora Imperio la contrató para actuar en su tablao de Palamós, donde Ava Gardner la vio y, gracias a su mediación, la bailaora participó en dos películas de Hollywood e hizo sus pinitos en la televisión estadounidense.

'La Chunga', de niña, bailando encima de un lienzo ante Dalí y Gala
A pesar de su éxito, su vida no estuvo exenta de dificultades. En el 2011, le diagnosticaron cáncer de pulmón, una enfermedad que enfrentó con valentía. “Una vez que lo superé, apareció por segunda vez, y afortunadamente, lo tengo como una piedra”, relató en una de sus últimas entrevistas. Aunque esta condición la alejó de los escenarios y pasó sus últimos años en una residencia de ancianos, La Chunga siguió enseñando el arte del movimiento de manos y manteniendo viva su pasión por el flamenco.
“Lo único que hago es dar clases de cómo se mueven las manos, pero nada más”. A pesar de ello, siguió siendo una inspiración para quienes la conocieron y dejó un legado que trasciende generaciones.
Con su fallecimiento, España pierde a una de sus grandes leyendas del flamenco, cuya autenticidad y pasión por el arte la convirtieron en un ícono cultural. Su legado, tanto en los escenarios como en el lienzo, seguirá vivo como testimonio de una vida dedicada al talento y la creatividad.