Los aviones son maravillas tecnológicas que esconden detalles fascinantes detrás de cada vuelo comercial. Aunque parecen máquinas complejas e intimidantes, están diseñados para garantizar un nivel de seguridad asombroso, tal y como Savina Paül, piloto de Airbus A330. Por ejemplo, la probabilidad de que falle el motor de un avión comercial es tan baja que se cifra en un 0,00001 %.
Pero eso no significa que los pilotos dejen nada al azar. A pesar de lo minúsculo de esta cifra, los pilotos practican este tipo de emergencias en cada simulador, asegurándose de estar preparados para cualquier eventualidad. Además, los aviones pueden volar sin problemas con un solo motor, algo que refuerza la seguridad de estos gigantes del cielo.
Sin distracciones en momentos críticos, pero con descanso cuando no ocurre 'nada'
En el aire, cada fase del vuelo tiene reglas estrictas. Durante el despegue y el aterrizaje, se aplica la llamada cabina estéril. Esto significa que los pilotos no pueden hablar de nada que no esté relacionado con el vuelo. Este protocolo reduce distracciones y asegura la máxima concentración.
Pero no todo es tensión. En los vuelos largos, como los transoceánicos, las tripulaciones cuentan con un compartimento especial donde pueden descansar por turnos para evitar el cansancio extremo.
La salud de los pilotos es una prioridad. Además de pasar revisiones médicas anuales que incluyen evaluaciones psicológicas, deben mantener una forma física óptima. Otra curiosidad fascinante es cómo los pilotos evitan riesgos alimentarios. En cada vuelo, los pilotos consumen comidas distintas para prevenir posibles intoxicaciones que puedan poner en peligro el vuelo. Así, si uno de los pilotos cae enfermo por culpa de la comida, el resto no lo hará.
Siempre comunicados y con un aeropuerto relativamente cerca
Por otro lado, la comunicación en mitad del océano es más avanzada de lo que muchos creen: gracias a un sistema que es algo así como un “WhatsApp del avión”. Con esta tecnología se pueden enviar mensajes de texto a los controladores aéreos para minimizar errores en la comunicación por voz.
En rutas largas, como el cruce de océanos o desiertos, se utilizan procedimientos especiales llamados ETOPs. Estos protocolos garantizan que el avión pueda desviarse de manera segura a un aeropuerto adecuado si surge una emergencia. Es un sistema que demuestra cómo la aviación anticipa incluso los escenarios más improbables.

A pesar de las largas jornadas, los aviones nunca descansan
Finalmente, Savina habla del visado especial que tienen los tripulantes. Este documento facilita su entrada en países como Estados Unidos, ya que su profesión requiere una movilidad internacional constante. Por cierto, mientras los pilotos descansan tras un vuelo, el avión sigue en movimiento: pasa por revisión, limpieza y recarga de catering antes de despegar nuevamente con otra tripulación.