La Segarra consta de diecinueve municipios, es una de las comarcas que forman la Depressió Central Catalana y comparte límites con la Anoia, la Conca de Barberà, Urgell, la Noguera y el Solsonès. Su paisaje está formado por unidades bien diferenciadas, como los relieves tabulares de los alrededores de Cervera, los anchos valles del norte de la comarca y la llanura de graderías que se extiende hacia poniente. Los recursos fluviales más importantes, aunque de caudal irregular, definen cuatro cuencas subsidiarias de la del Segre: la del río Llobregós, del Sió, del Ondara y del Corb. La Segarra se caracteriza por tener una belleza intrínseca capaz de satisfacer los espíritus sensibles a los valores de la naturaleza, de la vida rural y de la historia. Espíritus que buscan nuevas experiencias y que en la Segarra pueden encontrarlas.
Un patrimonio rico y diverso
La Segarra ha tenido una larga e intensa historia. Las tierras de la comarca han estado habitadas continuamente desde el Neolítico y eso ha conformado un patrimonio histórico que incluye restos de antiguas ciudades romanas (Iesso-Guissona), torres de vigilancia (L’Ametlla de Segarra), villas amuralladas y castillos medievales (Montfalcó Murallat, Mas de Bondia, Florejacs, las Sitges...). También castillos y palacios renacentistas (Castellmeià, Concabella), grandes santuarios y pequeñas capillas (Sant Ramon de Portell, Sant Dubte d’Ivorra, Sant Esteve de Pelagalls, Sant Pere el Gros...) y edificios modernistas (Sindicats Agrícoles de Cervera y Sant Guim de Freixenet, escuelas de Montornès de Segarra), entre otros elementos que siempre sorprenden al visitante.

Campanario de la iglesia de Santa Maria de Cervera
También son patrimonio segarrenco las construcciones de arquitectura popular, como paredes de piedra seca, las cabañas y los apriscos para el ganado que nos hablan de una sabiduría mantenida a lo largo de los siglos. Consciente de la riqueza y variedad de su patrimonio, la Segarra pone al alcance del visitante los instrumentos para comprenderlo y poder disfrutarlo, en forma de museos (Cervera y Guissona) y centros de interpretación (castillo de Concabella) y otros equipamientos culturales.
Compartir la tradición y las fiestas
Unas formas de vida que han ido evolucionando a lo largo de los siglos han dado como resultado una gran cantidad de tradiciones y fiestas, arraigadas en los antiguos quehaceres, en los que se expresa la identidad de la comarca. Junto a estas manifestaciones de la cultura tradicional, la Segarra sigue creando nuevas formas de ocio y fiestas al ritmo de los tiempos actuales, nuevas manifestaciones culturales vividas por toda la población y que están destinadas, con el tiempo, a convertirse en tradiciones, como el Aquelarre de Cervera o el Mercat Romà de Iesso.
Gastronomía, productos de la tierra
El patrimonio histórico, las tradiciones y las fiestas combinan bien con buenas comidas, buenas bebidas y productos de calidad salidos de la tierra y del trabajo de sus gentes. En la Segarra, la combinación es perfecta. Los obradores, los fogones y las mesas ofrecen al visitante productos sanos y buenos: derivados del cerdo, lácteos, una buena cocina, pastelería, dulces y unos alcoholes (ratafía, vinos y licores) que revitalizan al visitante que ha pasado el día disfrutando del paisaje, descubriendo el patrimonio de la comarca y compartiendo sus tradiciones.
Consciente de la riqueza y variedad de su patrimonio, la Segarra pone al alcance del visitante los instrumentos para comprenderlo y poder disfrutarlo, en forma de museos y centros de interpretación
La Segarra propone manjares y productos de toda la vida que no solo no se han perdido, a diferencia de otros lugares, sino que se tratan con el ingenio y la exigencia de calidad propias del siglo XXI. Sin prisas, el visitante queda sorprendido por una tierra que cambia de fisonomía al ritmo de las estaciones. La primavera y el otoño son el mejor momento para recorrer la Segarra y para comprobar cómo un mismo paisaje puede pasar, en pocos meses, del intenso verde a todos los tonos del ocre, mientras se hace un descubrimiento con cada paso y cada pedalada.
La Segarra pone al alcance del visitante rutas a pie y en BTT adaptadas a todas las posibilidades y intereses. Unas rutas tienen contenidos paisajísticos y otras son más patrimoniales, pero siempre proponen el descubrimiento del mayor número de contrastes en su ámbito.