A favor de nuestros sitios de siempre: Aparadors Artístics

Ocio

 La iniciativa musealiza cuarenta escaparates del Barrio Gótico para fomentar el comercio local

Espai Quera, calle Petritxol, n 2 / artista Jordi Alcaraz

Espai Quera, calle Petritxol, n 2 / artista Jordi Alcaraz 

Hänsel y Gretel

Lo cantó mucho antes que yo fuera Jacques Brel: Mourir, cela n'est rien/ Mourir, la belle affaire!/ Mais vieillir, oh, oh vieillir… Mi primera cana llegó un día de resaca, tras una ruptura con un novio y después de dejar atrás una amistad. Contaba con ello, me habían avisado: el tiempo no se detiene ni en el más precioso de los paraísos. Sin embargo, nadie me preparó para lo peor. Hoy, mi jugador favorito es más joven que yo y mis sitios de siempre ya no existen, han cerrado. Han bajado la persiana indefinidamente, engullendo la historia de la existencia de sus asiduos. O se han convertido en gimnasios o locales de té matcha aesthetic –adjetivo que incomprensiblemente significa estético. 

Y pensaréis ¿otra vez? ¿Otra turra sobre globalización, deslocalización, gentrificación y alguna otra palabrota que no os acabáis de creer, porque si lo hicierais ahora estaríais ahí fuera? Pues no. He aquí Aparadors Artístics, una pequeña Bienal de arte, un proyecto que propone cuarenta intervenciones de artistas contemporáneos –procedentes de las artes visuales, escénicas, del cine y la literatura– en cuarenta vitrinas de establecimientos del Barrio Gótico. La acción, impulsada por la revista y plataforma cultural Hänsel y Gretel y la federación de asociaciones de comerciantes Barna Centre, con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona y la financiación proveniente de la recaudación del impuesto de estancias en establecimientos turísticos (IEET), tiene lugar del 27 de septiembre al 27 de octubre –corred, porque se acaba– y quiebra los tabiques que aíslan el comerciante del artista importando a los negocios la idiosincrasia de las galerías o de los museos.

Oba/art Carrer de la Palla, n 4 / artista Antoni Camarasa

Oba/art Carrer de la Palla, n 4 / artista Antoni Camarasa 

Hänsel y Gretel

Cuando mi madre se quedó embarazada de mí, mi padre le encargó unos pendientes en la misma joyería que lo hizo mi abuelo con mi abuela. La semana pasada, la liquidaron, y sentí que moría algo de mi historia familiar. Pensé en todas las familias a las que les moriría algo también, empezando por la de los mismos joyeros. Entonces me avergonzó la disonancia entre lo que hago y lo que predico, y fui a la carnicería en vez de al supermercado a hacer mi compra semanal. Me gasté cuatro euros más de lo habitual. Cuatro euros de activismo y un escalofrío de satisfacción, además de unas hamburguesas que no parecían forradas de aironfix. Es precisamente esta rectificación eventual la que aboga por convencionalizar Aparadors Artístics.

He aquí Aparadors Artístics, una pequeña Bienal de arte, un proyecto que propone cuarenta intervenciones de artistas contemporáneos

Las cuarenta obras a pie de barrio instauran una genealogía del arte emergente en Cataluña, pero, sobre todo, inducen a vagar de tienda en tienda, preguntar cosas a los comerciantes, fijarte un poco en todo –no con espíritu crítico, sino por el goce último de vagar–, y comprar –o no– unas bailarinas, una vela, una taza de café, un mantón de Manila, aceite o un gato de la suerte. 

Envejecer, pues, son canas, examigos y a su vez protoamigos, y jubilaciones, claro, y bajadas de persiana porque la gente quiere descansar. Hacerse mayor es difícil, es grotesco. Y podríais ser los padres de Lamine Yamal. O los abuelos. Sin embargo, crecer no es que cierren tus sitios de siempre: la joyería de los pendientes de mi madre y de mi abuela no echó el cerrojo por biología: lo echó porque no tuvo otro remedio, porque no supo ser lo suficientemente competitiva. Porque somos estúpidos y gandules y nos conformamos con hamburguesas plastificadas.

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