Escuchar eslóganes como los de “Un coche para todos” o “El placer de conducir” y que resulten familiares. O que alguien mencione un 600 y automáticamente remita a un recuerdo familiar. Subirse a un coche, quitar el freno de mano, pisar el embrague, coger el volante y conducir. Una invención que va a cumplir dos siglos. Lo que empezó siendo una creación selecta para unos cuántos ha terminado por convertirse en una cuestión del día a día.
El Museu Nacional de la Ciència i la Tècnica de Catalunya (Mnactec) rinde ahora homenaje a los automóviles con La revolución del automóvil. Los inicios de la industria del motor en Catalunya, una exposición que transita por los vehículos fabricados durante el siglo XIX hasta 1936, en un momento en el que tener un coche era un lujo.
Lo que empezó siendo una creación selecta para unos cuántos ha terminado por convertirse en una cuestión del día a día
“Un carruaje de tres ruedas, de aspecto ligero y elegante, que iba movido por un motor de la fuerza de un caballo, vencía sin dificultad todas las curvas y una pendiente de seis a ocho kilómetros”. Con estas palabras escritas a finales del s. XIX, concretamente el 15 de abril de 1890, Guyana Guardian describía al “veloz Bonet” o más popularmente conocido como el “triciclo Bonet”. Su invención supuso un punto y aparte. El primer vehículo propulsado, por motor de combustión interna, había sido fabricado en la Península.
El Mnactec presenta ahora una réplica, construida en 1990 por Salvador Claret, que marca el principio de la exposición. Más parecido a un triciclo de circo que a un coche, su llegada también supuso la revolución de la industria de la automoción y el principio del fin de los vehículos desarrollados a partir de ‘la fuerza animal’.
Réplica del triciclo Bonet
Acompañan al triciclo Bonet en la muestra: la motocicleta Villalbí (1904), la primera motocicleta fabricada en el Estado español; los automóviles HP16 (1919) y T69RLA (1936) de una incipiente Hispano-Suiza que acaba de aparecer; el chasis Elizalde 23/26 (1920-1922), un transporte de reparto, y el automóvil Nacional Pescara (1929), un coche de carreras que ha sido adquirido, recientemente, por el Departamento de Cultura.
Seis medios de transporte que recorren los inicios de la industria de la automoción. Cada uno con su estética: los hay altos, otros bajos, algunos descapotables, con capacidad para una persona o para familias enteras. Vehículos a gusto del consumidor que reflejaban el cambio social y de forma de vida que supuso su invención. Una revolución a golpe de motor.
Los vehículos reflejan el cambio social que supuso su invención, una revolución a golpe de motor
Los lenguajes en el arte tienen distintos formatos que, a veces, convergen. El automóvil HP16 que se expone en el Mnactec fue usado como imagen en La dama del visó (1904) de Ramon Casas. Un breve audiovisual con filmaciones de la época de la Filmoteca de Catalunya, relacionadas con el mundo de la automoción y las carreras de automóviles, se muestran también en la exposición. Se trata de un viaje que recorre los inicios de los trayectos sobre ruedas, en los que Catalunya, debido a su progreso industrial previo, fue pionera: “La industria catalana desarrolló desde los primeros vehículos autopropulsados del Estado hasta los máximos exponentes de la industria del motor en el ámbito internacional”, apuntan desde el museo.
Los seis automóviles ya se encuentran aparcados en el Mnactec, donde no hay necesidad de dar un volantazo para visitarlos.
