Los talleres de cocina se popularizan como alternativa a las clásicas cenas de Navidad

Planes gastronómicos

 Distintos negocios se han especializado en este tipo de actividades que triunfa especialmente entre las empresas

Canela Fina , cenas de navidad y talleres de cocina

En Canela Fina los participantes pueden preparar aperitivos como el ajo verde de pistacho o la tostada de maíz con bacalao ahumado

Ana Jiménez

Por estas fechas aparece el rompecabezas habitual: que si encuentro con los amigos, comida con la familia, cena con los compañeros del trabajo... Las citas se amontonan en la agenda, pero al clásico dilema de dónde vamos a comer se le puede dar solución con originalidad. En los últimos años, la tendencia de los talleres de cocina enfocados a este tipo de encuentros navideños ha ido ganando terreno, como corroboran varios negocios que ofrecen esta experiencia en Barcelona. Una opción que, aunque adaptable también a las reuniones familiares y entre amigos, se ha convertido en un éxito especialmente entre las empresas.

Así las cosas, la cena de trabajo –cita que algunos empleados siempre intentan esquivar con más o menos éxito– se reinventa con soluciones creativas en muchas ocasiones enfocadas al team building, porque aportan un enfoque a todas luces distinto. Y la cocina, en particular, es una metáfora pertinente del trabajo en equipo. Coordinas tareas, gestionas los tiempos y alcanzas un logro común. El resultado de ese potaje no es difícil de imaginar: ¡cocínense ustedes mismos las cenas de Navidad y no desaprovechen la ocasión para conocerse mejor, para hablar entre ustedes!

The PlayCook se transforma en un decorado navideño y por estas fechas el menú cambia sustancialmente

Desde el 2018, The Playcook organiza este tipo de dinámicas en espacios preparados al detalle. Primero abrieron en Sant Cugat (Xerric, 12) y luego también lo hicieron en Barcelona (Séneca, 17). Gerard Pintó, cofundador del proyecto junto con Oriol Cabanas, asegura que el efecto de Navidad es tan acusado que han de dejar fuera a grupos por falta de huecos. El público busca estos días algo con un tono más bien festivo, de modo que The Playcook se transforma en un decorado navideño y el menú cambia sustancialmente, si bien se mantiene el sello diferencial de la compañía: la incertidumbre. “Los participantes no saben qué van a cocinar hasta que llegan. Lo que sí puedo decir es que en Navidad pueden encontrarse ante los fogones con un filete de cerdo ibérico. Y no puedo decir más”, confiesa Pintó.

Vertical

En los concursos de La Patente no solo se tienen en cuenta aspectos gastronómicos

La Patente

Atención con los aperitivos navideños de este año en Canela Fina (Bou de Sant Pere, 7, Barcelona), miniconos crujientes de falso txangurro, ajo verde de pistacho, tostada de maíz con bacalao ahumado, nido de setas con crema de parmesano, entre muchos otros. “Recetas pensadas para que salgan bien”, asegura Anna Paloma, su responsable. ¿Y no hacen escudella y c a rn d’olla? “La idea es hacer platos en que todo el mundo esté cocinando, sean 30, 40 u 80 personas. Platos que los clientes tengan que cortar, de mucho montaje… Pero si nos piden expresamente cocinar una carn d’olla , que cuenten con nosotros”. Los participantes de Canela Fina, preferiblemente, comen de pie, “tipo cóctel mejor que sentados”. Es la manera de no quedarse a hablar con los mismos de siempre. Aquí la mayoría de las veces los participantes cocinan una parte del menú y la otra parte es la empresa quien se hace cargo, así se aseguran que todo el mundo come como Dios manda. “Para nosotros es tan importante eso como que se lo pasen bien”, explica Paloma. La dinámica de Canela Fina funciona siempre a partir de un reto, a modo de concursillo, y no solo relacionado con la comida, pues también hay catas a ciegas de vino y competiciones para hacer el mejor cóctel. Y sí, el local también dispone de opciones vegetarianas.

En Canela Fina, además de cocinar, se pueden hacer catas a ciegas de vino y competición de cócteles

En otros establecimientos como La Patente (Villaroel, 123, Barcelona) no es “obligatorio” concursar, solo si los participantes lo piden. Lo que sí que sucede es que en el resultado de sus competiciones no se valoran solo aspectos gastronómicos, sino que también toman relevancia cuestiones como el trabajo en equipo o la gestión del tiempo. Este local no es ninguna excepción y aquí los participantes organizan durante estas fechas un menú navideño de cocina festiva; el de este año, escudella con pilotes trufadas, canelón de setas con foie y pato y panacota de turrón de Jijona. También se plantean actividades más breves de coctelería o de turrones de autor —el turrón de este año sorprende al llevar pimentón o maíz— para quienes quieran anticipar el taller con un almuerzo o una cena posterior. Àngels Puntas, su responsable, explica que el efecto de Navidad empieza a dispararse en noviembre, aunque cada año las reservas llegan antes. Algunas compañías incluso optan por realizar la actividad después de Navidad, cuando el mes de diciembre se vuelve impracticable entre puentes y celebraciones. “Las secretarias más listas son las que nos llaman a finales de julio, cuando ya tenemos las primeras reservas hechas. No hay tantos sitios en Barcelona donde puedas juntar a cien personas”

Solucionado este tipo de evento, ahora solo queda por ­resolver el tema del amigo invisible.

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