“El gasto per cápita asegurador en España está muy por debajo todavía de otros países”

Entrevista al presidente del Club de Aseguradores Internacionales (CAI)

Francesc Rabassa destaca el potencial del sector y evidencia que hay todavía un largo recorrido para crecer y convencer a la sociedad española

Francesc Rabassa, presidente de CAI

Francesc Rabassa, presidente de CAI

Francesc Rabassa preside el Club de Aseguradores Internacionales (CAI), un organismo transversal formado por directivos de todas las procedencias del sector asegurador. Desde la atalaya de CAI, Rabassa analiza la realidad, el presente y el futuro de un sector que, en su opinión, debería ser más escuchado y valorado.

-¿Qué impacto tiene el CAI en el sector asegurador?

-El CAI es el único club en el sector que pretende aglutinar todo el ecosistema asegurador. Es decir, cuando analizamos un poco el entorno, lo que vemos es que tenemos asociaciones de peritos, asociaciones de comisarios de averías, de corredores de seguro y de reaseguro, de brókers, empresas de servicios, pero no hay un entorno en el que todo ese ecosistema asegurador esté integrado. En ese espacio encontramos al Club de Aseguradores Internacionales donde si tienen cabida todos los actores del sector. Tenemos, como sabéis, en la junta, personas que trabajan en compañías aseguradoras, reaseguradoras, peritos, brókers de seguro, de reaseguro. Y también abogados especializados en la actividad aseguradora, empresas de recursos humanos, etc. lo que al final nos da una visión transversal de todo el seguro, compartiendo conocimiento y experiencias diversas que aportan valor al resto de socios, pero también desde aquellas actividades y acciones que vamos desarrollando dentro del club, porque lo que te permite es no tener una visión exclusivamente de tu área de trabajo, de tus necesidades y de tus problemas, sino poder tener esa visión global de la afectación que puede tener, por ejemplo, un área de compliance con el departamento comercial o una parte de tecnología con recursos humanos,.

-. ¿Qué relación tiene un club transversal como CAI con los subsectores del sistema asegurador?

-Bueno, la relación es tan buena como que tenemos alguna de las asociaciones como socios del club dado que no competimos. Por ejemplo, tenemos a Apcas, que es la Asociación de Peritos de España, o contamos con Espabrok, que es una asociación de corredores importante en España, que también son socios del CAI. Tenemos, como no podía ser de otra forma, buena relación con UNESPA, con la cual también, evidentemente, hemos organizado algún tema conjunto. No somos una alternativa, todo lo contrario, porque al final, cuando tú hablas de un área exclusiva en la que eres especialista y estas muy involucrado profesionalmente, es muy difícil que salgas de tu entorno. En cambio, CAI permite poder transmitir esos problemas y luego analizarlos comparativamente y ver cómo afectan a otro. Eso, al final, creo que aporta muchísimo valor y da una visión más amplia del sector y de tu posición ene l mismo.

-¿Es un think tank del seguro?

No conozco ningún sector económico que devuelva a la sociedad, en el mejor de los casos, el 95% de lo que cobra

-Aunque el concepto creo que es mucho más amplio, sí que se podría considerar en parte think tank del seguro. De hecho, hace un par de años, después de la pandemia, lanzamos unos documentos muy sencillos, donde analizamos, con una parte significativa del mercado, el entorno asegurador, cuál podía ser el futuro, qué impacto podía tener una situación como la pandemia, el cambio climático, y lanzamos un pequeño documento que analizaba esas situaciones. Este trabajo se realizó gracias a los socios, ya que los Ceo’s y directores generales de las distintas entidades dieron su visión sobre la situación real y las perspectivas de futuro.

-¿Al seguro le hace falta más lobby?

-Creo que sí, absolutamente. No conozco ningún sector económico que devuelva a la sociedad, en el mejor de los casos, el 95% de lo que cobra. Y que, si se equivoca en las tarificaciones, devuelva más de lo que ha cobrado perdiendo dinero. Eso lo estamos viendo los últimos años, con ratios combinados en alguno de los ramos que están por encima del 100%. Entonces, eso significa que el sector está devolviendo, en general, mucho de lo que percibe por parte de los clientes. Por otro lado, es el mayor inversor en deuda del Estado, por lo tanto, es uno de los mayores financiadores del sistema público. Pero a pesar de ello, te das cuenta de que el sector asegurador sigue teniendo ese halo de sector, no sé cómo definirlo, ¿oscuro? O ¿denostado socialmente? Cuando la realidad debería ser la contraria. Tenemos muchísimos motivos para estar orgullosos. Ha sido el sector que en el momento del rescate bancario realizo una de las mayores aportaciones al rescate. El sector que mayor contribución realizó en la puesta en marcha de la Sareb, que fue un mecanismo de saneamiento del sector financiero, y eso que alguno de los grandes bancos no invirtieron y sí lo hizo el sector asegurador. Durante la pandemia, a través de UNESPA, el sector en su conjunto constituyó un fondo de más de 40 millones para dar cobertura a todo el sector sanitario, que no tenían en muchos casos cobertura aseguradora. Y el excedente de esos 40 millones, después de pagar indemnizaciones, se donó a distintos organismos, sobre todo científicos, para estudios, análisis y desarrollos. Por todo ello, creo que tenemos muchos motivos para enorgullecerse de formar parte de él y para ejercer más lobby del que se realiza. Mapfre lanzó un vídeo fantástico que mostraba cómo sería un mundo sin seguros: no existiría la economía en general si no existiera el seguro, porque casi nadie podría afrontar las pérdidas que supondría tener un percance.

-Falta lobby y ¿quizás también comunicación?

-Sí. El seguro no tiene atractivo desde un punto de vista de noticias, y lo siento por los periodistas, pero parece que las noticias, cuanto más pésimas son, cuanto más negativas son o cuanto más escabrosas sean, son las que se publican. Al final y en general, las cosas positivas se publican poco. Cuando hubo el descarrilamiento del tren en Galicia, Allianz indemnizó a través del SOVI, que es el seguro obligatorio de transportes, bastantes millones de euros en un tiempo récord. Pero lo que se publicaba es lo que faltaba por pagar de todo aquello que se denunció, incluidas reclamaciones fraudulentas que hubo. Lo hemos vivido también en La Palma, donde el consorcio, que al final no deja de ser un sistema público-privado, financiado por las primas de todos los clientes y financiado, por lo tanto, por el sector asegurador, indemnizó rápidamente a los propietarios de todas aquellas viviendas damnificadas. Y ahora lo hemos vivido con la Dana. En cambio, se publica lo contrario, que es lo que falta por indemnizar, que en muchas ocasiones no corresponde al sector asegurador, corresponde o bien a la administración pública o corresponde a otros organismos, pero no al sector. Desde un punto de vista del empleo, el sector asegurador es el sector que mayor estabilidad de empleo tiene, con mayor porcentaje de contratos indefinidos, bastante por encima de la media de otras actividades, de muchísimos otros sectores, y todo eso se publica poco.

-¿Pero de quién es culpa de que se publique poco?

-Yo creo que es un poco de todos. Es decir, como digo, desde los medios de comunicación, porque son noticias que no generan tráfico, no tiene interés el mundo asegurador, del que tampoco hay periodistas especializados en los medios generalistas. Desde el punto de vista del propio sector, creo que también tenemos parte de la culpa. UNESPA publica el libro blanco todos los años, un documento fantástico donde se muestran exactamente todas esas aportaciones del sector, que comentábamos anteriormente y desde varios puntos de vista, empleo, siniestros, inversiones, las prestaciones que se están realizando y analiza todas las variables. Pero, como ejemplo, ese libro blanco se transmite poco a la sociedad y deberíamos ser capaces de hacer llegar estos mensajes de forma más eficiente al público, para que tome consciencia de lo que se hace y de la importancia que tiene el seguro desde un punto de vista económico y social.

-¿Qué peso tiene el sector del seguro en el PIB español?

-Se mantiene más o menos estable en torno a un 5%. Esa cifra, no obstante, se debe al peso de las primas. Si se analiza desde el punto de vista de las prestaciones, es decir, de la devolución del sector a la sociedad, entonces hablaríamos de un guarismo mucho más importante. La red de protección que ofrece el seguro en España, medida por los capitales asegurados, es según UNESPA, equivalente a 12,4 veces el PIB.

-¿Cuál es la foto fija en este momento de la industria del seguro en España?

-La foto es que es un sector saneado y lo hemos vivido durante las últimas crisis. Yo, con la edad, llevo como tres o cuatro crisis económicas importantes vividas como profesional y el sector asegurador las ha capeado de una manera, yo diría que con nota. ¿Por qué? Por dos motivos. Por un lado, porque el propio negocio lo que gestiona son riesgos, y eso convierte al sector en conservador en la gestión y además siempre ha sido un negocio anticíclico. En segundo lugar, porque ha estado saneado en general. Hace 20 o 30 años la solvencia no era una de las áreas de gestión y generó problemas importantes en entidades, pero siempre, ante situaciones problemáticas de alguna compañía o mutua, se resolvió endogámicamente. Nunca requirió de ayudas externas para sanearlo. Por otro lado, en estas situaciones no hemos visto que un cliente haya salido excesivamente perjudicado o haya tenido problemas en la recuperación de sus inversiones, cosa que si hemos visto en la crisis bancaria. Por lo tanto, es un sector que ha sido capaz de solucionar sus problemas internamente.

-¿Cuáles son las líneas maestras de cara al futuro en el sector?

-Desde un punto de vista asegurador, puro y duro, diría que el futuro está garantizado. Lo comenté en una intervención de la Semana Mundial, organizada por el colegio de mediadores de Barcelona, el seguro es una de las profesiones más antiguas del mundo. Griegos y romanos ya tenían modelos mutualistas de aseguramiento. El transporte marítimo también hace siglos que se asegura, Lloyd’s es una de las entidades más antiguas que se conocen. Por lo tanto, es un sector que ha sabido adaptarse perfectamente a lo largo del tiempo. Últimamente lo estamos viendo con el lanzamiento de productos y de nuevas coberturas, como son los ciberriesgos, como algunos elementos de responsabilidad civil, etc. Por lo tanto, el futuro del sector creo que está garantizado porque es, como decía antes, parte imprescindible e intrínseca de la economía y siempre ha ido pareja a las necesidades tanto sociales como empresariales. Otra cosa son los retos a los que nos enfrentamos, y que son varios. Por un lado, es el regulatorio, donde creo que estamos en un entorno sobre regulado lo que no es malo en sí mismo porque es una garantía de gestión y futuro, pero que condiciona, en algunos casos y de forma excesiva, dicha gestión. Por otro lado, tenemos otros retos externos, como los cambios climáticos, donde sí vamos a ver un incremento de la siniestralidad en algunos ramos y que a futuro probablemente se intensifique. Tenemos retos y oportunidades con la longevidad, porque cada vez, gracias a Dios, la esperanza de vida es más larga y con mayor calidad de vida. Por tanto, eso también genera unas necesidades aseguradoras nuevas que hay que dar respuesta, abriendo nuevas oportunidades. Todo lo relacionado con la tecnología, también supone nuevos retos, pero también buenas oportunidades para el desarrollo del sector, la mejora de los servicios y un mayor ajuste a las necesidades.

-¿Cómo se sitúa el sector asegurador en España respecto a otros países, tanto en el presente como en los retos de futuro?

-El sector asegurador español ha sido ejemplo en algunos casos, y no estamos desalineados con el resto del mundo. De hecho diría que, por ejemplo, el modelo del consorcio, como entidad de relación publico privada es única y es un ejemplo, o en ramos como decesos, que no es habitual en otros países y que están desarrollándolo actualmente. . Por lo tanto, diría que, como sector, estamos sobradamente reparados para afrontar los temas que nos puedan venir a medio y largo plazo. También es cierto que en el sector asegurador español hay muchas multinacionales, por lo que ya no podemos hablar exclusivamente conceptos locales. Dónde si veo diferencias es en el aspecto social. Ahí sufrimos un diferencial importante. ¿Por qué? Porque el gasto per cápita asegurador en España está muy por debajo todavía de otros países. En España no llegamos a los 1.100 euros de gasto per cápita, mientras que otros países de nuestro entorno, como Francia y Alemania, llegan fácilmente a los 1.800 euros por persona. Eso se debe a que, por un lado, a la sociedad española le falta la iniciativa que sí tienen por ejemplo los anglosajones del “Do it yourself”, preocuparse cada uno por sus necesidades, y eso les hace buscar aseguramiento con más énfasis. En España tenemos todavía la mentalidad de que alguien vendrá y me va a solucionar el problema.

-¿Papá Estado?

-Por ejemplo... Tenemos un sistema de prestaciones sanitarias de los mejores a nivel europeo y creo que es muy bueno, para una sociedad avanzada que existan prestaciones universales y no que dependan de tu nivel económico, pero luego tenemos otros temas como las pensiones, donde otra noticia positiva hace insostenible el sistema de reparto actual. Estamos hablando de la longevidad, de esperanza de vida y eso lo que supone es que la sostenibilidad de las pensiones hay que abordarla en algún momento. Hay que preocuparse por el futuro, por los años que te queden de vida, que pueden ser muchos, y que por tanto hay que estar preparado. No hace tanto tiempo, en 1960, la esperanza de vida en España era de 67 años para los hombres, hoy en día, la esperanza de vida está en los 87 años. Y conocemos todos, en nuestro entorno, personas que con más de 80 años vive con todas sus capacidades mentales y físicas y que tienen necesidades económicas como una persona de 50 o 60 años, por su actividad y nivel de vida. Los que no llegan con dichas facultades, tienen aun más, unas necesidades económicas superiores.

-Una de las causas que generan ese gap español respecto a Europa hay que buscarla en la falta de cultura aseguradora de la ciudadanía?

Esa es la parte importante de la ecuación. La sociedad tiene que tomar conciencia de esa necesidad aseguradora. Es decir, el seguro mucha gente lo considera en función de cuánto pago y cuánto me llevo. Y no es eso. Si yo estoy pagando una póliza de automóvil y la media en España está sobre los 300 euros, que por otro lado es lo mismo que se pagaba hace 40 años, (unas 50.000 pesetas), en un entorno en el que los vehículos y las reparaciones valen mucho más, la gente está pensando en cuantos años está pagando y no en las consecuencias de lo que valdría si tuviese un accidente, pero aun si hubiese víctimas. El concepto de cuánto pago, cuánto recupero, debe desaparecer. La gente debería analizar un seguro de vida. ¿cuántos años tengo que estar pagando para tener un autoseguro que me dé 300.000 euros en caso de fallecimiento para que mi familia siga manteniendo el nivel de vida? Ese concepto es el que todavía no existe.

-¿Y eso es exclusivamente por la falta de conocimientos?

No hay una formación financiera que se esté dando en las universidades, o ya desde el bachillerato

Es un asunto de cultura financiera. Es decir, tampoco la gente al final sabe cuánto está pagando en comisiones en su entidad financiera. Las abona porque no le queda más remedio. Tampoco sabe mucha gente, lo que es y como funciona un interés compuesto, una póliza de crédito. No hay una formación financiera que se esté dando en las universidades, o ya desde el bachillerato. Desde UNESPA se están haciendo cursos formativos en los colegios e institutos, para que los niños y los adolescentes empiecen a conocer el seguro. También empieza a haber cursos formativos y masters para consejeros de empresa con el fin de conocer lo que es y supone la gerencia de riesgos. Hasta ahora un consejero no era consciente tampoco de la gestión de riesgos.

-La sensación de los países que confían en que el Estado arreglará las cosas se produce también en los países latinos?

Es donde más costumbra a pasar. La mentalidad latina, en general y por suerte cada vez menos, deja más al azar las situaciones de la vida. En Europa, Italia tiene un comportamiento parecido a España, así como Grecia. En cambio, Portugal siempre ha tenido una mirada más anglosajona.

-¿Cuáles son los ramos en los que España exhibe un mayor gap respecto a los países con mejor comportamiento?

Desde un punto de vista de cobertura aseguradora, en España están aseguradas el 76% del parque inmobiliario. No es un porcentaje elevado especialmente cuando hemos sufrido situaciones como lo que se vivió en Lorca en el 2011 o lo que se sufrió en la Dana el año pasado. O también lo que ocurrió con el terrible incendio en Valencia. Muchas viviendas sin asegurar y muchas también con infraseguro. No se trata de establecer cuánto quiero gastar y ver qué capital me das, si no de asegurar un inmueble en las mejores condiciones, en base a una valoración y a un peritaje, que es lo que correspondería y tener el seguro en condiciones. Esa sería la primera. En el seguro de automóviles, al ser obligatorio, hay menos diferencial. Por otro lado, en temas personales volvemos a ver un problema en el seguro de vida y ahorro. El capital medio asegurado en el seguro de vida en España no llega a 60 000 euros. En esas condiciones, cuando la hipoteca media en España está en 249.000 y las necesidades son las que son, no hace falta ser economista para ver que la cobertura es insuficiente.

-¿Y en salud?

-Ahí el diferencial se sitúa en las primas que se están pagando. El coste de cualquier prueba médica o una hospitalización hoy en día en España, tiene un coste determinado y con una inflación sanitaria elevada. Un tratamiento oncológico tiene un coste elevadísimo, un embarazo tiene un coste enorme en términos económicos. Pero, en cambio, estamos todavía en unas primas muy bajas, gracias en parte a que muchas veces se derivan intervenciones y tratamientos graves a la Seguridad Social, y la sanidad pública nos sigue dando una cobertura importante en este país. Por lo tanto, las pólizas de salud quedan básicamente para tratamientos ambulatorios o para temas que no son graves, pero aún y así, hay una diferencia importante entre las primas que pagamos y las coberturas que estamos teniendo. Por otro lado, el desconocimiento que comentábamos anteriormente hace que muchos asegurados asuman lo que yo llamo, “el titulo por el todo”, que es asumir que tener un seguro de salud por 29 euros al mes, es tener realmente una cobertura completa y no con las limitaciones que evidentemente supone dicha prima.

-Y en los nuevos seguros ¿España se está poniendo al día?

-A nivel de sector estamos preparados como cualquier otro mercado. El problema nuevamente es social, ser conscientes de los riesgos que tenemos, evaluarlos y asegurarlos o no, en función de nuestra capacidad económica. Actualmente hay nuevos riesgos como son temas de responsabilidad civil, o ciberriesgos que todavía hay muchos empresarios que no la tienen y no ven el riesgo que asumen considerando que, como ejemplo cada 14 segundos se produce un ataque informático en el mundo y que la mayor parte son a particulares y empresas pequeñas, porque dichos ataques no son dirigidos si no masivos. Este tipo de situaciones o los riesgos de responsabilidad civil, no solo tienen un impacto económico si no que además puede haberlo desde el punto de vista legislativo, por las reclamaciones o por temas reputacionales.

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