Esta será la serie favorita de Hollywood
Recomendación
Seth Rogen se ríe en 'The Studio' de la industria del cine al mismo tiempo que muestra un amor reverencial por el arte

Uno de los pósters promocionales.

Es imposible predecir si una serie será un éxito de público antes del estreno. Lo que sí se puede deducir es que The Studio, que el miércoles llega a Apple TV+, será un fenómeno entre quienes trabajan en Hollywood: como prueban títulos como The Artist, Birdman, La La Land o Mank, que este siglo han triunfado en mayor o menor medida en los premios Oscar, el género favorito de los profesionales de la industria es el propio cine.
En este sentido, la comedia de Apple TV+ es la serie más sofisticada que se ha producido al respecto: una mirada a los despachos de un estudio con las tomas de decisiones y los razonamientos que marcan la historia del cine.

Solo hay que ver cómo, por ejemplo, Charlize Theron, Martin Scorsese y Steve Buscemi tienen cameos haciendo de ellos mismos en el primer capítulo. Transmiten una idea: The Studio cuenta con la bendición de grandes artistas del sector, que confían en la calidad de la propuesta y, además, se atreven a reírse de ellos mismos.
Seth Rogen (Platonic), con la colaboración de Evan Goldberg, Peter Hyuck, Alex Gregory y Frida Perez, firma esta historia que él protagoniza. Matt Remick lleva dos décadas en Continental Studios cuando le ofrecen el puesto de jefe del estudio después de que echasen a traición a su mentora.

Su visión, sobre el papel, es clara: el prestigio no está reñido con la taquilla y busca ese proyecto titánico que pueda ganar Oscars y recaudar cientos de millones. Pero, al aceptar el puesto, ya pervierte su alma: tiene que dar prioridad a la película sobre una marca de refrescos o lo despiden. Por más que le dé vueltas, no sabe cómo convertir Kool-Aid en Barbie, que en manos de Greta Gerwig tuvo el apoyo de la crítica y del público.
The Studio muestra amor por el arte audiovisual. Quizá llama menos la atención en una televisión que acaba de estrenar la fantástica Adolescencia (Netflix), que ejecuta planos secuencia imposibles de 60 minutos, pero Rogen y Goldberg como directores también optan por el plano secuencia como puerta de entrada al universo.
En el segundo capítulo incluso se aventuran en lo meta. Matt Remick reflexiona sobre la esencia del plano secuencia cuando asiste al rodaje de un plano secuencia de una película de Sarah Polley (Lejos de ella) y y Greta Lee (Vidas pasadas) mientras el capítulo, por supuesto, utiliza este recurso durante la media hora de duración. La situación cómica solo se eleva con el paso de los minutos mientras se deja en evidencia cómo el personaje se acostumbra a sus privilegios.
Es una obra que no teme ser demasiado de industria para el público mayoritario (con el protagonista escuchando el recomendable podcast The Town). “El trabajo te estresa, te hace entrar en pánico y sentirte miserable. Pero, cuando todo encaja y haces una buena película, esa película es buena para siempre”, dice la productora caída en desgracia interpretada por Catherine O’Hara. Al mismo tiempo, se mete con quiénes lo hacen posible.
“El trabajo te estresa, te hace entrar en pánico y sentirte miserable. Pero, cuando todo encaja y haces una buena película, esa película es buena para siempre”
Esta es posiblemente la clave: funciona porque no teme ser de nicho y, mientras radiografía el sector, no se olvida del tratamiento narrativo, visual y cómico de la historia. Afilada, excéntrica, divertidísima.