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Netflix quiere su propio 'Anatomía de Grey' con la serie 'Pulso' y... ¿lo consigue?

Crítica

'Pulso' mezcla la vida personal de los médicos y los casos de urgencias con una clara prioridad: el drama

Danny Simms (Willa Fitzgerald) demanda al doctor Phillips (Colin Woodell) por acoso sexual... el día que un huracán llega al hospital.

Danny Simms (Willa Fitzgerald) demanda al doctor Phillips (Colin Woodell) por acoso sexual... el día que un huracán llega al hospital.

Jeff Neumann

Hay series a las que se les ven los referentes a kilómetros de distancia. Si en estos momentos tenemos en emisión The Pitt en Max, que toma como referencia el drama médico de Urgencias (para indignación de Sherri Crichton), ahora ha llegado Pulso a Netflix, que es el intento de la plataforma de tener su propio Anatomía de Grey. Con el éxito que tiene la serie de Ellen Pompeo después de dos décadas en emisión, la ambición se puede entender. Esto significa que tenemos tensiones sexuales y románticas que van en contra del código ético del hospital o directamente de la profesión y drama a raudales.

Danny Simms (Willa Fitzgerald) tiene el peor día de su vida en el hospital más concurrido de Miami. Es una médico residente y sabe que todos la mirarán (bien o mal o curiosos) porque acaba de presentar una demanda por acoso sexual contra Xander Phillips (Colin Woodell), el jefe de residentes. Esto no es todo. Se acerca un huracán a la ciudad, se prevé el colapso del centro y, como suspenden al doctor Phillips temporalmente de sus funciones, la nombran jefa de residentes para enfrentarse sola al caos. La presión laboral y personal está al máximo, el personal está al borde del colapso y Simms tiene una preocupación extra: ¿creerán sus compañeros que demandó a Phillips para obtener el ascenso?

¿Quién no quiere un ascenso el día que llega un huracán a la ciudad? 
¿Quién no quiere un ascenso el día que llega un huracán a la ciudad? Jeff Neumann

Zoe Robyn, que escribió en las cuatro últimas temporadas de Hawaii 5-0, es la creadora de este drama médico con un alto grado de toxicidad. Tenemos la dinámica de Simms y Phillips, que no es exactamente lo que parece y que el espectador puede ir descubriendo a partir de flashbacks. Tenemos al doctor Elijah (Jessie T. Usher), también residente de tercer año de Simms, su mejor amiga, de quien no puede evitar estar celoso y a quien trata en función de sus emociones en cada momento; y el doctor Cole (Jack Bannon), residente de cirugía, que tiene un complejo de Dios precoz y considera oportuno ser borde, despiadado e insultante con cualquier persona del hospital que no sea un superior.

Entre las víctimas de Cole está Sophie Chan (Chelsea Muirhead), que debe aprender de él y se toma cada desprecio como un rito de iniciación por el que debe pasar, y la enfermera Cass (Jessica Rothe), a quien siempre pide consejo para escalar en la profesión pero a quien no respeta como se merece. Para rematar la presión de Simms, en el mismo programa de residencia tiene a Harper (Jessy Yates), su hermana menor, y está supervisada por la doctora Cruz (Justina Machado). Cruz está tan acostumbrada a tener que hacerse valer que a menudo, de forma inconsciente, emula las peores prácticas de una profesión antes dominada por hombres.

Daniela Nieves como Camila Perez es una necesitada dosis de bondad y optimismo entre tanta toxicidad.
Daniela Nieves como Camila Perez es una necesitada dosis de bondad y optimismo entre tanta toxicidad.Jeff Neumann

Zoe Robyn, que comparte el trabajo de showrunner con un veterano de la televisión como Carlton Cuse (Perdidos, Jack Ryan), sabe cómo manejar los ingredientes para que su obra funcione como un drama médico adictivo. Estructura cada caso médico con clímax dramáticos solventes (que si un niño que parece maltratado, que si una madre con un pulmón trasplantado que ha vuelto a fumar) y, entre medias, se asegura de que cada personaje tenga su propio conflicto. En lo que respecta al caso de acoso sexual, la historia recibe un tratamiento inesperado: nunca tiene un enfoque pedagógico o políticamente correcto sino que se aborda como una trama central pero esencialmente dramática.

La decisión de situar los primeros capítulos en el huracán ofrece un ambiente propicio para presentar a los personajes: con la acusación presentada en el departamento de recursos humanos en el aire, el espectador puede conocer a los protagonistas bajo presión, mostrando quiénes son realmente como personas y como profesionales. Sin embargo, se agradece cuando Pulso abandona esta fórmula (que casualmente está utilizando The Pitt en la plataforma rival): como las relaciones están en el centro, las breves elipsis temporales entre los turnos en la sala de urgencias dan margen a los personajes para reposar, pensar, cambiar su forma de relacionarse y evolucionar a partir de sus conflictos.

A ratos, Pulso se resiente por el nivel de toxicidad de los pasillos. Hay un máximo de cretinos y de actitudes reprochables que se pueden aguantar por capítulo, y esta atmósfera de “somos compañeros y rivales” está ya muy vista en televisión: no le iría mal tener más personajes como Camila Pérez (Daniela Nieves), todavía estudiante de Medicina, cuyo optimismo es como una suave brisa cálida entre tanto huracán dramático. Pero, en líneas generales, Pulso es solvente, encuentra el equilibrio entre casos y relaciones, y se agradece que esté tan cómoda en los grises morales y los personajes imperfectos. Quizá este es su ADN.

Pere Solà Gimferrer

Pere Solà Gimferrer

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