J.K. Rowling niega que vaya a echar al nuevo Severus Snape por defender a las personas trans
Patata caliente
La serie de 'Harry Potter' no ha rodado ni una sola escena y está envuelta en una polémica constante debido a la participación de la autora en campañas políticas contra las mujeres trans

La controvertida foto de J.K. Rowling para celebrar la victoria en el Tribunal Supremo.

La definición de infierno, en estos momentos, debe ser dedicarse a la promoción y comunicación de la serie de Harry Potter al ver el rol tan activo que desempeña actualmente J.K. Rowling como uno de los rostros más visibles contra la comunidad trans. Ni ha empezado el rodaje. Ni tan siquiera se conoce la identidad de los actores jóvenes que interpretarán a Harry, Ron y Hermione. Pero sí que se está hablando de la posible fricción entre Rowling y Paapa Essiedu, el actor contratado para interpretar a Severus Snape, por sus opiniones radicalmente opuestas en lo que se refiere a los derechos de las personas trans.
El actor, conocido por la miniserie Podría destruirte por la que estuvo nominado al Emmy y el thriller de ciencia ficción The Lazarus Project, la semana pasada fue uno de los 400 firmantes de un comunicado que pedía a la industria del entretenimiento del Reino Unido que se comprometa a proteger la comunidad trans. La petición se había lanzado como respuesta a la última sentencia del tribunal supremo del país, que dictaminó que las mujeres trans no debían ser consideradas legalmente mujeres. El sexo, según la corte, está dictaminado por el sexo biológico al nacer.
¿Y quién estaba detrás de esa victoria? La organización feminista transexcluyente For Woman Scotland, que defiende que cualquier inclusión de las mujeres trans dentro del colectivo femenino comporta una negación de los derechos de las mujeres. J.K. Rowling contribuye a la financiación de la organización, dedicando por lo menos 85.000 euros a defender la causa, aparte de utilizar sus redes sociales como activista contra los derechos de las mujeres transexuales.
Fue significativa la fotografía que subió el día que los jueces tomaron la decisión. “Me encanta cuando un plan sale bien”, escribió con una imagen de ella misma con una copa en la mano y un puro en la otra. Y, si tenemos en cuenta su actual enemistad con los antiguos protagonistas de Harry Potter como Emma Watson, Daniel Radcliffe y Rupert Grint por desmarcarse de sus declaraciones y convicciones, hubo quienes temieron que el trabajo de Essiedu peligrase.
“No tengo el poder para despedir a un actor de la serie y tampoco ejercería ese poder si lo tuviera. No creo en quitar el trabajo de la gente y su forma de ganarse la vida porque tienen creencias legalmente protegidas que difieren de las mías”, expresó la escritora, que se calcula que acumula una fortuna de 1000 millones, sobre todo derivada de las siete novelas de Harry Potter, las adaptaciones cinematográficas y todos los productos derivados.
Con estas declaraciones, también quiere apaciguar la inquietud en los despachos de Warner Bros Discovery, que produce la serie de Harry Potter desde Max. Se teme que, mientras que las películas fueron un evento cinematográfico que recaudó 7.700 millones con sus ocho entregas y se ganaron la simpatía del público, esta nueva adaptación sea una patata caliente constante a nivel de imagen. El posicionamiento político constante de J.K. Rowling contra las personas trans incomoda no solamente porque sea la autora de las novelas sino porque recibe un beneficio económico directo de la adaptación y tiene voz en el proceso de creación.
Los más críticos con Rowling defienden que no se puede consumir su serie ya que percibe ingresos con los que financia campañas contra la comunidad trans
Los más críticos con la escritora, de hecho, llevan a cabo campañas defendiendo que ya no se puede consumir ninguna producción relacionada con Harry Potter. Mientras la obra no tiene nada que ver con su ideología, sí percibe ingresos que a posteriori sirven para financiar campañas contra la comunidad trans en Escocia y en el Reino Unido.
Y, mientras hay un sector del público que ignora esta clase de debates, desde Warner Bros Discovery ya se teme cómo será la promoción de la serie cuando llegue el momento de estrenarla: esquivar preguntas y titulares relativos a la comunidad trans y las declaraciones constantes de Rowling será una misión imposible. En vez de magia y de piedras filosofales, todo apunta que los actores tendrán que posicionarse políticamente al estar tan asociado Harry Potter a esta cuestión.

