De 'Girls' a 'Sin medida': el regreso de Lena Dunham
Comedia
La autora se muda a Netflix para explorar la comedia romántica desde personajes con caracteres extremos

Megan Stalter, conocida por ser la histriónica agente de 'Hacks'.

Una consecuencia de la ficción cada vez más ideológicamente explícita producida desde Estados Unidos es que hay más espectadores que no entienden la ironía, las lecturas que se pueden extraer de una obra o que aquello visto en pantalla es una ficción que no representa de forma literal la moral de quien escribe la historia. Pero, a pesar de esta tendencia, con Girls (2012-2017) ocurre exactamente lo opuesto.
Después de ser criticada durante su emisión por las acciones de los personajes, ahora son muchos quienes entienden hasta qué punto Lena Dunham fue mordaz, consciente, crítica y certera en su representación de la generación millennial. Es oportuno, por lo tanto, que sea precisamente ahora que la actriz, guionista, directora y productora regrese como creadora de ficción con Sin medida.
Desde el desenlace de Girls, Dunham solamente había firmado una serie: la malograda Camping, estrenada apenas un año después. Se había centrado en proyectos cinematográficos como Sharp Stick y El libro de Catherine mientras en televisión se conformaba con otros roles: escribió un capítulo de la estimulante serie juvenil Generation, que también producía, y HBO le confió la dirección del episodio piloto de Industry, posiblemente por el corrosivo tratamiento de los personajes que encajaba con su identidad autoral.
Con Sin medida, sin embargo, regresa Dunham desde todas sus facetas (incluso se reserva un rol secundario como actriz) con un punto de partida coherente con su trayectoria hasta ahora.
La protagonista de 'Sin medida' es Jessica, que es demasiado: un torbellino de personalidad a punto de arrasar con su vida en cualquier instante
Jessica es demasiado. Es un torbellino de personalidad a punto de arrasar con su vida en cualquier instante. El personaje no se presenta desde un terreno cómodo. Con unas copas de más, rompe el cristal de la puerta de su ex y entra a su antigua casa para discutirse tanto con él como con su nueva novia, una influencer estupenda. Se da cuenta de que ha tocado fondo.
Así que, cuando le sale la oportunidad de irse a trabajar a Londres, acepta. Ha visto suficientes adaptaciones de clásicos de Jane Austen y las hermanas Brontë como para sentir que puede encontrar allí una vida distinta y más estructurada. Pero, ya en su primera noche, empieza a enamorarse de un músico llamado Felix que no tiene claro si es su Mister Darcy o precisamente la representación de lo que no le conviene (o ambas cosas a la vez).

Esta reivindicación de los caracteres difíciles, ya una constante en la obra de Dunham, cuenta con una actriz cómica divisiva: Megan Stalter, conocida por su rol de manager en Hacks. Dunham, tras ver su cuerpo diseccionado por culpa de Girls, no se veía preparada para ser otra vez carne de cañón.
En el horizonte inmediato, Sin medida presenta dos interrogantes antes del estreno. ¿Se puede escribir una historia que funcione como una comedia romántica más o menos clásica a partir de personajes tan extremos? ¿Y podrá la Dunham autora mantener su sello en una plataforma como Netflix cuyas series a menudo parecen estandarizarse a nivel de imagen?