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La edad dorada de 'La edad dorada'

Fenómeno adulto

La serie de HBO Max crece en audiencia y en conversación social

Carrie Coon y Morgan Spector son los Russell, cuyo capital desafía la jerarquía social de Nueva York.

Carrie Coon y Morgan Spector son los Russell, cuyo capital desafía la jerarquía social de Nueva York.

HBO Max

Daba la impresión de que La edad dorada siempre sería la versión descafeinada de Downton Abbey. A Julian Fellowes se le contrató para replicar el molde de época a la alta sociedad del Nueva York de finales del siglo XIX en vez de la Inglaterra de principios del XX. Eso hizo con alguna modificación.

Se centró menos en la vida amorosa de la joven protagonista, la sobrina Marian llegada a la ciudad (Louisa Jacobson), y más en los cambios sociales simbolizados por el matrimonio Russell (Carrie Coon y Morgan Spector), de orígenes humildes pero un capital que desafiaba la jerarquía social.

Bertha Russell, dispuesta a cualquier cosa para escalar peldaños. 
Bertha Russell, dispuesta a cualquier cosa para escalar peldaños. HBO Max

Sin embargo, mientras hay obras que se debilitan con la veteranía, La edad dorada se ha impuesto como la serie adulta del verano con la tercera temporada, tanto en términos de audiencia como de conversación social.

En Estados Unidos, en HBO Max, ya acumula 4,6 millones de espectadores en los tres primeros días tras su emisión. Está aumentando su base de espectadores en un 50% con respecto a la segunda temporada, que había dado un paso adelante en cuanto a prestigio con la nominación al Emmy al mejor drama. Esta cifra le valió a Julian Fellowes, que escribe la serie con Sonja Warfield, la renovación por una cuarta temporada.

Pero, más allá de los números, está dominando la conversación de un público cada vez más disperso y fragmentado. Lo hace mediante frases ingeniosas que se convierten en meme (las de Baranski como Agnes van Rhijn), giros de buen folletín y la habilidad de los guionistas de abordar la diversidad racial y sexual desde los rígidos códigos del siglo XIX.

Solo hay que ver en qué punto se encuentra la ficción a falta de un episodio para acabar la temporada: se desconoce si ha muerto uno de los personajes principales, el enlace de Marian y Larry está en el aire y el público todavía se recupera del atropello del carruaje. Pero sobre todo destaca el tratamiento de Peggy Scott, interpretada por Denée Benton, con una perspectiva racial que ha permitido descubrir el funcionamiento de la élite negra.

Denée Benton y Jordan Donica tienen química, sí. Por fin Peggy encuentra a alguien a su altura.
Denée Benton y Jordan Donica tienen química, sí. Por fin Peggy encuentra a alguien a su altura.HBO

Warfield, desde el guion, ha querido denunciar el colorismo dentro de la comunidad negra (o sea, la discriminación de las personas de piel más oscura), pero también le ha dedicado al personaje la trama romántica más cuidada. Y, a partir del Oscar van Rhijn de Blake Ritson, se explora cómo los homosexuales buscaban la forma de sobrevivir y mantener el status en una sociedad heteropatriarcal.

En los dramas de época de espíritu amable, hay una tensión cada vez más latente entre los valores presentes y los de la época retratada, en parte por la polarización política actual y la literalidad con la que se ve la ficción. Se corre el riesgo de reescribir la historia, a menudo con fines turbios o simplemente de forma incauta; de politizar en exceso un género ligero, sobre todo cuando tampoco se busca el realismo de denuncia; o de invisibilizar y victimizar a las minorías.

Blake Ritson es Oscar van Rhijn, que debe ocultar su homosexualidad en sociedad.
Blake Ritson es Oscar van Rhijn, que debe ocultar su homosexualidad en sociedad.HBO Max

En este terreno tan elegante como incómodo, La edad dorada ha encontrado el equilibrio.

Pere Solà Gimferrer

Pere Solà Gimferrer

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