Alan Ball: “En HBO producen series que se parecen a otras series en vez de arriesgar”
Entrevista
El creador de 'A dos metros bajo tierra' y 'True blood' analiza su carrera, el presente de la industria y del canal donde conoció el éxito

Entre el Oscar por 'American Beauty', 'A dos metros bajo tierra' y 'True blood', se puede decir que Alan Ball conoce el éxito y el prestigio.

Alan Ball ganó el Oscar por el guion original de American Beauty. Aparte de agradecérselo al equipo y a su familia, le dedicó el premio a la bolsa de plástico que había visto delante del World Trade Center y que le había servido de inspiración para la película. Después, en un movimiento insólito en la industria, se fue a escribir televisión con la comedia fúnebre A dos metros bajo tierra. Él es uno de los hombres que ayudó a cambiar la percepción de las series: del simple entretenimiento al prestigio artístico. Tras asistir al festival Serielizados, pudimos repasar con él su carrera y cómo ha cambiado la televisión desde que él la revolucionó.
¿Cómo fue inicialmente el pitch de A dos metros bajo tierra?
Después de American Beauty, tuve una reunión con la jefa de programación original de HBO y me dijo: “Siempre he querido hacer una serie sobre una familia que gestiona una funeraria”. Podía ver la serie. Fui a casa por Navidad y escribí un episodio.
El desenlace de 'A dos metros'
“No me acuerdo de quién lo dijo en la sala de guionistas pero, cuando hablábamos de cómo terminarla, alguien bromeó: “Deberíamos matar a todos los personajes””
Con esa serie consiguió lo imposible: escribir el final perfecto.
No me puedo colgar la medalla de haber tenido la idea. No me acuerdo de quién lo dijo en la sala de guionistas pero, cuando hablábamos de cómo terminarla, alguien bromeó: “Deberíamos matar a todos los personajes”. Nos reímos pero después pensé: “Un momento, deberíamos estar con todos los personajes en el momento de su muerte. ¡Claro que tiene que acabar así!”. Me parecía orgánico y me encantó que el público respondiera tan bien.
¿Cómo pasó de allí a True blood?
Después de A dos metros bajo tierra, dirigí una película que vio muy poca gente, Towelhead. En esa época, cayó en mis manos un libro que pensé que era muy entretenido. Era la saga de Charlaine Harris y pensé que daría para una serie muy divertida. Instintivamente, quería trabajar en algo más divertido y menos serio. Intenté vender el proyecto a HBO pero me dijeron que ya tenían otra serie de vampiros en producción. Entonces les avisé que vendería el proyecto a otro canal. Me pidieron que no lo hiciera, ya que formaba parte de la imagen de HBO. Acabaron cancelando el otro proyecto. Todavía me siento mal por ello.

Había quienes necesitaban justificar que les gustaba: le buscaban tesis y profundidad cuando era… diversión.
Sí, para mí solo era diversión. Lo pasamos bomba haciéndola y eso impregnó el contenido. Pero la política que se veía en la serie, los debates sobre la representación de minorías y la discriminación no eran la razón de ser de True Blood. Eran elementos casi decorativos de las tramas.
Da la sensación de que vamos a una era más mojigata. ¿Hoy en día se podría hacer True blood?
Sí que se podría hacer porque HBO, de hecho, ya está desarrollando un reboot. Me parece patético. Pero esto es lo único que hacen en Hollywood: reboots, precuelas, spin-offs, secuelas… La representación del sexo en televisión ha cambiado en los últimos 20 años. Ahora es más gráfico. Imagino que, si vuelven a hacer la serie, intentarán ir un paso más allá.
Sobre seguro
“Hay demasiado dinero en juego y, cuando se trata de dinero, son unos cobardes”
¿Ha cambiado HBO?
Absolutamente. Antes eran pioneros. Con Los Soprano innovaron. Crearon la televisión sin publicidad. Buscaban voces originales y series que no pudieras ver en ninguna otra parte. Con todo el streaming, se han vuelto mucho más corporativos. Ahora en HBO producen series que se parecen a otras series que ya han sido hechas y que han tenido éxito, en vez de arriesgar con algo realmente innovador y fresco. Hay demasiado dinero en juego y, cuando se trata de dinero, son unos cobardes.
En su carrera hay una constante: la homofobia de la sociedad. ¿Cómo hubiera sido su carrera si viviéramos en un mundo sin homofobia?
Definitivamente debo mucho a esta lucha. Yo, como hombre homosexual, he escrito mucho sobre experiencias con las que podía conectar y sentir empatía. Pero no sé cómo habría sido mi carrera. Por ejemplo, en A dos metros bajo tierra, habríamos tenido que encontrar otro conflicto para David. Él tenía problemas para salir del armario, aceptarse tal y como era, sin avergonzarse. Es algo con lo que yo tuve problemas en mi juventud. Ahora ser gay es más fácil, gracias a Dios, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.

Conocemos su obra. ¿Pero qué ve como espectador?
Amo la televisión. Me digo a mí mismo que, como me dedico a esto, es bueno que vea la televisión tantas horas. Acabo de ver La agente encubierta. Me gustó mucho La casa Guinness. También hay una comedia romántica en Netflix que es encantadora: Nadie quiere esto. Dark posiblemente era una de esas series únicas. Y me gusta mucho también la ficción española: La casa de papel, la salvajada de Vis a vis o Sky Rojo.
¿Y en qué trabaja ahora mismo?
Estoy escribiendo un libro. Estos últimos años he intentado arrancar un par de series que no recibieron luz verde y pensé: “Voy a hacer algo para lo que no necesite permiso”. Será ficción