¿Te acuerdas de esa serie llamada 'La casa nostra'?
Crítica
La decisión de estrenar la temporada entera y de golpe en 3Cat ha impedido que tenga un mayor impacto televisivo y cultural
Imagen de 'La casa nostra'.
La casa nostra era la esperadísima nueva serie de TV3: la que iba a recuperar el espíritu de Plats bruts después de años sin producir sitcoms y que, para sumar expectación, estaba creada por Dani de la Orden y Eduard Sola, los hombres detrás del fenómeno cinematográfico de La casa en flames. La unión de estos dos factores habían dado al proyecto una aura de éxito inminente, de evento televisivo, de catarsis catalana en un momento en el que precisamente el público necesitaba humor y nuevos iconos para el imaginario nacional. Pero desde la televisión pública se decidió que La casa nostra se estrenase directamente en la plataforma de contenidos 3Cat y, además, toda la primera temporada el mismo día.
La consecuencia es que, cuando ni tan siquiera hace un mes que se estrenó (llegó el 22 de octubre), La casa nostra parece algo lejano. Ni parece que se hubiera estrenado este otoño. Aquí no se cuestiona si fue un éxito de público o no teniendo en cuenta la penetración de 3Cat en los hogares de Catalunya. Los primeros datos facilitados alardeaban de más de medio millón de reproducciones en la primera semana. Pero lo que está claro es que, en una televisión con el grado de fidelidad de TV3, se desperdició el mayor aliado de La casa nostra para ser un fenómeno: el público en directo que, además, era el target cristalino de la serie también creada por Dani Amor y Oriol Pérez. Crims, Com si fos ahir o Joc de cartes demuestran hasta qué punto la audiencia (líder) del canal entiende de citas televisivas.
“En una televisión con el grado de fidelidad de TV3, se desperdició el mayor aliado de 'La casa nostra' para ser un fenómeno: el público en directo”
La teoría que llevó a relegar La casa nostra a 3Cat era la consideración de que los hábitos del público habían cambiado. Es cierto, sí. El público entre adolescente y millenial puede estar más acostumbrado a ver ficción en diferido y a la carta que en la televisión lineal. Incluso si se hubiera estrenado en abierto, como periodistas habría sido imposible comparar las cifras de audiencia con las de Plats bruts, Jet lag o 13 anys i un dia: son otros tiempos, la audiencia está mucho más fragmentada y, además de haber muchos más canales emitiendo al mismo tiempo, hay plataformas de streaming robando unos espectadores que prefieren hacerse su parrilla televisiva a la carta.
Pero, como también entienden tantas televisiones como la BBC, esta fuga de espectadores no es motivo para menospreciar el lineal, sobre todo cuando es tan sólido como la programación de TV3. La emisión semanal crea una cita televisiva a partir de la cual se puede vertebrar tanto la comunicación de la serie, como el momentum en redes sociales, la conversación informal y también sirve como disparo de salida para quienes prefieren ver los contenidos en una plataforma como 3Cat. El éxito en lineal contribuye a la conversación tanto pública como crítica y mediática, ayuda al boca-oreja, y la emisión semanal permite que la serie en cuestión no desaparezca en una semana.
Porque La casa nostra, al no ofrecer una guía al espectador para una experiencia comunitaria, está siendo víctima de la incapacidad de comentar los episodios. Al no estar en emisión, al no hacer xup xup en las redes, tampoco justifica que los medios se puedan interesar en entrevistar a los actores o guionistas cuatro semanas después. ¿Y las críticas? Donde antes hubieras tenido medios escribiendo críticas semanales o de vez en cuando, comentando aspectos determinados del episodio semanal o su evolución, ahora tenemos el silencio de quienes ya han buscado el siguiente estreno.
Quizá está teniendo mucho éxito en el 3Cat. Pero no cabe duda que sería más exitosa, más popular y más presente si se hubiera emitido semanalmente en TV3, consciente que un sector de su público se la encontraría más tarde en el catálogo de la plataforma.