Una amiga de la pareja ideó una estrategia que logró que el cuidador de Fuengirola volviera a la casa del anciano para pedir perdón por los destrozos en el hogar y el robo de 5.000 euros, según ha informado el Diario Sur. A través de una conversación telefónica, la mujer le hizo creer que todo se solucionaría si se disculpaba por sus acciones. Sin embargo, los vecinos, que ya sabían que él volvería, no dudaron en avisar a la policía, lo que condujo a su detención antes de que pudiera reaccionar.
El incidente empezó el pasado 4 de febrero, cuando Maribel, una vecina del matrimonio, escuchó ruidos provenientes del piso de Paquita y Casimiro, una pareja de octogenarios en Fuengirola. Al principio, pensó que se trataba de una obra en la vivienda, pero pronto descubrió que alguien lo estaba destrozando.
Tras contactar con la empleada de la vivienda, Emi, y corroborar que no había reformas, Maribel vio una caída abundante de agua desde el piso, algo poco común y que la preocupó. Al llamar nuevamente a Emi, la empleada trató de localizar al colombiano que cuidaba a Casi, el octogenario afectado, pero este parecía evadir las llamadas. Finalmente, Maribel decidió llamar a la policía.
Casi estaba tiritando de frío entre los escombros y con un corte en la mano
Cuando Emi volvió a la vivienda, todo el mobiliario, los sanitarios y los recuerdos de toda una vida estaban hechos trizas. Lo más alarmante fue que Casimiro, conocido como Casi, estaba tiritando de frío entre los escombros, con un corte en la mano. Nadie sabía con certeza por qué el cuidador había causado semejante destrucción, pero lo que sí estaba claro era que el dinero que habían retirado del banco, casi 5.000 euros, había desaparecido.
Tras varios intentos de localizar al cuidador, una amiga del matrimonio decidió tenderle una trampa. Hizo creer al hombre que podía arreglar la situación si regresaba y pedía perdón. El cuidador, confiado, volvió a la vivienda, pero los vecinos, al reconocerlo, avisaron rápidamente a la policía. El culpable de los destrozos fue detenido en el acto, y aunque admitió haber causado los daños, negó haber robado el dinero. El juez lo envió a prisión mientras las investigaciones continúan.
Paquita y Casimiro aún no han podido volver a su vivienda, que está siendo reconstruida por amigos y familiares, quienes se encargan de su cuidado mientras se enfrentan a la pérdida de sus bienes y recuerdos.