A la caza de Steve, el autor de un sangriento ritual satánico en una iglesia

Las caras del mal

Los investigadores tardaron 44 años en detener al vigilante de seguridad que violó y mató con un picahielos a una feligresa

A la caza de Steve, el autor de un sangriento ritual satánico en una iglesia

A la caza de Steve, el autor de un sangriento ritual satánico en una iglesia

LVD

El guardia de seguridad señaló a los agentes el dantesco descubrimiento: una joven muerta en el altar de la iglesia. La mujer estaba semidesnuda, boca arriba y con las manos cruzadas sobre el pecho, de la nuca le sobresalía un picahielos y presentaba signos evidentes de estrangulamiento. Además, la víctima había sufrido una brutal agresión sexual introduciéndole una vela de un metro de largo en la vagina. Otra de ellas, la habían depositado entre los senos.

El escenario fue analizado minuciosamente y, pese a las pruebas encontradas, tuvieron que pasar más de cuarenta años para que la ciencia forense confirmase la identidad del responsable. Mientras tanto, el sospechoso principal campaba a sus anchas.

Una riña absurda

Stephen ‘Steve’ Blake Crawford nació el 11 de febrero de 1946 en Los Ángeles, aunque nada se sabe de su infancia, de su adolescencia o de su trayectoria vital antes de los hechos, salvo que formó parte de la policía de Palo Alto (California) durante un tiempo hasta que consiguió un trabajo como guardia de seguridad en la Universidad de Stanford.

En cuanto a su víctima, Arlis Kay Dykema -nombre de soltera-, hacía seis semanas que se había mudado al campus de la facultad junto a su marido Bruce Perry, estudiante de segundo de medicina. La joven, de 19 años, trabajaba como recepcionista en un bufete de abogados local y se había integrado a la perfección en la vida universitaria.

Steve Crawford, el asesino de Arlis Perry

Steve Crawford, el asesino de Arlis Perry

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La noche de autos, el 12 de octubre de 1974, el matrimonio mantuvo una fuerte discusión sobre algo tan banal como un problema con el coche. Parece ser que una de las ruedas se había deshinchado y uno de los dos tenía que encargarse de arreglarlo.

La riña subió de tono y Arlis optó por marcharse y acudir a rezar a la Iglesia Memorial de Stanford. Era una de sus habituales feligresas y sabía que el templo estaba abierto hasta bien entrada la noche. 

Arlis Perry, asesinada por Steve Crawford en el altar de la iglesia de Stanford

Arlis Perry, asesinada por Steve Crawford en el altar de la iglesia de Stanford

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Por su parte, Bruce decidió meterse en la cama sin esperar a que su esposa regresara, y se quedó dormido. Sobre las tres de la madrugada, el joven se despertó y, al no ver a su mujer, decidió llamar a la policía del campus para denunciar su desaparición.

El agente que cogió la llamada invitó a Bruce a esperar 48 horas para presentar la pertinente denuncia. Y es que, en aquellos años, el protocolo para las desapariciones era bien distinto al actual. 

Bruce Perry, marido de Arlis

Bruce Perry, marido de Arlis

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Sobre las 5:45 horas de la mañana, otra llamada a la Oficina del Sheriff del Condado de Santa Clara alertó de la presencia de un cadáver en la iglesia de la Universidad de Stanford. Varias patrullas llegaron a la zona, donde esperaba el vigilante de seguridad del campus. El hombre, llamado Steve, les contó cómo había hallado el cuerpo.

Con un picahielos

Según su versión, el joven se encontraba haciendo la ronda cuando vio la cerradura de una de las puertas de la iglesia forzada. Decidió entrar e inspeccionar el interior, y así fue cómo halló a la mujer asesinada a pocos pasos del altar.

Durante la inspección ocular y recogida de pruebas, la policía científica recabó material genético -más concretamente semen- de una almohada próxima al cuerpo, una huella parcial de la palma de una mano en una de las velas, así como otras improntas alrededor del cuello de la mujer.

La escena del crimen donde encontraron el cadáver de Arlis Perry

La escena del crimen donde encontraron el cadáver de Arlis Perry

Santa Clara County Sheriff

Tanto la posición del cadáver de la víctima como el modo en que había sido asesinada hicieron creer a los investigadores que se trataba de una especie de ritual satánico.

Tras la identificación de la mujer asesinada, todas las miradas se centraron en su marido, el sospechoso principal. Ahora bien, los detectives no encontraron pruebas que lo incriminasen. Ni las huellas ni su ADN coincidían con los vestigios hallados.

Las autoridades trasladan el cuerpo de Arlis Perry

Las autoridades trasladan el cuerpo de Arlis Perry

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El segundo sospechoso fue el vigilante de seguridad de Stanford, Steve Crawford. Pero sus huellas tampoco coincidían. Eso sí, este individuo se negó a facilitar una muestra de ADN en todo momento, lo que hizo desconfiar a los agentes. Pero sin pruebas no podían demostrar nada. Todo se reducía a una mera intuición.

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De hecho, se barajaron varias teorías sobre la autoría de este crimen de naturaleza satánica. Una de ellas, la implicación de David Berkowitz, el conocido Hijo de Sam. El asesino en serie se prestó a colaborar e inmediatamente fue descartado tras cotejar su ADN con el recabado en la escena del crimen. El verdadero asesino andaba suelto y muy cerca.

El ADN

Durante los siguientes años, Steve vivió sin preocupaciones en Palo Alto hasta que cometió un error. El 25 de abril de 1992, el vigilante fue detenido por robar libros, fotografías y artilugios antiguos de las Bibliotecas y del Departamento de Antropología de la Universidad de Stanford.

Se le tomó una muestra de ADN, que quedó registrada en la base de datos, y se catalogó el delito como grave. Un tribunal lo condenó a un programa de trabajo para la comunidad y a dos años de libertad condicional.

Steve Crawfor durante sus años en libertad antes de ser arrestado

Steve Crawfor durante sus años en libertad antes de ser arrestado

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El caso de Arlis siguió irresoluto durante décadas, pero los investigadores al cargo no dejaron nunca de buscar nuevas pruebas. Incluso volvieron a entrevistarse con Steve en el año 2016. Pese a las presiones durante su amigable charla, no consiguieron que derrotara. Seguían sin pruebas.

El giro en el caso llegó en junio de 2018 gracias a significativos avances en las técnicas de análisis y comparación de ADN. Un nuevo cotejo de las pruebas halladas en aquel altar con el banco de datos confirmó una coincidencia del 99,9999%. Se trataba del ADN del sospechoso por excelencia, del escurridizo vigilante de seguridad.

El asesino de Arlis Perry se suicidó antes de ser detenido

El asesino de Arlis Perry se suicidó antes de ser detenido

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El 28 de junio, la policía consiguió una orden de entrada y registro de la vivienda del asesino en San José, a 32 kilómetros de la facultad californiana. Los agentes llamaron y se identificaron, pero el criminal se negó a abrirles. Minutos después, se escuchó un disparo. Al entrar, se toparon con Steve muerto en el sofá y con una pistola en la mano. Se acababa de quitar la vida. Tenía 72 años.

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