Una aerolínea se enfrenta a un pago de nada menos que 2.546 euros a una familia tras cancelar su vuelo. ¿El motivo? La aerolínea les dijo a los pasajeros que fueran al aeropuerto cada mañana para comprobar si había sitio en otro avión.
Según desvela Diario Sur, el matrimonio y sus dos hijas disfrutaron de unas vacaciones en Francia y pusieron rumbo de vuelta a España. Por desagracia, su vuelo de regreso previsto para el 30 de junio de 2022 fue cancelado. Pero la cosa no acaba ahí.
Ryanair no respondió a las reclamaciones
La familia reclamó a Ryanair una solución en el mostrador del aeropuerto, y la única salida que ofreció la compañía les dejó boquiabiertos: la aerolínea les animó a pasarse cada mañana por el aeródromo parisino hasta que tuvieran hueco en uno de sus aviones.
Tal y como apunta Facua-Consumidores en Acción, la aerolínea no les ofreció en ningún momento el abono de los gastos de alojamiento, transporte y comida en los que iban a incurrir si seguían dicho consejo. Facua recuerda que las aerolíneas están obligadas a ofrecerles a los pasajeros en caso de cancelación “comida y refrescos suficientes”, “alojamiento en un hotel” si fuera necesario y “transporte entre el aeropuerto y el lugar de alojamiento”.
La familia, negada a esperar a que hubiera cuatro asientos libres en un futuro vuelo, decidió comprar los billetes de vuelta en otra aerolínea, enfrentándose a un cobro de 1.236 euros. Asimismo, tuvieron que pasar la noche en un hotel, por el que pagaron 198 euros, así como el transporte hasta el alojamiento, que supuso unos 112 euros.
Una vez en España, la familia acudió a Facua para llevar a cabo la reclamación. Según la normativa europea, en caso de una cancelación, los afectados deben recibir una compensación que varía en función del trayecto. Al ser un vuelo de menos de 1.500 kilómetros, dicha compensación ascendía a 250 euros por pasajero. En total, 1.000 euros.
Ryanair no respondió a las reclamaciones de la familia en un primer momento
La asociación de consumidores reclamó esta cantidad a Ryanair por la cancelación del vuelo y por la asistencia que no le prestaron. La aerolínea, sin embargo, no respondió a las reclamaciones. Finalmente, cuando se derivó el caso a la Dirección General de Aviación Civil de Francia (DGAC), Ryanair se puso en contacto con la familia para abonarles el dinero: los 1.546 euros que habían tenido que pagar para poder volver a Alicante, así como los otros 1.000 de la compensación a la que tenían derecho según la normativa europea.

