El álbum de las vidas rotas

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La historia criminal está salpicada de padres destruidos por la muerte violenta de uno de sus hijos que han demostrado un gran coraje a la hora de enfrentarse a la injusticia y hasta a los asesinos

Ester Köves, de 30 años, fue asesinada en abril de 2024 en Budapest

Ester Köves, de 30 años, fue asesinada en abril de 2024 en Budapest 

Anna Belil/Disseny web

La muerte o desaparición de un hijo o la combinanción de ambas circunstancias están consideradas las peores vivencias que pueden padecer unos padres, teniendo en cuenta que biológicamente siempre resulta más lógico que sean los más jóvenes los que despidan a los mayores. Cuentan los especialistas en la elaboración del duelo que una muerte de origen violento o criminal puede agrandar el trauma. La reacción ante tales eventualidades es muy diversa. Hay quienes se encierran y hay quienes, por ejemplo, se convierten en cruzados en pos de la verdad y surgen padres y madres coraje que llegan incluso a implicarse en tareas detectivescas para dar con los culpables y hasta con el paradero de la víctima. El último caso abordado en Dossier Negro pertenece a esta segunda variante. Mónica Ille buscó a su hija Ester hasta dar con el culpable de su desaparición y lograr saber dónde estaba su cuerpo.

Los padres de la pequeña Lucía Vivar, de tres años, aparecida muerta junto a las vías del tren cerca del pueblo de Pizarra, en Málaga, se revelaron contra la versión oficial que señalaba que su pequeña se perdió, se durmió y un tren la alcanzó. Lucharon denodadamente contra la teoría de que el fallecimiento de Lucía fue accidental y no que alguien se la llevó como ellos creían. La versión de que la pequeña caminó cuatro kilómetros sola y de noche junto a las vías hasta quedar dormida es la que se impuso.

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Juan José Cortes (i) y Juan Carlos Quer (d), con el exministro, Rafael Catalá (centro) 

EFE

· En las garras del mal. El 13 de enero en Huelva la pequeña Mari Luz salió a comprar chcuerías y fue raptada por un criminal que la llevó a su casa y acabó por matarla. Su asesino, Santiago del Valle, debía estar en prisión, pero un mal funcionamiento del sistema judicial lo mantenía en libertad. El padre de la víctima, Juan José Cortés, removió cielo y tierra para que un caso como el de su hija no volviera a repetirse. Llegó incluso, con los años, a implicarse en política.

· Un daño atroz. Los padres de la joven Sandra Palo, violada y asesinada por una manada de delincuentes juveniles habituales, parecen consumidos por la tragedia de su hija. A pesar de su precario estado de salud, que achacan a las consecuencias del trauma, no han dejado de pelear para que se endurezca la ley del menor. Solo uno de los cuatro criminales ingresó en prisión, el resto no lo hicieron porque no eran mayores de edad, aunque estaban a punto de serlo.

· Cambiar de piel. Francisco Holgado cambió su aspecto y hasta sus costumbres para parecer alguien cercano al mundo de la delincuencia y acercarse a los que creía asesinos de su hijo Juan. Alguien lo mató en una gasolinera de Jerez de la Frontera en 1995. Por su lucha fue conocido como uno de los primeros padre coraje de España. Su caso fue recogido en una mini serie del director Benito Zambrano en la que se reconstruye la peligrosa y dolorosa odisea de Holgado.

· Desesperación. Al dolor por la muerte de una hija se suma en el caso de los padres de Marta del Castillo la tortura de no saber dónde está el cuerpo de la chica y el regodeo en el dolor del que parecen hacer gala los presuntos implicados en el crimen. Sus cambios de versión, sus mentiras y la ocultación de información cuasan un enorme daño a los progenitores de Marta. Una serie documental de Netflix recopila cuanto se sabe del caso en un intento de reconstrucción de los hehcos con entrevistas a diversos protagonistas.

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