Giro histórico en la investigación del asesinato de Helena Jubany, la joven bibliotecaria de Sentmenat que el 2 de diciembre de 2001 fue asesinada tras ser dos días secuestrada, drogada y finalmente arrojada al vacío desde la azotea de un edificio en Sabadell. Ayer, la jueza de instrucción número 2 de Sabadell decretó prisión provisional sin fianza para Santiago Laiglesia, el principal sospechoso del crimen. Un paso decisivo para que el caso llegue a juicio tras 24 años de incertidumbre.
La jueza decidió encarcelar a Laiglesia después de que este se negara a declarar y evitara responder sobre una prueba directa que lo vincula con el crimen. Un análisis de la Policía Nacional detectó ADN del sospechoso en el jersey que vestía la víctima el día de su asesinato. El hallazgo, según el auto judicial, permite situar al investigado “en el lugar de los hechos y en el momento de producirse, revelando de forma objetiva un contacto físico entre el investigado y la fenecida”. Además, considera que ese contacto podría tratarse de “una agresión física o la maniobra de desvestir a la víctima antes de ser precipitada, lo que “determinaría su participación causal en los hechos”.
El auto judicial aprecia riesgo de fuga y peligro de que influya en el resto de testigos de la Unió Excursionista
La jueza justifica la prisión provisional al considerar que existe riesgo de fuga y de destrucción de pruebas. Asume la tesis de la Fiscalía de que hay peligro de que Laiglesia huya debido a la alta pena de prisión a la que se enfrentaría por el delito de asesinato —25 años— y por el riesgo de que influya en el resto de testigos que pueden conocer lo que ocurrió el día del crimen, todos ellos amigos del investigado en la Unió Excursionista de Sabadell (UES). “Presumiblemente en el delito intervinieron varias personas que han quedado fuera de la causa por diversos motivos. Podría aprovecharse Laiglesia para, estando en libertad, presionar o influir en tales personas”, resalta la jueza. La familia siempre ha denunciado la existencia de un pacto de silencio entre los miembros de la entidad para no desvelar lo qué ocurrió la noche del crimen.
Nuevos indicios que antes no existían
En 2005, Laiglesia fue desimputado de la causa al considerar que no había pruebas suficientes para llevarlo a juicio. Su pareja, Montserrat Careta, encarcelada por este caso, se suicidó en prisión clamando por su inocencia. Ayer, su hermana y familiares desplegaron una pancarta contra la violencia machista mientras Laiglesia entraba al juzgado.
Durante la investigación, las sospechas se centraron en Laiglesia, Montserrat Careta y Ana Echaguivel, todos ellos miembros de la Unió Excursionista de Sabadell, entidad a la que se apuntó la víctima al mudarse a la ciudad. Echaguivel también se sometió a una prueba de ADN el mes pasado que resultó negativa por lo que todo indica que quedará fuera de la investigación.
La familia de Helena Jubany celebra la prisión provisional de principal sospechoso del crimen
La jueza, en cambio, ve clara la participación de Laiglesia y de la fallecida Careta en los hechos. Ambos vivían en el edificio desde donde se arrojó a la víctima. La jueza destaca que Careta no pudo cargar sola el cuerpo hasta la azotea y tuvo que ser auxiliada por alguna persona, “siendo la primera opción razonable su compañero sentimental, quien convivía con ella”. También recuerda que en el registro en el domicilio de ambos se encontraron cerillas como las que se usaron para quemar el cuerpo de la víctima y medicamentos como los utilizados para drogarla.
Además, los días en que Helena Jubany estuvo desaparecida, a partir del 30 de noviembre de 2001, la pareja se esmeró en dejarse ver. A ojos de los investigadores fueron unas maniobras con las que querían fabricarse una coartada. La jueza señala que la tarde del 30 de noviembre la pareja fue a ver un partido en la Nova Creu del Sabadell, cuando Helena Jubany ya había desaparecido y estaba presuntamente secuestrada en su casa. Al día siguiente, Laiglesia y Careta se apuntaron a última hora a una excursión de la UES a Artés de la que se marcharon antes porque Careta dijo encontrarse mal. Aquella noche, Helena Jubany fue asesinada.
La víctima recibió meses antes del crimen —el 17 de septiembre de 2001 y el 9 de octubre de 2001— dos anónimos con dos bebidas adulteradas con benzodiacepinas. Los investigadores siempre sospecharon que aquello sirvió de experimento antes de la comisión del crimen. La jueza atribuye la redacción de los anónimos a Laiglesia y a Xavi Jiménez, que era amigo suyo y que también está imputado. El siguiente paso, si la familia o la Fiscalía no pide más pruebas, será enviarlos a juicio por asesinato.
“Se empieza a romper la impunidad”
El padre y el hermano de Helena Jubany, que esperaban a las puertas de los juzgados, se abrazaron visiblemente emocionados tras conocer la decisión de la jueza, conscientes de que se despeja el camino para esclarecer quién acabó con la vida de la joven hace 24 años. “Se empieza a romper la situación de impunidad para llevar a la justicia a los autores del asesinato de Helena Jubany”, expresó el abogado Benet Salellas.


