Para muchos, diciembre solo significa una cosa: llega el momento de vivir la Navidad. Las fiestas, las luces, los regalos, las reuniones y reencuentros con la familia… Y la posibilidad de convertirse en uno de los nuevos millonarios del país gracias al Sorteo Extraordinario de la Lotería.
Todos los años soñamos con lo mismo: ser uno de los agraciados con el número afortunado que sea premiado con 400.000 euros al décimo. Para ello, muchos recurrirán a métodos imposibles, aunque lo más habitual es desplazarse y tratar de conseguir uno de los décimos que venden las administraciones que han sido más agraciadas con el paso de los años.
Varios trabajadores colocan los bombos y el resto de elementos que se utilizarán en el Sorteo Extraordinario de Navidad.
A pesar de que en cualquier administración se pueden adquirir participaciones para el sorteo, sí es verdad que algunas de ellas parece que se han convertido en una especie de destino de peregrinación para muchos esperanzados y supersticiosos. El resultado, colas de hasta cinco horas para conseguir un décimo.
Administraciones que desde el mes de julio reúnen a compradores ansiosos por conseguir un décimo, como La Bruixa d’Or en Lleida, Doña Manolita en Madrid o Sagasta “la de los millones” en Sevilla; reciben miles de clientes al día que esperan pacientemente las largas colas para hacerse con sus participaciones.
Un matemático explica por qué no tiene sentido hacer cola en las administraciones que más toca el Gordo de Navidad.
Sobre esto precisamente han querido indagar en Espejo Público, presentado por Susanna Griso, donde han contado con la opinión de un experto en matemáticas para poder tratar de entender la obsesión de algunos por comprar un décimo de estas administraciones.
David Orden, catedrático en Matemáticas de la Universidad de Alcalá de Henares, explica en el programa de Antena 3 por qué no merece la pena la cola en las administraciones “donde toca el Gordo” de Navidad. Una cuestión que llegaba después de ver imágenes de decenas de personas haciendo fila durante horas en Doña Manolita, en pleno centro de Madrid, impasibles ante las inclemencias del tiempo.
Orden explica que no tiene sentido hacer las colas, desde el punto de vista de la probabilidad.
“Lo entiendo como parte de una tradición, pero si es porque piensan que les va a tocar más fácilmente, lo entiendo un poco menos”, comenzaba diciendo el matemático. Es cierto. La probabilidad de llevarnos el Gordo es de 1 entre 100.000; con un mismo porcentaje para el segundo y tercer premios. Aún así, como señaló Susanna Griso, nos dejamos llevar por la ilusión.
“Esto tiene un componente emocional muy fuerte”, admite el experto, que comparte con la presentadora que la “ilusión” que desde hace años vende la Lotería de Navidad es uno de los elementos que más impulsa a la compra de décimos. “Esta tradición con la familia y otras cosas hacen que perdamos un poco la racionalidad”.
La probabilidad de ganar el Gordo (400.000 euros por décimo) es de 1 entre 100.000, es decir, de un 0,001%.
Para ilustrar lo que trataba de decir, el matemático acudía al programa con una fuente llena de garbanzos comunes, entre los que destacaba un pequeño garbanzo de color negro. “Esta es la probabilidad de que nos toque no solo el Gordo, sino cualquier premio”, explicaba. “Son como 25 kilos de garbanzos, echamos uno negro y esa sería la probabilidad”.
En el bombo se introducen 100.000 bolas de números, por lo que la probabilidad de ganar el Gordo es de 1 entre 100.000 (un 0,001%)
En el programa, conectaban en directo con Doña Manolita, donde uno de los reporteros de Espejo Público se encontraba en la cola con algunos compradores. Dos de ellas, a pesar de las opiniones del matemático, aseguraban que “la ilusión no tiene precio” y que “vale la pena” hacer la cola. “Es la ilusión que tenemos de hacer la cola aquí”.
En loas administraciones de lotería “especialmente afortunadas”, donde se suelen formar colas interminables.
¿Por qué tocan más unos números que otros?
La presentadora no quiso dejar escapar la oportunidad de preguntar al experto en probabilidades y estadística por qué tocaban más unos números que otros. En la cuenta atrás para el sorteo, es uno de los temas más comentados, con el 29 -la fecha de la dana que arrasó buena parte de la provincia de Valencia-siendo una de las terminaciones más demandadas.
“Al igual que si lanzamos una moneda puede salir cara dos veces, con los bombos pasa lo mismo. Es una cosa totalmente aleatoria”, explicó el matemático. “Los bombos no tienen ninguna manera de acordarse de qué número ha salido la vez anterior. Cada uno de esos 100.000 números tiene la misma probabilidad”.
