Kilian Jornet, uno de los mayores referentes del alpinismo y el trail running, visitó La Revuelta de David Broncano para hablar sobre sus hazañas en la montaña. El atleta sorprendió al público con anécdotas que desafían los límites de la resistencia humana, desde cruzar los Pirineos en una travesía de 40 horas con solo una hora de sueño hasta subir dos veces el Everest en menos de una semana.
Sin embargo, lo más impactante fueron sus relatos sobre las alucinaciones que ha experimentado en plena expedición. “En tiradas largas empiezas a tener alucinaciones”, explicó. “No quiero drogas, pero te tiras 40 horas en el monte y es parecido”.
Uno de los episodios más llamativos ocurrió durante su doble ascensión al Everest en 2017. Tras su primera subida, que completó en 26 horas sin oxígeno ni asistencia, decidió repetir la hazaña cinco días después, logrando hacer cumbre en 19 horas. Pero la fatiga extrema y la falta de oxígeno le jugaron una mala pasada en el descenso. “Me seguía un tío, me hacía responsable de él, pero a la vez sabía que era una alucinación”, confesó.
Jornet explicó que, en ese momento, su cerebro estaba al límite y mezclaba la realidad con las visiones. “Yo estaba como super responsable. Y estaba puteado. 'Qué putada, que tengo que sacar a ese chaval de aquí, con lo rápido que era yo si estuviera solo… Pero tengo que sacarle de aquí'”, relató.
Me seguía un tío, me hacía responsable de él, pero a la vez sabía que era una alucinación”
A pesar de ser consciente de que la persona no existía, no podía deshacerse de la sensación de que debía ayudarlo. La situación se complicó aún más cuando una tormenta le sorprendió a 8.300 metros de altitud. “Llegué a un punto en el que no sabía si estaba soñando o si estaba despierto”, explicó. En ese estado de confusión, llegó a plantearse una decisión extrema: “Cuando sueñas y saltas, te despiertas. Pensé: ‘Si salto, me despierto’. Pero, claro, si no estoy soñando, vaya putadón, porque me mato”.
Por suerte, su instinto le hizo reaccionar a tiempo. “Antes de ese momento dije: ‘No, para, para, cálmate’. Descansé cinco minutos, volví a oxigenar el cerebro y busqué una ruta para bajar”, recordó.
Una infancia a 2.000 metros
Una vida en la montaña
Desde su infancia, la montaña ha sido su hogar. Criado en un refugio a 2.000 metros de altitud, su vida giró en torno a la naturaleza y la exploración. “Salía del cole y me iba a jugar con los árboles, a tirar piedras al río. Lo mamé desde niño”, contó.
Este vínculo con la montaña es tan fuerte que, incluso en sus momentos de descanso, prefiere mantenerse lejos del mar y la ciudad. “Tengo el fiordo, el mar, a 20 metros de mi casa y no bajo al mar”, comentó. De hecho, recordó una anécdota con su esposa, también atleta, durante unas vacaciones en Isla Mauricio. “Al primer día que estuvimos libres fuimos a la playa, nos miramos y cambiamos los billetes para volver a la montaña a esquiar. ¿Qué íbamos a hacer un día entero en la playa?”, dijo entre risas.
Sobre sus entrenamientos, explicó que acumula unas 30 horas semanales en la montaña con un desnivel positivo de 5.000 metros. En sus desafíos, ha completado carreras de hasta 170 kilómetros sin parar y en una ocasión cruzó los Pirineos en una travesía de 40 horas seguidas con solo una hora de sueño. “Cogí la bici y me iba durmiendo. Suerte que había un coche detrás y me pitó”, recordó.
Preguntas clásicas
Un enfoque distinto sobre el dinero y el consumo
A pesar de su éxito y reconocimiento mundial, Jornet tiene una visión muy austera sobre el dinero. “He ganado pasta y más de la que necesito. En mi cuenta bancaria debo tener 150.000 o 200.000 euros, que es mucho más de lo que necesito”, afirmó. En lugar de acumular riqueza, prefiere reinvertir sus ingresos en su Fundación Kilian Jornet, enfocada en la preservación de los espacios de alta montaña. “El mejor futuro que le puedo dar a mis hijas es que vivan en un planeta mejor”, aseguró.
Jornet también compartió su filosofía para evitar el consumismo. Antes de comprar algo, se hace siempre la misma pregunta: “¿Quiero comprar esto? ¿Lo necesito?”. Para él, la vida en la montaña y la autosuficiencia son prioridades por encima de cualquier lujo material.
Con 37 años y una carrera repleta de récords, Jornet sigue en busca de nuevos retos. El verano pasado completó un desafío monumental: escalar las 82 cimas de más de 4.000 metros en los Alpes en solo 19 días, combinando trail running, alpinismo, escalada y ciclismo.
A pesar de haber conquistado las cumbres más altas del mundo, su mayor motivación sigue siendo la misma de siempre: “A mí me gusta esto”, dijo con naturalidad. Para Kilian Jornet, la montaña no es solo un desafío, sino su hogar.